Segunda ola

La Navidad más fúnebre de Alemania

Los empleados del crematorio y el registro civil de la zona más golpeada por el coronavirus en Sajonia han trabajado los festivos para evitar que se acumulen los cadáveres

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La pandemia hace estragos en Alemania, que, entre el resto de países europeos, hasta ahora había podido evitar una catástrofe mayor. Con un récord de fallecidos el mismo día de Navidad, el jueves, con 32.195 nuevas infecciones en tan solo 24 horas y con un máximo de decesos el miércoles con 952 fallecimientos, los alemanes encaran las Navidades más fúnebres que recuerdan en medio de amplias restricciones de la vida social.

La región de Sajonia, en el este de Alemania, es la más afectada en este momento. En la ciudad de Zittau, en la frontera con Polonia, es tal el número de cadáveres que llegan cada día que el crematorio ha tenido que almacenar los cuerpos fuera de las instalaciones del mismo. En un almacén en el que normalmente se guardan sacos de arena para posibles inundaciones, se ha comenzado a almacenar a los fallecidos de la zona. El registro civil abrirá sus puertas durante cuatro horas incluso en los días de fiesta exclusivamente para expedir certificados de defunción, ya que son necesarios para poder realizar las cremaciones. Tratarán así de evitar un colapso aún mayor de cadáveres.

El alcalde Thomas Zenker explicaba al diario «Die Welt» que «los colegas de nuestro registro civil están haciendo turnos extra para poder expedir los certificados de defunción». Todos los implicados en el proceso de enterramiento y cremación estarían «al límite de sus capacidades».

En la última semana de noviembre, se registró una sobremortalidad en dicho Estado oriental de hasta el 46%. También en la ciudad de Hanau el crematorio no para de trabajar y el ayuntamiento ha puesto un camión frigorífico a las puertas del cementerio para albergar los cuerpos que no caben en la morgue. En Sajonia, hay diez crematorios con capacidad para almacenar 1.700 cuerpos y estarían al límite de su capacidad.

El presidente de la Asociación de Enterradores sajones, Tobias Wenzel, explicaba el miércoles en la televisión privada RTL que «nosotros, los enterradores, estamos vaciando las residencias. Ello me pone triste y enfurecido». Los familiares de los fallecidos le preguntan a menudo por qué no se ha protegido mejor a sus allegados de infectarse con el virus.

Hay brotes activos en residencias de ancianos y dependientes en todo el país. Mientras durante la primera ola uno de cada tres fallecidos vivía en una de estas instalaciones, en la segunda ola alemana los más mayores están siendo los más afectados. En regiones como Schleswig-Holstein hasta un 80% de los fallecidos vivían en residencias. La canciller Angela Merkel se disculpaba en verano por haber aislado las residencias durante la primera ola y prometió a los alemanes que éstas permanecerían abiertas. Sin embargo, no se ha aplicado un protocolo unitario para las visitas, de modo que la dirección de los centros decide si los familiares que vienen a ver a los internos tienen que someterse a test o no.

Su ministro de Sanidad, Jens Spahn, se disculpaba ante los alemanes por los errores cometidos por su ministerio en relación a la compra y reparto de mascarillas. En medio de la segunda ola y a pocos días de Navidad, Sanidad repartía por primera vez en toda la pandemia mascarillas a los jubilados y a las personas con enfermedades crónicas, mientras las cifras de infectados y fallecidos marcaban fúnebres récords.

El número de muertos es correlativo al de nuevos contagios, que se mantienen en un número muy alto con más de 20.000 casos al día, así como de ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos. En 23 distritos y ciudades alemanes no hay más camas de UCI libres y se espera que en los próximos días se agudice aún más, ya que el pico máximo de contagios –por el momento– se producía hace tan solo una semana. Debido al largo período que los pacientes permanecen en UCI la Sociedad para la Medicina Intensiva espera que hasta final de enero no se empiece a relajar la situación si las medidas surten el efecto esperado. Es por ello que dicha sociedad pedía el martes al Gobierno que consulte al gremio de expertos del Consejo Ético para que éste establezca claras normas para un posible triaje de los pacientes. Es decir, que se determine quién tendría prioridad de ser tratado si no hay camas de UCI disponibles.

Alemania está cerrada en estos días de fiesta: no hay bares, ni tiendas, ni se permiten las pernoctaciones turísticas. Solamente los supermercados, las farmacias y otros servicios de primera necesidad están disponibles hasta el 10 de enero, pero se espera que el cierre se prolongue.

Desde el miércoles todas aquellas personas que lleguen de una zona de riesgo al Estado de Baviera tendrán que someterse a un test obligatorio, así como a la cuarentena que ya existía en estos casos. El ministro de Sanidad alemán ha alabado la medida, al tiempo que alertaba de que se están produciendo muchos viajes de residentes a países de Europa del Este y que «se podría provocar una tercera ola» a la vuelta. La preocupación volvió a aumentar en Alemania ayer, cuando se confirmó el primer caso de coronavirus de la nueva cepa. «La variante mutante B.1.1.7 del coronavirus fue detectada hoy en una mujer que entró desde Reino Unido el domingo», informó el ministerio de Sanidad germano.