OTAN
Brecha en la OTAN sobre su papel en la crisis de refugiados
La OTAN recibió con sorpresa y cierto sobresalto la petición de Alemania y de Turquía de participar en el control de las fronteras exteriores de la Unión Europea para contener el flujo de refugiados. El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, confirmó ayer que había recibido las llamadas de la ministra de Defensa de Alemania, Ursula von der Leyen y de su homólogo turco, Vecdi Gönül, pero que esperaba que se aportasen “más detalles” en la cumbre ministerial de hoy y mañana en los cuarteles generales de la OTAN en Bruselas. Stoltenberg se abrió a estudiar las necesidades que presenta la crisis de refugiados en el Mar Egeo para después valorar cuáles son las posibilidades de acción de la Alianza en este escenario.
“La crisis de refugiados e inmigrantes es una gran preocupación para todos. Estudiaremos muy seriamente la petición de ayuda de Turquía y de otros aliados para ver lo que la OTAN puede hacer para ayudarles a hacer frente a esta crisis”, sostuvo ayer el secretario general aunque parece difícil que se pueda alcanzar algún tipo de acuerdo en los próximos días. El escepticismo con el que se manifestó el embajador de Estados Unidos en la OTAN, Douglas E. Lute, no conducía al optimismo. Estados Unidos instó a las autoridades alemanas y turcas a que formulen una petición formal y concreta. Para Lute se trata de un problema “europeo” por lo que considera que la respuesta debe plantearse en el marco de la UE, aunque no descarta que la OTAN pueda contribuir con sus capacidades navales o aéreas. La prioridad estadounidense en esta cumbre es obtener el aval político para el despliegue de los aviones Awacs de la OTAN dentro de la coalición internacional contra el Estado Islámico en Siria. Se da la circunstancia que los aliados partidarios de la implicación de la OTAN en la crisis de refugiados son los más reacios a la contribución militar en la lucha contra el EI. Una distensión en el seno de la Alianza que puede retrasar cualquier tipo de decisión sobre la demanda alemana.
Stoltenberg, por su parte, recordó que la Alianza acordó en 2015 reforzar la seguridad de Turquía con una batería de misiles Patriot, el despliegue de aviones de vigilancia Awacs y un aumento de la flota naval en el Mediterráneo oriental. La revisión del “alcance o la dimensión” de esta estrategia fue algo con lo que no quiso “especular” ayer el secretario general.
Desde España, el ministro de Defensa español, Pedro Morenés, se sumó al escepticismo americano. “La OTAN tiene una misión defensiva y política y no entiendo exactamente cómo puede contribuir de manera eficaz a [resolver] la crisis de los refugiados” y consideró que la Unión Europea “tiene capacidades suficientes y estructura, para hacer frente” a la crisis humanitaria desatada por el deterioro de la guerra siria. La ofensiva conjunta del régimen de Asad y la Fuerza Aérea rusa sobre el feudo de Alepo está provocando un éxodo masivo de la población civil. En la última semana 35.000 civiles han huido de los bombardeos rusos y se agolpan en el paso de Bab Al Salam que permanece cerrado. A causa se esta presión han empezado a aflorar campos de refugiados en el lado sirio que se traducirán en una nueva oleada de refugiados hacia Europa. De ahí el interés y la urgencia de Alemania de activar los recursos de la Alianza Atlántica para hacer frente a este desafío.
No sería la primera vez que la OTAN, un organismo de defensa colectiva, participa en una misión exclusivamente de carácter civil y humanitario. En 2005, la Alianza aprobó enviar unidades médicas, ingenieros y equipos especiales a Pakistán para hacer frente a las secuelas de un devastador terremoto. Existe por tanto un “know-how” para este tipo de escenarios.
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