Irak
Bagdad se lanza a la reconquista de Tikrit
El general iraní Suleimani sale de las sombras para dirigir la primera ofensiva contra una gran urbe tomada por el EI.
Desde el martes las operaciones de Bagdad se dirigen a liberar Tikrit, cuna del ex dictador Sadam Husein. Según fuentes castrenses, el Ejército recuperó ayer el control del 75% del barrio de Al Qadesiya, al norte de Tikrit. Además, las fuerzas iraquíes entraron en las zonas de Al Diyum, Al Hayakel y el Sinai, situadas al oeste de la urbe. Las tropas gubernamentales impusieron también su control sobre un hospital del norte de Tikrit, y en lo alto del edificio enarbolaron la bandera iraquí. Las fuerzas regulares y los milicianos chiíes tomaron la estratégica ruta que une la localidad de Al Alam, recuperada hace tres días, con el área de Al Fatha. Esta zona es un núcleo importante de transportes y comunicaciones entre las provincias de Saladino, Kirkuk (noroeste), Nínive (norte) y Al Anbar (oeste). Ahora el Ejército avanza hacia Al Fatha, y ya tomó el control total de los yacimientos de crudo de la zona de Albu Oyeil. La batalla por Tikrit determinará cómo de rápido las fuerzas iraquíes pueden avanzar más hacia el norte e intentar recuperar Mosul, la mayor ciudad bajo control del Estado Islámico (EI).
A diferencia de en otras ofensivas contra feudos del EI, la amplia campaña militar para recuperar la ciudad natal del fallecido sátrapa no ha contado con los bombardeos de la coalición internacional, liderada por Estados Unidos. Esto se debe a que desde el principio EE UU mantiene sus reservas sobre la participación de las milicias chiíes, dirigidas por el general iraní Qasem Suleimani, en la contienda militar. Suleimani, comandante de la fuerza de élite Quds de la Guardia Revolucionaria, sale de las sombras para tomar el liderazgo en esta batalla contra el yihadismo, en un claro signo de la ascendencia de Irán en la región. Funcionarios estadounidenses llevan advirtiendo desde hace tiempo del peligro que supone la presencia de milicianos chiíes en áreas de mayoría suní, como es el caso de la provincia de Saladino, ya que podría derivar en un conflicto sectario.
De hecho, los actos de venganza contra suníes por parte de las milicias chiíes ya han comenzado. Según testigos citados por la agencia Efe, las Brigadas de Hizbulá y las Ligas de los Justos, todas chiíes, asesinaron a muchos habitantes y quemaron viviendas en Albu Oyeil, vecina a Tikrit. El general jubilado Ahmed Khaled al Naser, habitante de esta localidad, ha advertido de que estas milicias proiraníes están tomando represalias contra la población de Albu Oyeil, porque, según ellas, sus habitantes estuvieron implicados en una masacre contra la base militar Spiker, que causó la muerte de cientos de soldados chiíes el año pasado.
El amplio apoyo militar de Irán al Gobierno chií de Bagdad, así como el entrenamiento y financiación de las milicias chiíes inquieta a otros socios árabes de la coalición, principalmente a las monarquías del Golfo. Arabia Saudí, enemigo acérrimo de Irán con el que compite por la hegemonia de Oriente Medio, ya ha expresado sus temores por la injerencia de Teherán en el país vecino.
La fotografía que circuló ayer en las redes sociales del general Suleimani en el frente de Tikrit escenifica el liderazgo del jefe de los temidos Quds en la campaña militar en la provincia de Saladino. En este sentido, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Martin Dempsey, aseguró ayer en una audiencia en el Senado que el Pentágono está preocupado por la posibilidad que la llegada de milicias chiíes desemboque en una «limpieza étnica». El alto oficial militar estadounidense detalló que en el asalto a Tikrit participan alrededor de 3.000 miembros de las fuerzas iraquíes, 1.000 de tribus suníes y 20.000 milicianos «entrenados y equipados» por Irán. Dempsey señaló que, por el momento, los avances de las milicias apoyadas por Irán contra los suníes del EI son positivos «en términos militares» para la estrategia de Estados Unidos contra los yihadistas, pero preocupa «qué pasará cuando los tambores de guerra dejen de sonar y se derrote al EI». «No sabemos si Irak se mantendrá en un camino que permita un gobierno integrador para todos los grupos en el país, eso nos preocupa mucho», explicó Dempsey ante el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta.
Asimismo, el secretario de Estado de EE UU, John Kerry, urgió ayer al Congreso a mostrar «unidad» contra el EI para dar luz verde al uso de la fuerza en Irak, como propuso Obama.
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