Siria

Puño de hierro de Asad en Idlib

Los combates se recrudecen en el último bastión rebelde del norte de siria El régimen intensifica su ofensiva con la ayuda de la fuerza aérea rusa, mientras las tropas turcas respaldan a los sublevados

Conflict in Syria
Varios niños heridos en los últimos bombardeos sirios sobre la provincia de IdlibAnas Alkharboutli/dpaAnas Alkharboutli/dpa

El presidente turco, Recep Tayip Erdogan, no está dispuesto a perder su influencia en el norte de Siria y, menos aún, seguir recibiendo a diario a miles de refugiados más en su país, cuando ya alberga 3,6 millones. Tras las negociaciones poco fructíferas entre Moscú y Ankara para alcanzar un alto el fuego en la región de Idlib, el mandatario turco avisó ayer de que no tolerará por más tiempo que las tropas sirias sigan asediando sus puestos de observación y recordó que el ultimátum para que salgan las fuerzas gubernamentales de Idlib acaba a finales de mes o de lo contrario habrá consecuencias.

«No daremos el más mínimo paso atrás, repeleremos al régimen (sirio) más allá de las fronteras que hemos determinado», declaró Erdogan. «Estamos planificando la liberación, de una manera u otra, de estos puntos de observación para finales de febrero», puntualizó. Sin embargo, el mandatario turco no especificó cómo será esa «liberación»; teniendo en cuenta que el espacio aéreo en el norte de Siria está controlado por Rusia, se presenta difícil llevar a cabo una operación militar en Siria sin contar con el apoyo de aviones turcos. A este respecto, Erdogan dijo que tiene «la solución», sin dar detalles.

Las declaraciones del jefe del Estado turco coinciden con la llegada anoche de una delegación rusa a Turquía para buscar una solución a la crisis de Idlib. Hasta la fecha, al menos 17 soldados turcos han muerto por bombardeos sirios en la llamada zona de distensión, donde están desplegadas las fuerzas de Ankara. Como miembro de la OTAN y el tercer país con más soldados dentro de la Alianza, Turquía espera que su aliado Estados Unidos le ayude con el despliegue de misiles a lo largo de su frontera.

Según el Gobierno turco, Washington está estudiando actualmente su solicitud para desplegar misiles Patriot en el borde con Siria ante la escalada de tensión en Idlib, y especialmente a raíz de la muerte de sus primeros soldados en bombardeos sirios. Actualmente la OTAN sólo tiene desplegada una batería de Patriot comandada por España en la base aérea de Incirlik, al sur del país, aunque hasta 2015 llegó a tener cinco.

La ofensiva del régimen de Asad con el apoyo de Moscú para recuperar el último bastión rebelde de Siria ha dejado ya 400 muertos y 900.000 desplazados, convirtiéndose en la mayor catástrofe humanitaria de estos últimos nueve años en la zona. Pese al apoyo turco a los rebeldes, el régimen de Damasco sigue avanzando. El comando del Ejército sirio anunció ayer que «recuperó el control» estos últimos días de una decena de localidades y reiteró «su determinación a liberar todos los territorios de la República Árabe Siria del terrorismo y de sus apoyos».

Estas declaraciones dificultan la posibilidad de un entendimiento entre Damasco y Ankara. En la jornada del martes, las tropas progubernamentales ya arrebataron a los rebeldes proturcos la ciudad simbólica de Kafranbel, una de las primeras en sumarse a las protestas contra Asad en 2011. En las últimas semanas, el régimen sirio ha logrado recuperar la mitad de la provincia de Idlib.

Ofensiva de Asad
Ofensiva de AsadTania Nieto

Rusia rechaza cualquier alto el fuego

El principal escollo para las negociaciones de paz en el noroeste de Siria es que para Moscú y Damasco cualquier gesto de apaciguamiento es darle ventaja a los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham, antigua rama siria de Al Qaida, que controla desde hace años esta región. De hecho, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dijo ayer que Rusia rechaza cualquier alto el fuego en Idlib porque ello significaría «capitular ante los terroristas».

Idlib se ha convertido en la madre de todas las batallas y sus repercusiones van más allá de las fronteras sirias. Siendo ya la mayor crisis humanitaria desde que estalló la guerra en 2011, el portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas, Rupert Colville, advirtió de que la ONU investiga posibles crímenes de guerra en la zona, donde los ataques reiterados contra la población e infraestructuras civiles y sanitarias no pueden ser un mero «accidente», especialmente cuando más de 70 centros hospitalarios han sido bombardeados desde comienzos de año en Idlib.

Los últimos hospitales y escuelas bombardeadas por Asad tuvieron lugar este martes, denunció Rami Abdel Rahman, jefe del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Rahman aseguró que al menos 20 civiles, incluidos nueve niños, murieron. «Dos de los niños muertos eran desplazados de Khan Sheikhoun, en la región de Maarat Al Numan, que murieron en un bombardeo en Binish», lamentó a LA RAZÓN el activista Wissam Zarqa.

De los más de 900.000 desplazados, unos 170.000 «viven al aire libre o en edificios por construir, ante la falta de lugar en los campos de desplazados ya hacinados», denunció Al Numan. Miles más han buscado refugio en cuevas para evitar las bombas. Entre ellos está Abu Mohamed, de Alepo, y su familia que comparten con cincuenta desplazados más una cueva cerca de Taltouna (norte de Idlib).