Oriente Medio

El Parlamento israelí aprueba su disolución y convoca nuevas elecciones

Serán los quintos comicios en menos de cuatro años. Netanyahu se perfila como ganador, según los sondeos

El primer ministro Naftali Bennett habla con el líder de la List Árabe Unidad, Mansour Abbas
El primer ministro Naftali Bennett habla con el líder de la List Árabe Unidad, Mansour AbbasABIR SULTANAgencia EFE

Israel retoma el bucle electoral. Tras el sorpresivo anuncio del ya ex primer ministro Naftali Bennett (Yamina) sobre la ruptura del “gobierno del cambio”, solo faltaba confirmar la disolución del parlamento, que se produjo este jueves. De este modo, la heterogénea coalición de ocho partidos forjada por Bennett y el centrista Yair Lapid (Yesh Atid) finiquitó su breve periodo de 14 meses al frente del estado judío. La Knesset votó unánimemente a favor de su disolución, con 92 a favor y 0 en contra.

Las nuevas elecciones, que supondrán la quinta convocatoria desde 2019, se celebrarán el próximo 1 de noviembre. Durante este periodo, Lapid ejercerá como premier provisional, un cargo que de haberse mantenido el gobierno hubiera asumido en 2023, tal y como establecía el acuerdo de rotación firmado. El líder de Yesh Atid se mantendrá en el puesto hasta que se forme un nuevo ejecutivo tras los comicios.

Durante los últimos diez días, los gabinetes de los ya ex socios de gobierno formalizaron el traspaso de poderes. De este modo, Lapid mantendrá la cartera de exteriores, que combinará con su nuevo cargo. “Este rol especial, y este país, no pertenecen únicamente a una persona. Pertenece a todo el pueblo de Israel”, remarcó Bennett junto a su socio.  El que fue el primer líder israelí en vestir kipá –gorra ritual judía-, le traspasó la “sagrada responsabilidad de gobernar el país. Espero que lo protejas, y que Dios te proteja a ti”.

El líder de Yamina, que vivió sus últimas semanas bajo la continua amenaza de deserciones en las filas de su partido, tiró definitivamente la toalla. Anunció que se toma un parón indefinido de la vida política, y que su compañera de filas Ayelet Shaked asumirá el mando del partido. Hasta noviembre, se mantendrá como primer ministro alterno para asesorar a Lapid, y continuará asesorando la estrategia militar frente a Irán.

Bennett había logrado algo que parecía imposible: convertirse en premier con tan solo siete diputados (de 120), y aunar en un mismo ejecutivo a partidos de derecha, centro e izquierda, así como la participación por primera vez en la historia de un partido árabe, el islamista Ra’am.

Lapid agradeció efusivamente a su ex socio, a quien definió como “un buen amigo. Eres una buena persona y un excelente primer ministro”. Respecto a la asunción del cargo, aseguró que “haremos lo mejor para mantener un estado judío, democrático, fuerte y floreciente, porque este es nuestro deber”.

Nuevamente, los nuevos comicios girarán en torno al apoyo u oposición a Benjamín Netanyahu. El líder del Likud, que batalló duramente desde la bancada opositora, ve una oportunidad de oro para volver a ocupar la residencia oficial de la calle Balfour de Jerusalén. Pese a estar imputado judicialmente en tres causas por fraude, soborno y abuso de confianza, sigue siendo el líder político con más apoyo popular.

La gran incógnita es si “Bibi” logrará sobrepasar la barrera de 61 diputados que requiere para formar su coalición. Junto a sus aliados habituales ultraortodoxos y de extrema derecha, logró 52 escaños en las últimas elecciones en marzo de 2021. Durante la legislatura de Bennett y Lapid, el Likud alegó recurrentemente que el gobierno se conformó gracias a “apoyadores del terrorismo”, en referencia al partido árabe liderado por Mansour Abas. No obstante, el propio Bibi negoció con Abas antes de la última ronda electoral, y en el trilerismo político hebreo nadie descarta que si el gran partido de la derecha lo requiere, pueda acabar sumando a los islamistas.

Exultante, Netanyahu vaticinó que recuperará el poder: “restableceremos el orgullo nacional, y devolveremos al país al camino del éxito”. En su criterio, el ejecutivo de Bennett fue un “experimento fallido”. “Bibi” también tanteaba la vía alternativa de retomar el poder conformando una mayoría alternativa en la actual legislatura, pero dicho mecanismo quedó enterrado hoy con la disolución de la cámara.

No obstante, Lapid pretende sacar rédito a sus meses al frente del gobierno. Tras años aspirando a convertirse en premier, ejercerá el rol durante la visita del presidente norteamericano Joe Biden el próximo mes de julio. El líder de Yesh Atid quiere sacar pecho de posibles nuevos desarrollos regionales, con todas las miradas pendientes en el posible establecimiento de relaciones diplomáticas con Arabia Saudita.

Con la disolución definitiva del parlamento, se renovó automáticamente por seis meses las “medidas de emergencia” que permiten aplicar la ley civil israelí sobre los colonos judíos en Cisjordania. El fracaso del “gobierno del cambio” en esta votación fue el cisma que dinamitó el ejecutivo.