
Presidente sirio
Ahmed al Sharaa, un ex yihadista de Al Qaeda en la Casa Blanca
Trump recibe este lunes por primera vez a un presidente sirio, Ahmed al Sharaa, que busca respaldo financiero de EE UU

A punto de cumplirse un año del derrumbe del régimen de Bachar al Asad y de la llegada a Damasco de una amalgama de milicias islamistas radicales organizadas en torno a las siglas Hayat Tahrir al Sham (HTS), el líder de la triunfante insurgencia, antiguo combatiente yihadista y autoproclamado presidente de Siria, Ahmed al Sharaa, será hoy recibido en Washington por el presidente estadounidense, Donald Trump, en una histórica primera visita. Será también la primera vez que un jefe de Estado sirio pise suelo estadounidense de manera oficial desde 1946.
Tras el levantamiento de sanciones, el líder Al Sharaa confía en que su paso por la Casa Blanca se traduzca en recursos financieros para su país, y con ello recibir el aldabonazo definitivo al nuevo poder interino en Damasco. El Banco Mundial ha cifrado en al menos 216.000 millones de dólares -advirtiendo de que se trata de una estimación «conservadora»- la reconstrucción de un país devastado tras catorce años de violencia.
Al margen de la situación socioeconómica, las nuevas autoridades sirias afrontan un no menos importante reto de la seguridad y convivencia. Varios han sido los episodios de violencia sectaria registrados en el último año en el país, con la población drusa y alauí -el grupo etno-religioso al que pertenecen los Asad- como principales víctimas.
A cambio del apoyo al nuevo poder en Damasco, Washington espera poder integrar a Siria -Al Sharaa, quien designó un gabinete interino a finales de marzo, ya advirtió de que no habrá elecciones libres hasta dentro de cuatro años- en su coalición internacional contra el Estado Islámico, un deseo expresado a comienzos de mes por el enviado estadounidense para Siria, Tom Barrack. A pesar de su pasado yihadista y de haber liderado el Frente al Nusra -rama siria de Al Qaeda-, Al Sharaa y sus hombres rompieron para enfrentarse abiertamente con el Estado Islámico entre 2013 y 2014.
No en vano, el viaje del presidente sirio a la capital estadounidense coincidía este sábado con el anuncio por parte del Ministerio del Interior de una
La llegada de los islamistas suníes al poder en Damasco se produce en medio de profundos cambios en el contexto regional, marcado por la ofensiva israelí contra Hamás y el subsecuente acuerdo de paz en Gaza, así como por el debilitamiento del ‘eje de la resistencia’ patrocinado por Irán. Desde la pasada primavera, las nuevas autoridades sirias celebran contactos con altos funcionarios israelíes en busca de un acuerdo de seguridad entre Damasco y Tel Aviv con mediación estadounidense. Un acuerdo que la Administración Trump espera constituya la base de una futura normalización de relaciones y estará hoy en la agenda del encuentro bilateral.
Otro de los objetivos de Estados Unidos con la visita de Al Sharaa es el establecimiento de una base aérea en suelo sirio que sirva para acelerar dicho acuerdo, como informó AFP hace pocas fechas. El Ministerio de Exteriores sirio salió rápidamente al paso para negar la información. Tras la caída del régimen de Asad, las tropas israelíes invadieron varios puntos del sur de Siria y llevan a cabo frecuentes ataques contra instalaciones militares sirias e infraestructura vinculada con Hizbulá.
Tras los choques violentos entre milicias drusas y grupos armados beduinos afiliados al gobierno en Sweida, Israel bombardeó a mediados de julio el corazón de Damasco en apoyo de la minoría. El 19 de agosto, el ministro de Exteriores sirio, Asaad al-Shaibani, admitía por primera vez la celebración de un encuentro con una delegación israelí -que incluía al ministro de Asuntos Estratégicos Ron Dermer- en París. A finales de septiembre, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguraba que el acuerdo de seguridad con Damasco y Beirut estaba «cerrado al 99%», aunque desde entonces no se ha producido anuncio público significativo.
La histórica visita del que fuera líder del Frente al Nusra en Siria durante la revuelta y guerra civil contra Bashar al Asad viene precedida del anuncio en cascada del levantamiento de sanciones contra su persona en las últimas fechas. Si el jueves Naciones Unidas ponía fin a las sanciones en vigor contra el presidente sirio y su ministro del Interior, Anas Khattab, con la aprobación de la Resolución 2799 -impulsada por Estados Unidos-, al día siguiente la Casa Blanca hacía lo propio contra el mandatario, sacándolo de su lista de «terroristas».
El viernes, el gobierno de Reino Unido levantaba las restricciones al presidente sirio y su ministro del Interior. Por su parte, la Unión Europea -que en mayo había puesto fin a las sanciones económicas contra Damasco- adelantaba que hará lo propio en próximas fechas. Pocas semanas después, el último día de junio, Estados Unidos decretaba el fin de las sanciones contra Siria.
Aunque hoy será la primera vez que sea recibido en la Casa Blanca, Al Sharaa ya viajó a territorio estadounidense el mes pasado con motivo de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Con todo, el primer encuentro entre el presidente estadounidense y Al Sharaa se produjo a mediados de mayo en la capital saudí, y entonces Trump se mostró elogioso hacia el antiguo combatiente yihadista y autoproclamado jefe del Estado sirio.
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