Política

Estado Islámico

Al Maliki cede a la presión internacional y abandona el poder

Apoya a Al Abadi como primer ministro para lograr así una salida de la crisis iraquí

Nuri al-Maliki
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Nuri al-Maliki finalmente cedió ayer a la presión tanto interna como internacional y dejó el cargo de primer ministro, allanando así el camino para una nueva coalición de gobierno en la que tanto la comunidad internacional como las fuerzas regionales depositan su confiaza para que Irak pueda vencer a la una insurgencia islamista sunita que amenaza la estabilidad del país y de sus países vecino. Maliki pone así fin a ocho años de gran división en el país, y un lideragoo sectario del que ha dejado fuera en todo este tiempo a las minorías étincas y religiosas del país. Fue durante un discurso televisado cuando anunció su marcha y mostró su total apoyo a su sucesor, el chií Haider al-Abadi. «Hoy anuncio ante todos vosotros la retirada de mi candidatura (a un tercer mandato como primer ministro) en favor de mi hermano Al Abadi, para facilitar el proceso político y la formación de un nuevo Gobierno», dijo el ya ex primer ministro durante su comparencencia en la televisión estatal, flanqueado por Al Abadi y otros líderes chiíes, en la que también mencionó «la grave amenaza terrorista» que supone el Estado Islámico. Además, Al Maliki habría accedido a no llevar a cabo acciones legales contra la designación de Al Abadi como primer ministro, realizada el pasado lunes por el presidente iraquí, de acuerdo con el medio de comunicación. Al parecer, el jefe de Gobierno saliente decidió dar un paso atrás tras días de intensas negociaciones con la cúpula de su partido político, Dawa, que ayer emitió un comunicado de apoyo a Al Abadi, otro de sus miembros. Su salida allana el camino para la formación de un gobierno inclusivo, requisito exigido por el presidente estadounidense, Barack Obama, para aumentar la ayuda militar destinada a combatir a los yihadistas del Estado Islámico. Tanto desde Irak como desde la comunidad internacional se ha reclamado la dimisión de Al Maliki al considerar que su política sectaria ha contribuido a aumentar la brecha entre las distintas comunidades. Aunque no hubo comentarios inmediatos desde Washington, sin duda esta decisión arroja algo de luz sobre el avispero iraquí, que desde hace meses sufre la embestida yihadista del Estado Islámico.

Mientras, sobre el terreno, continuaron los ataques. Al menos 40 personas murieron ayer y una veintena resultaron heridas por bombardeos y enfrentamientos armados en diferentes puntos de Irak. Los principales ataques aéreos tuvieron lugar en la ciudad de Faluya, en la provincia de Al Anbar, tomada por los yihadistas desde enero. Además, 15 combatientes islamistas murieron por bombardeos cerca del aeropuerto de Duluiyah, al norte de Bagdad, y otros cinco perecieron en enfrentamientos en la zona de Al Azim, en Diyala.

Un gobierno integrador

El nuevo primer ministro, el chií moderado Haider Al Abadi (en la imagen), ya estudia la formación de su gabinete, en el que se presume estarán representadas las minorías del país, hasta ahora excluidas por Al Maliki. Según la Constitución iraquí, Al Abadi tiene 30 días, a contar desde su nombramiento, para designar a los miembros del Ejecutivo. Hasta entonces, Al Maliki ejercerá de primer ministro. Al Abadi, ingeniero de 62 años, vivió en Londres como opositor del régimen de Husein hasta 2003.