Cumbre de Bruselas
La UE asegura que el conflicto en Oriente Medio no le hará olvidar a Ucrania
El cese de la ayuda a Kyiv por parte de Eslovaquia y la entrevista de Orban con Putin socavan la unidad europea
Los Veintisiete se reúen este jueves y viernes en Bruselas con el propósito de demostrar que el estallido en Oriente Medio, aunque esté acaparando todos los focos, no hará olvidar la guerra en Ucrania ni hará flaquear la ayuda europea. Como viene siendo habitual, el presidente del país, Volodimir Zelenski, ha intervenido por videoconferencia en la cumbre. “No debemos dejar de prestar atención a Ucrania” ya que “eso es lo que Putin querría”, ha asegurado la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola.
Pero estos loables propósitos se han estrellado con la victoria del prorruso Robert Fico en Eslovaquia que, tras jurar el cargo, ha participado en la cumbre europea justo después de haber anunciado el cese de ayuda para las el país invadido por las tropas de Vladimir Putin. A esto se une el juego peligroso del primer ministro húngaro, Viktor Orban, cuya foto en China estrechando la mano del líder del Kremlin resulta muy dífil de digerir.
Hasta ahora se ha considerado a Orban en la capital comunitaria un perro más ladrador que mordedor que acaba levantando su veto a los diferentes paquetes de sanciones a cambio de ligeras concesiones. Pero para algunos países el encuentro con Putin ha marcado una antes y un después. “Se está conviertiendo en un problema que deberemos afrontar”, ha asegurado la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, quien también ha acabado reconociendo que “antes, nos hemos manejado para mantener la unidad, pero se están convirtiendo en cada vez más difícil en el caso de Ucrania, definitivamente”.
Hace unas semanas, lo más probable parecía que la Comisión Europea acabara desbloqueando los fondos europeos que tiene retenidos a Hungría por su falta de respeto al Estado de derecho, a cambio de que Budapest acabara dando su brazo a torcer a la hora de seguir financiando la ayuda ucraniana, pero ahora existe el peligro de que esto tan sólo consiga que Orban se crezca y prosiga con su política de chantajes continuados. Mientras tanto, Budapest sigue sin dar luz verde al desembolso del octavo tramo de 500 millones de euos. Hungría,de hecho, no se limita a utilizar su veto en la esfera comunitaria, también se ha unido a Turquía en el bloqueo de la entrada de Suecia en la OTAN.
“Es realmente extraño ver como empezamos a flirtear con un régimen que está cometiendo atrocidades muy crueles en el territorio de Ucrania, ha asegurado el presidente de Lituania Gitanas Nauseda para quien también esto “envía un mensaje muy incorrecto a la comunidad internacional y también a Ucrania que está luchando por su libertad”.
Por su parte, Orban ha entrado en la cumbre para reunirse con sus homólogos europeos sin hacer ningún acto de contrición y con cierto ánimo de provación. Cuando se le ha preguntado por un posible alto el fuego referido a la situación en Oriente Medio, ha fingido entender que la pregunta estaba dirigida a la guerra en Rusia y se ha mostrado a favor, en un intento de dejar caer que la ayuda continuada a Kyiv es la que está imposibilitando el fin de la guerra.
Como buena noticia, la victoria del candidato proeuropeo Donald Tusk en Polonia deja más aislado a Orban en el club comunitario ya que los dos países habían hecho frente común al estar expedientados por las instituciones europeas debido a su deriva autoritaria. Aunque Hungría gana un aliado con la victoria de Fico en Eslovaquia, se trata de un país pequeño de tan sólo cinco millones y medio de habitantes y con muchos más problemas para prescindir de los fondos europeos si estos le son bloqueados. Bruselas confía en que la oposición de Fico a ayudar a Ucrania sea flor de un día.
A pesar de sus problemas con Bruselas por su falta de respeto al estado de derecho, el Ejecutivo de Ley y Justicia (PiS por sus siglas en polaco) se había distinguido por su apoyo inquebrantable a Ucrania. Polonia es uno de los países que más ha contribuido con el envío de armamento, la acogida de un millón de refugiados y su papel como centro logístico para que el resto de países envíen armas desde su territorio. Este apoyo inquebrantable parecía estar en peligro si Ley y Justicia debía acabar apoyándose en el partido de ultraderecha Confederación para poder gobernar. Finalmente, aunque PiS quedó en primera posición, el mal resultado de Confederación ha hecho que Tusk y su Plataforma Cívida sea la única fueza con posibilidades reales de formar gobierno apoyado en otros dos partidos que no cuestionan la ayuda a Ucrania. El peligro de un efecto contagio a los países del Este parece haber sido conjurado, al menos parcialmente.
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