Oriente Medio
EE UU abate al cabecilla del ISIS, Ibrahim Hashimi, que se escondía en el norte de Siria
En la misión de las fuerzas especiales, en la que participaron 50 soldados y cuatro helicópteros, murieron varias personas, incluidos niños, al detonar el terrorista el chaleco explosivo que portaba
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado este jueves la muerte del líder de Estado Islámico (Isis, Daesh),Abú Ibrahim al Hashimi al Quraishi, durante una operación llevada a cabo por las fuerzas especiales estadounidenses en la provincia siria de Idlib(noroeste). “La pasada noche y bajo mis órdenes, las fuerzas militares de Estados Unidos en el noroeste de Siria llevaron a cabo de forma exitosa una operación antiterrorista para proteger al pueblo estadounidense ya nuestros aliados y hacer del mundo un lugar más seguro”, ha manifestado.
Biden, afirmó en rueda de prensa que eligió “inmolarse en un acto cobarde”. “En un acto de cobardía final, decidió volarse a sí mismo por los aires, matando también a varios miembros de su familia”, dijo Biden en un discurso en la Casa Blanca. El presidente estadounidense aseguró que Estados Unidos “seguirá trabajando” con sus socios y la coalición para mantener la presión sobre el Estado Islámico. Hashimi ha escogido para morir el mismo sistema que su antecesor en el “califato”, Abu Bark Baghdadi, que también se suicidó. Más recientemente, el cabecilla de Boko Haram, Abubakar Sekahu hizo lo propio cuando iba a ser capturado por terroristas de Isis para “someterle a juicio” por desobedecer las órdenes de los máximos responsables del Estado Islámico.
Este individuo, que tras su nombramiento a la muerte de Abu Bark Baghdadi (víctima de otra operación de EEUU), no había realizado por razones de seguridad ninguna comparecencia ni por video ni audio, ha podido ser localizado gracias a la eficacia de los Servicios de Información. Mantenía una absoluta clandestinidad en la confianza de que nunca se podría dar con su escondite. Ni siquiera utilizaba teléfonos móviles y se comunicaba con sus compinches a través de mensajeros.
Se trataba de un personaje especialmente peligroso, responsable de la matanza de yazidíes durante el “califato” y que, en sus tiempos en Al Qaeda, antes de ser uno de los fundadores de Isis, había denunciado a sus compañeros de banda yihadista a cambio de un trato de favor en la cárcel por parte de las autoridades norteamericanas.
Su estrategia, según fuentes antiterroristas consultadas por LA RAZÓN, era la de reforzar las “wilayas” (franquicias) en las que ya opera Daesh (ISIS), con especial incidencia en el ISPK de Afganistán y las que se encuentran en el Sahel, como el ISWAP. Asimismo, preparaba una nueva estrategia para los ataques en los países occidentales, mediante los actores, lobos, solitarios o células organizadas.
Según medios norteamericanos, la operación contra Hashimi se planeó durante meses. Biden conocía los preparativos desde diciembre y que el terrorista había sido, al fin localizado. Indicó que, en cualquier caso, se evitaran víctimas civiles. Hashimi vivía en el tercer piso de un edificio en una zona residencial con otras personas que desconocían su identidad, una forma de contar con “escudos humanos”.
Al iniciarse la operación, varias de estas personas pudieron abandonar el edificio. Hashimi, ante la presencia de las tropas y su inminente captura, detonó el chaleco explosivo que llevaba en todo momento y causó su muerte y la de los miembros de su familia, como hizo Baghdadi. El responsable de seguridad del cabecilla de Isis, que vivía en el segundo piso, se hizo fuerte y se enfrentó a las tropas pese a que su familia se encontraba con él. La mujer también disparó contra los soldados, pero ambos fueron abatidos y los niños puestos a salvo.
Estados Unidos podría haber optado por un ataque aéreo, como ha hecho en otras ocasiones contra objetivos concretos, pero descartó esta posibilidad dado el número de víctimas civiles inocentes que podrían resultar muertas. Por eso, se eligió el ataque de comandos de operaciones especiales.
Un problema mecánico en uno de los helicópteros que participaban en la operación (como ocurrió cuando fue abatido Osama Bin Laden) obligó a destruirlo in situ. Las tropas estadounidenses destruyeron un helicóptero después de un aterrizaje forzoso controlado en la redada de 2011 en Abbottabad, Pakistán, en la que los SEAL de la Marina mataron al citado terrorista.
