Diplomacia
Problemas entre Marruecos y Francia por la expulsión de un imán acusado de radicalismo
Rabat se muestra contraria a la reducción de visas de entrada por parte de París
La expulsión por Francia del imán marroquí Hassan Iquioussen, acusado de radicalismo, odio a las mujeres y antisemitismo, ha generado un problema entre París y Rabat al no aceptar el regreso del predicador. Todo ello se debe, según informa medios próximos al Gobierno, a la restricción de visas a marroquíes que pretender viajar a Francia, aunque también puede estar relacionado con el “peligro”potencial del referido imán.
“Círculos políticos y la prensa en Francia se mostraron unánimemente satisfechos de que Marruecos hubiera concedido un pase a Hassan Iquioussen para poder acceder al territorio nacional y solo esperaban la luz verde del Consejo de Estado, el más alto tribunal administrativo francés, para verlo extraditado al Reino”, señala Le360, un medio conocedor de lo que se cuece en el Gobierno de Rabat.
Una vez concedido el permiso, la extradiciój no se ha producido. Las autoridades marroquíes aún no han dado su consentimiento para emitir un “laissez-passer” (permiso de entrada), clave imprescindible para la expulsión de Hassan Iquioussen.
“Los servicios consulares tramitaron la solicitud de las autoridades francesas por primera vez siguiendo un procedimiento burocrático, mientras que cualquier decisión requería una consulta política con Rabat. En este sentido, se envió una carta de los servicios consulares a las autoridades francesas para expresarles que la expulsión de Iquioussen a Marruecos ya no estaba en la agenda después de su suspensión por el tribunal administrativo de París”, añade el digital.
Y agrega: la decisión del Estado francés de reducir a la mitad los visados concedidos a los marroquíes explica en gran medida las reservas de las autoridades marroquíes para responder favorablemente a la petición francesa. El Estado francés decidió en septiembre de 2021 presionar a Marruecos, Argelia y Túnez, reduciendo los visados a la mitad para los dos primeros países y a un tercio para el último, por negarse a acoger a sus nacionales expulsados del territorio francés.
La cooperación consular no es a la carta y por tanto no puede ser extremadamente urgente cuando se trata de intereses franceses, mientras que los aspectos relacionados con los intereses de Marruecos pueden esperar, subraya.
Pero hay algo más grave: la política de presión, seguida por Francia en este expediente, es peligrosa para la relación entre los dos países y cuestiona la naturaleza misma de la asociación que los une. “Una cosa es pedir la intervención de un compañero para solucionar un problema, ya sea relacionado con inmigración ilegal, menores no acompañados, personas en expediente S (antiterrorismo). Otra es creer que presionando podemos conseguir lo que queremos de él”.
Considerar la presión como una palanca para presentar un socio es un movimiento que va en detrimento de la relación entre Francia y Marruecos. Por el bien de esta relación, no deberíamos aceptar ceder a la presión ejercida por ciertos partidos en Francia, concluye,
Imam Hassan Iquioussen, de 50 años, nació, creció y pasó toda su vida en Francia. No tiene nacionalidad francesa, pero sus cinco hijos y quince nietos son franceses. Su abogado dice que está considerando ir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Mientras tanto, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que se apresuró a Twitter para anunciar su expulsión, sinónimo para él de “una gran victoria para la República”, debería templar su entusiasmo, subraya Le360.
✕
Accede a tu cuenta para comentar