Guerra comercial
China impone aranceles a 106 productos USA por 40.000 millones
Pekín ofrece a Washington 30 días para negociar una solución al conflicto o subirá al 25% la tasa a la importación de soja, automóviles, aviones, whisky y tabaco estadounidenses.
Pekín ofrece a Washington 30 días para negociar una solución al conflicto o subirá al 25% la tasa a la importación de soja, automóviles, aviones, whisky y tabaco estadounidenses.
Treinta días. Ese parece ser el periodo de tiempo con el que cuentan EE UU y China para tratar de evitar que estalle una guerra comercial entre las dos economías más grandes del planeta. Ayer, el gigante asiático anunció que impondría aranceles de un 25% a varios productos americanos como respuesta a las advertencias horas antes del país norteamericano de aplicar gravámenes sobre 1.300 productos chinos por un valor de 50.000 millones de dólares (40.000 millones de euros). Si en ese periodo de tiempo las dos naciones no llegan a un acuerdo que calme los ánimos proteccionistas del presidente estadounidense, Donald Trump, China dará luz verde a los planes previstos.
La decisión de las autoridades del país comunista respondía a las amenazas de Trump, quien calificó de «desleales» las prácticas comerciales de China y sus empresas y las acusó de violar repetidamente las leyes de propiedad intelectual.
Para el líder de EE UU, Pekín se ha aprovechado de sus compañías, a las que ha obligado durante años a transferir tecnología y conocimiento como condición para operar en territorio chino con el objetivo de crear grandes tecnológicas que ahora compiten con las norteamericanas.
El Ministerio de Comercio chino aseguraba ayer en un comunicado que la respuesta de Pekín es «un acto justo para defender sus derechos e intereses legítimos» al tiempo que aclaraba que las políticas de Washington «violan gravemente» las reglas del comercio multilateral.
Las autoridades chinas indicaron ayer que, entre los 106 productos a castigar, se incluyen la soja, los automóviles, las aeronaves o el whisky y tabaco estadounidenses. Todos ellos tan estudiados que, de materializarse la imposición de las tasas chinas en esta selección de bienes, el golpe para Trump sería doble. En el terreno político, porque la mayor parte de su producción se lleva a cabo en estados republicanos bastiones del mandatario y en el terreno financiero, porque el valor de importación de estos productos es bastante elevado. En el caso de la soja superó los 13.900 millones de dólares el año pasado; en el de los automóviles, los 12.280 millones y en el de los aviones, los 9.500 millones. Por detrás, el algodón con 980 millones o el sorgo con 950 millones.
La suma de los aranceles a imponer equivaldría a 50.000 millones de dólares, el mismo importe que alcanzarían los impuestos que el Gobierno de EE UU anunció en marzo sobre los 1.300 productos chinos que este martes especificó y entre los que destacan aparatos de tecnología punta de las industrias aeroespacial y robótica o medicamentos.
«Tenemos la confianza y capacidad de responder a cualquier medida», aclaraban las autoridades chinas. «Cualquier intento de poner a China de rodillas a través de amenazas e intimidación nunca ha tenido éxito y tampoco lo tendrá esta vez», afirmó el portavoz de Exteriores chino, Geng Shuang, quien, pese a destacar que «la oportunidad de consultas había sido omitida por Estados Unidos una y otra vez» mostró su disposición a negociar.
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