Escasez de gasolina
Sin gasolina en Reino Unido: el Ejército contra el caos «British»
Ante el déficit de transportistas y el pánico al desabastecimiento, el Gobierno de Johnson no descarta desplegar a los militares en la crisis de combustible de Reino Unido
Hace tiempo que Downing Street había guardado en un cajón los planes de contingencia para el escenario de un Brexit sin acuerdo. La salida de Reino Unido de la UE se ejecutó a efectos prácticos el pasado enero con un pacto comercial que finalmente se consiguió in extremis. No obstante, el Gobierno de Boris Johnson se ha visto obligado ahora a desempolvar ciertos documentos donde se especifican las medidas a seguir en caso de una grave crisis en el país por falta de suministro. Entre ellas, la posibilidad de sacar el Ejército.
Desde el viernes por la noche, el país vive sumido en el caos ante la falta de combustible en las gasolineras. El 90% de las estaciones independientes tienen vacíos los surtidores y el resto no tiene para mucho más de dos días. Esto está creando grandes problemas de tráfico ante las colas kilométricas de aquellos que esperan hasta dos horas para llenar el depósito en las estaciones que aún pueden dar servicio. Reino Unido no tiene escasez de combustible. Lo que sufre es un déficit de hasta 100.000 transportistas. No hay una única causa detrás de la crisis. Pero no cabe duda que el Brexit ha sido un punto de inflexión.
El titular de Medioambiente, George Eustice, aclaró ayer que, pese a los insistentes rumores esparcidos por los medios, «por ahora no hay planes de involucrar al Ejército». «Lo más importante es que la gente compre la gasolina como lo haría normalmente. No hay escasez. Ha habido algunas carencias de transportistas que lleven el combustible, pero bastante limitadas», tranquilizó el ministro, al tiempo que algunas gasolineras hablan de un repunte del 500% en la demanda frente a la pasada semana.
No obstante, los rotativos, incluso la BBC, insisten en que Downing Street no descarta activar en cualquier momento la «Operation Escalin» para que varios cientos de soldados se pongan ahora al frente de camiones cisterna. Y no se descarta que, tras las gasolineras, comiencen a dar apoyo también a los supermercados porque la falta de camioneros también está dejando baldas vacías.
Brian Madderson, presidente de la Asociación de Minoristas de Petróleo, atribuyó ayer la crisis a que «alguien filtró una información confidencial de BP en una reunión del Gabinete hace unos diez días». «Teníamos problemas de escasez de conductores que llevaran tanques de combustible, pero en ese momento no era una situación crítica», dijo Madderson, convencido de que esa filtración provocó pánico a la hora de comprar en los principales centros urbanos.
Frente al caos, el Gobierno anunció el pasado fin de semana 5.000 visados temporales para que conductores extranjeros cubran vacantes en los próximos tres meses, una medida que las patronales del transporte tachan de insuficiente.
Asimismo, el Ejecutivo ha elevado la jornada de trabajo de los conductores de vehículos pesados de 10 a 11 horas diarias y de 90 a 99 horas quincenales, reduciendo también los periodos de descanso. También ha cambiado los exámenes, eliminando, por ejemplo, la necesidad de que los conductores de automóviles que remolcan caravanas realicen una prueba adicional. Los sindicatos denuncian que esto solo está poniendo a los trabajadores en riesgo.
Antes de que los británicos salieran de la UE e impusieran la nueva y estricta normativa de inmigración, la industria del transporte británica ya se enfrentaba a un desafío de reclutamiento demográfico a largo plazo en un momento de aumento significativo de la demanda. Más de un tercio de los conductores de vehículos pesados tienen más de 55 años y en los últimos 18 meses alrededor de 55.000 conductores británicos han abandonado la industria.
El trabajo es duro. Las jornadas son largas y solitarias. Muchas paradas de camiones tienen servicios limitados de catering y baños y los sindicatos llevan tiempo presentando quejas justificadas que ni la industria ni el Gobierno se han tomado en serio.
La solución para las empresas, sin embargo, no fue mejorar las condiciones y pagar más para atraer nuevos empleados, sino mirar hacia Europa del Este para llenar los vacíos. Pero el Brexit arruinó su estrategia con la pérdida de unos 20.000 conductores comunitarios. Y la pandemia dio la puntilla obligando a cancelar unos 40.000 exámenes previstos para conceder nuevas licencias. Por no hablar de todo el incremento de pedidos que se llevó a cabo durante los confinamientos.
Tradicionalmente, Reino Unido había confiado además en los transportistas europeos para enviar la mayoría de las mercancías de la UE que llegan al país y llevarse las exportaciones en el viaje de regreso. Ahora, sin embargo, con la salida del bloque, los retrasos y el papeleo por las nuevas normativas de aduanas que hay en la frontera hacen que el viaje sea mucho menos atractivo tanto para los conductores comunitarios como para su empleadores, cuando hay trabajo más que suficiente cerca de casa.
✕
Accede a tu cuenta para comentar