Parlamento Europeo
Bruselas conmina a «tories» y laboristas a pactar el Brexit
Tras la primera ministra, ayer llegó el turno de Jeremy Corbyn. El líder del principal partido de la oposición se desplazó ayer a la capital comunitaria para entrevistarse con el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, en un momento en el que Bruselas presiona más que nunca para que conservadores y laboristas remen en la misma dirección y firmen la pipa de la paz. Al menos, sobre el Brexit. Parece casi una quimera, pero es la única solución posible. En las últimas semanas, las palabras de los líderes europeos hacía Corbyn han cambiado. El líder izquierdista nunca ha entusiasmado en la burbuja comunitaria, siempre se ha considerado que es un interlocutor poco fiable que ha jugado con dos barajas y grandes dosis de ambigüedad durante estas negociaciones. Pero ante la necesidad de sumar más que de restar, algunos de sus últimos gestos han comenzado a ser del agrado de los Ventisiete. El último, apostar por la unión aduanera permanente en una misiva de cinco puntos “Muchos de los planteamientos de esa carta no eran posibles, pero la percepción es que abría el campo de juego. Cuando May se negó a la unión aduanera volvió a cerrar el campo” resume un alto cargo comunitario.
Ayer, tras entrevistarse con Barnier, el líder laborista siguió apostando por la unión aduanera y alertó de las posibilidades de un Brexit caótico. “Está muy claro que esta primera ministra, al rechazar cambiar sus líneas rojas, simplemente está dejando que el tiempo pase”, advirtió . Pero ironicamente, en Bruselas, también son partidarios de jugar esta baza. Sotto voce, en la capital comunitaria se confía en que sólo el paso del tiempo y la inminencia del precipicio del 29 de marzo sea capaz de obrar el milagro de un pacto en el último momento. Ya se especula con una prórroga corta de carácter técnico que sirva, no para seguir negociando, sino para que Reino Unido pueda introducir en su legislación secundaria el acuerdo. Bruselas confía en que – en un acto de responsabilidad hacía su país- una mayoría de eurodiputados acabe aceptando el trato y prepara una salida honrosa para Reino Unido que sea lo menos traumática posible para el orgullo nacional. Pero a nadie se le escapa que es una operación de alto riesgo a todo o nada.“O parte de los laboristas apoyan al gobierno o no se podrá ratificar el acuerdo de retirada”, resumen las mismas fuentes. Mientras tanto, se ha multiplicado la coreografía de encuentros y May se volverá reunir con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker a finales de mes. Las dos partes quieren demostrar que están haciendo todo lo posible para evitar un Brexit caótico aunque, reunión tras reunión, no haya apenas avances.
Desde el punto de vista europea, las posibilidades para validar el pacto parecen cerrarse a dos: que Reino Unido acepte un protocolo con validez jurídica sobre la solución de emergencia dada a Irlanda- sin renegociar el acuerdo de 585 páginas- o que admita la unión aduanera como relación futura respecto el bloque europeo. En el primer caso, Bruselas se sigue negando a que haya un límite de tiempo ya fijado o que Reino Unido pueda actuar de manera unilateral; en el segundo la aceptación de la unión aduanera terminaría con el problema irlandés y permitiría cierta generosidad por parte de Bruselas sobre la relación futura, pero dinamitaría el partido conservador. Ayer Barnier prosiguió sus contactos con el equipo británico. En los últimos días, se ha sumado en Bruselas el Fiscal General, Geoffrey Cox ,en lo que se interpreta como un intento de negociación de este protocolo con validez jurídica.
Mientras las horas cruciales se acercan de manera inexorable, una mezcla de pesimismo y cansancio parece apoderarse de la capital comunitario.” Mis esfuerzos se orientan a una forma en la que podamos evitar que suceda lo peor, pero no soy muy optimista", aseguró ayer Juncker sólo un día después de su encuentro con May.
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