Crisis política en Italia
Draghi suma apoyos para un Gobierno europeísta
El primer ministro saliente, Giuseppe Conte, allana el camino para que el ex presidente del BCE forme su Gabinete de tecnócratas
“Gobierno Ursula”, el término comenzó a utilizarse en el verano de 2019. Ursula Von der Leyen acababa de ser elegida presidenta de la Comisión Europea, con el apoyo en Italia de los socialdemócratas del Partido Democrático (PD), Forza Italia de Silvio Berlusconi y el Movimiento 5 Estrellas (M5E). La sorpresa en este conglomerado europeísta era la posición del M5E, que a la vez gobernaba el país junto a Liga de Matteo Salvini. El Ejecutivo de ‘grillinos’ y liguistas, formado un año antes, se había presentado como un desafío a la UE. La tensión llegó a momentos críticos. Pero en julio de 2019 las arenas movedizas de la política italiana ya estaban en plena ebullición.
Un mes después se produjo la famosa escena de Salvini en bañador pidiendo plenos poderes en unas hipotéticas elecciones. En el Cinco Estrellas, como en el resto de partidos, habían intuido este movimiento y tenían terreno andado. El europeísmo se convirtió en argumento de base para formar un nuevo Gobierno y prescindir de Salvini, que se había convertido en un socio incómodo para sus aliados y en una pesadilla para la UE. En Bruselas respiraron aliviados. el PD y el M5E formaron una nueva alianza, mientras que Berlusconi prefirió permanecer resguardado en la coalición de derechas. Ahora la operación se podría repetir. Tras los primeros contactos de Mario Draghi para formar Gobierno, socialdemócratas, Forza Italia y los ‘grillinos’ podrían convertirse en socios.
El dilema en el Movimiento 5 Estrellas
El mayor dilema lo tienen en el M5E. Todavía no hay una posición firme, pero en las últimas horas han ido cambiando sensiblemente las señales. Tras la negativa rotunda de las primeras horas a un Ejecutivo tecnócrata, ayer todos los mensajes iban en dirección contraria. El ministro de Exteriores en funciones y hombre fuerte del partido, Luigi Di Maio, emitió una nota agradeciendo su decisión al presidente de la República, Sergio Mattarella. “El M5E, a mi juicio, tiene el deber de participar, escuchar y asumir una posición sobre la base que los parlamentarios decidan. Somos la primera fuerza política en el Parlamento y el respeto institucional está por encima de todo”, escribió. No es mucho, pero es que la primera respuesta fue “ni hablar”.
Más tarde se pronunció la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi, también del M5E, ya con un llamamiento claro a apoyar la investidura de Draghi. Y, por último, se produjo la comparecencia más esperada, la del primer ministro saliente, Giuseppe Conte, que se había mantenido en silencio durante dos semanas. “No seré un obstáculo para la formación del nuevo Gobierno, trabajaré por el bien del país. Buscad a los saboteadores en otra parte”, dijo. El abogado, que no pertenece al M5E pero que fue elegido por el partido, pidió que haya un Gobierno político y no técnico. Es decir, que los ministerios se los repartan los partidos y no figuras institucionales. El ofrecimiento del Cinco Estrellas a seguir en el poder era evidente.
Conte, ¿futuro líder del M5E?
Conte ha salido a empujones del Palacio Chigi y el M5E derrotado en su defensa. La disyuntiva ahora para el movimiento pasa por colaborar activamente en el próximo gabinete o replegarse en la oposición, pese a haber sido la fuerza más votada en las últimas elecciones. Esta última opción le permitiría recuperar sus viejas esencias de partido protesta, mientras que la línea continuista los presenta como una alternativa responsable. De esta manera, Conte dio ayer un paso adelante como futuro líder del M5E.
La decisión de los ‘grillinos’ provoca además un temblor que llega hasta la otra parte del arco parlamentario. Para que Draghi cuente con mayoría necesita el apoyo -o al menos abstención, para obtener mayoría simple- del M5E o la Liga. Pero si el Cinco Estrellas se decanta por el voto a favor, esto deja las manos libres a la Liga. El partido de Salvini puede así capitalizar la oposición. Los argumentos son evidentes: un Gobierno tecnócrata, unos bochornosos arreglos políticos y la imposibilidad de acudir a las urnas cuando hace años que las encuestas otorgan una victoria clara a la derecha. Así, Salvini se desmarcó ayer definitivamente de Draghi. Y con él, Giorgia Meloni, de los ultraconservadores Hermanos de Italia. Meloni había sugerido la abstención, pero quizás ya no sea necesaria.
Porque la otra pata de la coalición de derechas, Forza Italia, mostró ayer su disponibilidad de apoyar a Draghi. Berlusconi, que ha estado convaleciente, siguiendo la trama desde la lejanía, estará hoy en Roma para transmitírselo directamente al ex presidente del BCE. En las grandes ocasiones no hay videoconferencias que valgan. De esta forma, la coalición de derechas, que había permanecido unida hasta ahora, se rompe. De hecho, a las anteriores consultas había acudido en bloque, mientras que en estas cada uno de los partidos se presenta por separado.
La ronda de negociaciones acaba el sábado al mediodía
Draghi inició ayer esas negociaciones con los partidos minoritarios, entre los que obtuvo un respaldo mayoritario. Se daba por descontado y sus escaños por sí solos no son suficientes. Hoy le toca el turno al PD y a Italia Viva de Matteo Renzi, que muestran un apoyo firme; y también a Forza Italia, que deberá ratificar su postura favorable. La ronda terminará el sábado al mediodía, cuando se reunirá primero con la Liga y, a continuación, con el Movimiento 5 Estrellas. En ese momento se comprobará si se confirma el acercamiento del M5E o toca rehacer de nuevo las cuentas.
Lo que ya ha logrado la operación pilotada por Matteo Renzi es dividir tanto al M5E, como al bloque de derechas, sus dos principales antagonistas. Pese a lo cuestionable de las formas, se trata de una clara victoria política para Renzi. El eje entre europeístas y euroescépticos ya estaba presente, pero con la llegada de Draghi se convertirá en determinante a la hora de escoger bando.
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