“Gracias a las capacidades y la valentía de nuestras Fuerzas Armadas, hemos sacado del campo de batalla a Abú Ibrahim al Hashimi al Quraishi, el líder de Estado Islámico”, ha indicado Biden en un breve comunicado publicado por la Casa Blanca tras la operación. Biden explicó que las fuerzas estadounidenses implicadas en la redada han vuelto a sus bases sin sufrir bajas, antes de agregar que próximamente realizarán declaraciones públicas para dar detalles sobre la operación. “Que Dios proteja a nuestras tropas”, ha remachado.
Es una operación similar,se suicidóAbu Bakr al Bagdadi hace casi tres años. Ante la presencia del perro “Conan”, un pastor belga malinois de la Delta Force que trataba de neutralizarle (una forma de actuar de las fuerzas especiales de todo el mundo en circunstancias especiales). El terrorista optó por accionar el chaleco explosivo que portaba, murió e hirió al can que, afortunadamente, se recuperó.
Los denominados Cascos Blancos, un grupo de rescatistas que opera en las áreas de Siria controladas por al oposición, dijeron que entre 13 víctimas hay seis menores. La organización, que se encargó de tratar a los heridos y recuperar los cuerpos, explicó en su cuenta de Twitter que las víctimas se produjeron por unos “ataques y enfrentamientos” que tuvieron lugar justo después de la operación especial contra una vivienda en la zona de Atme.
Los efectivos estadounidenses descendieron al área, fronteriza con la localidad turca de Iskanderun, en una “incursión aérea”, según los Cascos Bancos. También el Observatorio Sirio de Derechos Humanos confirmó en un comunicado el fallecimiento de 13 personas, entre ellas cinco niños y tres mujeres, mientras que otros tres cuerpos quedaron “despedazados” y no han podido ser identificados todavía.
Idlib está dominada principalmente por el Organismo de Liberación del Levante, en la que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda, antiguamente denominada Frente al Nusra, y acoge también a una miríada de grupos armados que podrían haber sido objetivo de la operación de esta madrugada de Washington.
La redada se produce días después de que finalizase en Al Hasaka, en el noreste de Siria, un motín con ayuda externa en una cárcel del EI que se saldó con casi medio millar de muertos y es considerada la mayor acción de la formación terrorista desde su derrota territorial en el país árabe hace tres años. La coalición internacional liderada por EE. UU. que lucha contra el EI en Siria e Irak apoyó durante el alzamiento en la prisión a sus aliados kurdosirios, que administran esa prisión y amplias zonas del noreste de Siria.
El lamento del dueño de la casa
El dueño de la casa afirmó que la vivienda estaba alquilada a una familia con niños y que los inquilinos no habían levantado ninguna sospecha durante su estancia. “Alquilamos esta casa a un hombre de Alepo (noroeste de Siria) que se llama Mustafa Sheij Musa y que vive con su mujer y tres niños. Lleva ahora once meses en ella, no vi nada raro”, aseveró el propietario de la vivienda, Mohamed al Sheij, en declaraciones a Epa, empresa participada por Efe.
Según su relato, este jueves entregó a efectivos de seguridad el contrato de alquiler y los documentos de identidad del arrendatario de su vivienda en la zona de Atme, quien “tenía un coche y trabajaba entregando pedidos”. El hijo de arrendatario, que se identificó como Abu Ammar y que reside en una casa contigua a la afectada, explicó a Efe que al poco de llegar los militares comenzaron a gritar por megáfonos: “todos estáis seguros si salís de la casa y muertos si os quedáis dentro”.
“De repente había un ruido fuerte que nos dio miedo a todos, abrí la ventana sobre las 00.55 (22.55 GMT) y vi cuatro helicópteros y un aterrizaje de más de 50 soldados; empezaron a decir por los altavoces que hay que evacuar toda las plantas de la casa”, relató. Durante la siguiente media hora, tuvieron lugar negociaciones pacíficas entre los militares y los residentes, rotas más tarde por un breve enfrentamiento con los inquilinos que todavía estaban en el interior de la vivienda.
“Luego el tono se volvió más firme (...) y, efectivamente, empezaron a lanzar cohetes durante una hora o hora y media. Sobre las 03.00 (01.00 GMT) hubo un ataque fuerte con sus armas y luego mucha calma”, concluyó Abu Ammar.
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