Terror atómico
Rusia bombardea otra central nuclear del sur de Ucrania
Un misil impacta a 300 metros de los reactores. La ONU exige que las tropas rusas se retiren de Zaporiyia
Otra planta de energía nuclear fue bombardeada por Rusia en Ucrania hoy lunes por la mañana. Un misil ruso, probablemente un «Iskander», impactó a unos 300 metros de los reactores de la central nuclear de Pivdennoukrainsk, ubicada en la región de Mykolaiv, a unos 200 kilómetros del frente.
Según el monopolio estatal de energía nuclear de Ucrania Energoatom, los tres reactores no sufrieron ningún daño y continuaron funcionando normalmente. Sin embargo, el ataque dañó algunos de los edificios, así como la planta hidroeléctrica cercana Oleksiivska y las líneas de transmisión. No hubo víctimas. Se publicaron dos imágenes que muestran el cráter con una persona dentro para dar una idea de cuán poderosa debe haber sido la explosión, mientras que el impacto también fue captado por una cámara de seguridad.
Los ataques siguen al bombardeo regular de la planta nuclear de Zaporiyia, que ha provocado el cierre de la central más grande de Europa, lo que exacerba los temores en Ucrania de que el país tenga que soportar el déficit de electricidad durante el invierno. El presidente Volodimir Zelenski acusó a Rusia de poner en peligro al mundo entero con su ataque y dijo que había que detenerlo antes de que fuera «demasiado tarde».
Olga Kosharna, analista ucraniana de energía nuclear, asegura que las acciones de Rusia son puro terrorismo. Moscú engorda la larga lista de ataques contra la infraestructura ucraniana, que actualmente se considera como la principal amenaza contra Ucrania y sus socios occidentales, dado que Rusia es incapaz de avanzar en el campo de batalla.
Según Kosharna, el Kremlin amenaza al bando contrario con provocar una fuga radiactiva cerca de la central. También advierte que la planta eléctrica de Pivdennoukrainsk es única y tiene una gran cantidad de hidroestructuras, como presas, cuya destrucción también podría llevar a un accidente. El ataque ruso se produce como respuesta a la exigencia del OIEA de que Rusia retire sus tropas de la central nuclear de Zaporiyia, que fue adoptada por la abrumadora mayoría de los miembros del OIEA, y en el período previo a la Asamblea General de la ONU.
Las autoridades ucranianas han intensificado los llamamientos de las unidades de defensa aérea que necesitan para proteger los objetos clave de la infraestructura ucraniana de los bombardeos rusos después de que Vladimir Putin dijera que los ataques en Járkiv y Kryvyi Rig la semana pasada eran «una advertencia».
Ucrania también ha estado solicitando misiles ATACMS de mayor alcance, que podrían ser empleados por los lanzacohetes HIMARS suministrados por EE UU para atacar a una distancia de 300 km. Hasta ahora, Washington se ha mostrado reacio a entregarlos, por temor a una mayor escalada. A su vez, Alemania acordó entregar cuatro sistemas de artillería autónomos Panzerhaubitze 2000 a Ucrania, a pesar de que sus propias reservas de armas están «al límite», según su ministerio de Defensa.
Mientras tanto, el Ejército ucraniano ha repelido los ataques rusos a lo largo del frente mientras continúa con sus contraofensivas en Járkiv, Jersón y Donbás. Ucrania cruzó el río Oskil en el este de la región de Járkiv, que sirvió como una barrera natural entre los dos ejércitos durante la derrota relámpago de las tropas rusas.
También ha asegurado el control de Bilogorivka en el óblast de Lugansk, con sus tropas moviéndose en dirección a Kreminna, al noroeste de Lysychansk y Severodonetsk. Además, se podrían esperar más noticias del área cercana a Jersón al oeste del río Dnipro, donde de 10 a 20.000 soldados rusos resisten la ofensiva ucraniana, mientras están efectivamente aislados de la logística rusa en el sur. Según las fuerzas de defensa del Sur de Ucrania, Moscú trata de restaurar los cruces, destruidos por los ataques con misiles ucranianos.
Continúa la exhumación de cadáveres en Izium
Mientras tanto, la exhumación de cuerpos de la fosa común continúa en Izium, en la región de Járkiv. Casi 150 cuerpos ya han sido llevados para la investigación forense. Algunos de ellos habían muerto violentamente y tienen huellas de tortura y las manos atadas. La mayoría eran civiles, afirman autoridades locales.
Las autoridades de Járkiv dicen que la ciudad sigue siendo el objetivo de los sistemas de lanzamiento de cohetes múltiples rusos, que pueden atacarla incluso desde detrás de la frontera rusa, ubicada a unos 40 kilómetros. Los vecinos de la ciudad han dicho a LA RAZÓN que muchos han regresado a la ciudad a pesar del peligro, con su situación económica cada vez más tensa.
El lunes, el Ejército ruso realizó cuatro ataques con misiles y nueve de aviación, así como numerosos ataques de artillería. A su vez, las tropas ucranianas afirman haber derribado diez aviones de combate y helicópteros en la última semana.
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