Economía

Argentina recurre a EE UU.: el ministro de Economía viaja a Washington tras la promesa de rescate

El ministro de Economía argentino viaja a la Casa Blanca para negociar un rescate con Trump, una misión a la desesperada mientras la inestabilidad crece en casa y el apoyo político al presidente Milei se desmorona

El ministro de Economía argentino, Luis Caputo, al presentar las primeras medidas del paquete de urgencia económica
El ministro de Economía argentino, Luis CaputoImagen de TV

El interés de la Casa Blanca por la estabilidad del gobierno de Javier Milei trasciende lo meramente económico y se enmarca en lo que fuentes del gobierno estadounidense han definido como un claro interés geoestratégico. Los objetivos de la Administración Trump son contundentes: evitar que el país austral se convierta en un estado fallido, asegurar el acceso a sus vastas reservas de litio y, sobre todo, frenar la creciente influencia de China en la región.

Por ello, Washington ha puesto sobre la mesa la promesa de ayuda financiera, un balón de oxígeno que el Ejecutivo argentino necesita con urgencia. La inestabilidad ha vuelto a asomar en la economía del país sudamericano, erosionando la confianza de los mercados y poniendo a prueba la resistencia del proyecto político libertario, que ahora busca desesperadamente apuntalar sus cimientos con apoyo externo.

De hecho, el nerviosismo de los inversores se ha materializado en cifras alarmantes. El indicador del riesgo país, un termómetro clave para medir la desconfianza, se ha disparado hasta los 1.264 puntos, una cota que refleja la delicada coyuntura que atraviesa Argentina. Esta situación ha forzado al gobierno a mover ficha de inmediato para calmar las aguas.

Una misión contrarreloj en Washington

En este contexto, el ministro de Economía argentino, Luis Caputo, ha viajado a Washington con una misión de máxima prioridad: acelerar la llegada de esos fondos. Sin embargo, la negociación no será un camino de rosas. La ayuda estadounidense podría estar supeditada a una condición de enorme envergadura geopolítica: la exigencia de cancelar un acuerdo financiero que Argentina mantiene vigente con Pekín.

A este escollo se suma un panorama interno complejo en la propia capital norteamericana. Las conversaciones se ven amenazadas por un posible cierre del gobierno y la previsible oposición del Partido Demócrata a un rescate de estas características. Asimismo, el Fondo Monetario Internacional, que en abril ya concedió un préstamo de 20.000 millones de dólares, añade presión al insistir en que Milei debe conseguir un amplio consenso político para sus reformas.

En última instancia, esta advertencia del FMI resuena con fuerza en Buenos Aires. Un reciente revés parlamentario en el Senado, donde la oposición tumbó varios vetos presidenciales, y una notable caída en la intención de voto para su partido, La Libertad Avanza, dibujan un escenario de fragilidad interna. Milei se ve así abocado a buscar fuera el oxígeno que le falta en casa, en una carrera contrarreloj para estabilizar la economía antes de que el descontento ponga en jaque su mandato.