Telecomunicaciones

Por qué son tan importantes los cables submarinos y qué relevancia tiene sobre el mundo la erupción de Tonga

Más del 95% de las telecomunicaciones se realiza a través de esta vía, que une un mundo globalizado con un tamaño no superior a los diez centímetros

Cables submarinos
Cables submarinosTania Nieto

Es un hecho que el mundo tal y como lo conocemos se ha globalizado gracias a los adelantos tecnológicos que han facilitado las transacciones internacionales comerciales y financieras. Que los ciudadanos de la Tierra tengan Internet en casa es el resultado de más de un siglo de esta forma de comunicación, que ha ido acelerándose y mejorando con el paso del tiempo.

Los primeros cables comenzaron a instalarse ya a finales del siglo XIX para la red de telégrafos, la primera de ella creada en 1866 para conectar Reino Unido con Estados Unidos, aunque, según informa Servimedia, hubo un proyecto anterior más de diez años atrás pero que no tuvo éxito. En sus primeros pasos, los cables solo eran capaces de transmitir mensajes en código Morse, pero ahora pueden llevar voz, datos o señal de televisión. Todo por un tubo de acero recubierto con silicona que no tiene más de diez centímetros de diámetro y que en su interior contiene hebras de fibra de vidrio.

Pese a que se habla mucho de las telecomunicaciones por satélite, estas solo representan entre un 3% y un 4% del tráfico global de datos. El resto, se realiza a través de cables submarinos de fibra óptica. Más de mil millones de metros instalados desde el siglo XIX para trasladar datos a grandes distancias. Su relevancia se puede resumir en hecho tan actual como catastrófico, y cuyas consecuencias pueden ser todavía peores: Tonga.

La situación actual de la nación es crítica y la isla Hunga Tonga-Hunga Ha’apai prácticamente ha desaparecido. La erupción volcánica submarina cerca de Tonga desencadenó un tsunami el pasado sábado, que incluso llegó a naciones como Nueva Zelanda, Japón o Perú. Asimismo, la nación ha quedado incomunicada tras la explosión.

Los primeros cables fueron de cobre para operar el servicio de telégrafo, pero comenzó a instalarse los cables de fibra óptica en la década de 1980. Los cables contienen varios repetidores, que aumentan la señal a lo largo de unos 100 kilómetros. La “autopista” de cables clave se encuentra en el Océano Atlántico, conectando Europa y Norteamérica. Otra gran autopista es la que une Estados Unidos con Japón, China y países asiáticos en el Pacífico. Y también existen cables que conectan Centroamérica y Sudamérica, así como estos llegan hasta Miami o México.

Uno de los proyectos que se están formando en las últimas semanas es el que podrá transportar energía renovable desde Marruecos al Reino Unido, el cual será el más grande del mundo (3.800 kilómetros de longitud) y en el que la firma británica Xlinks proyecta levantar una central eléctrica, solar y eólica en la región marroquí de Guelmim-Oued Noun.

Estos cables son tan vitales como vulnerables. Se han registrado casos de daños accidentales por anclas de embarcaciones o actividades pesqueras. Incluso por la mordida de tiburones. Su vulnerabilidad también se refleja en los desastres naturales, de ahí que Tonga vaya a estar incomunicada durante varias semanas. Un terremoto de magnitud 7 en la costa de Taiwán también afectó tanto a la isla como a otros países asiáticos, con caídas severas de los servicios de internet y las transacciones financieras.

Se requieren barcos especiales para levantar un cable desde el fondo del océano y realizar reparaciones en la superficie cuando sea necesario, quitando el tramo dañado y volviendo a empalmar el resto. En el caso de Tonga, Southern Cross está dando asistencia técnica a la empresa Tonga Cable Limited, propietaria del cable de 872 km que une Tonga con Fiyi, y de allí se conecta al resto del mundo, según explica AFP.

También tiene su importancia política estratégica. El ministro de Defensa de Reino Unido, Ben Wallace, anunció el año pasado que la marina británica construiría un nuevo barco para proteger los cables. Entre otras razones, Wallace destacó el “profundo interés de Rusia” a BBC. Y es que el país liderado por Vladimir Putin ya ha estado acusado de intentar sabotear el cable submarino de Noruega, que en las últimas semanas, presentó alteraciones en uno de los dos cables que conectan la isla de Svalbard con la parte continental noruega, un sistema de cable de casi 1.400 kilómetros, según Space Norway.

Un informe de la Industria de Telecomunicaciones Submarinas explica que hay alrededor de 1,5 millones de kilómetros de cable instalado en el fondo del mar, con el que se podría dar la vuelta al mundo más de 35 veces. España cuenta con importantes infraestructuras de cable submarino, por ejemplo, el cable Tata TGN de Bilbao, así como otros que pasan por el Mar Mediterráneo, en puntos como Barcelona, Valencia o Mallorca.