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Defensa

China realiza un upgrade en esta rama imprescindible del ejército: sus cañones llegan más lejos y son más precisos

El Ejército chino pone a prueba su obús PCL-181 en altitudes extremas, marcando un hito importante para la artillería moderna

Soldados del Ejército Chino de Liberación Popular antes de un desfile militar en la plaza Tiananmen en Beijing (China). WU HONGEFE

La modernización militar exige operar armamento pesado en entornos inhóspitos, una prioridad estratégica global. La adaptación tecnológica resulta esencial para superar estas barreras geográficas.

Las grandes altitudes suponen un reto considerable. La escasez de oxígeno y condiciones climáticas adversas afectan rendimiento mecánico y balística. Las dificultades logísticas del terreno abrupto complican además las operaciones militares.

En este contexto, las recientes pruebas de China con un sistema de artillería autopropulsado cobran una relevancia de calado. Estos ejercicios sugieren un avance en la capacidad para operar equipos pesados en escenarios tradicionalmente limitantes.

El PCL-181: versatilidad en terrenos extremos

China ha realizado maniobras con fuego real en alta montaña usando su obús autopropulsado de ruedas PCL-181 de 155 milímetros según Interesting Engineering. Las pruebas, en terreno abrupto y condiciones rigurosas como aire enrarecido y bajas temperaturas, se ubicaron probablemente en la meseta tibetana o Xinjiang, zonas fronterizas con India.

El PCL-181, desarrollado por NORINCO y presentado en 2019, dispara proyectiles de 155 mm (estándar OTAN) hasta 40 kilómetros. Montado sobre un camión 6x6, este diseño le otorga mayor velocidad y movilidad frente a los sistemas de oruga.

Puede superar los 90 kilómetros por hora y su autonomía operativa excede los 600 kilómetros. Transporta 27 proyectiles y dispara entre cuatro y seis rondas por minuto, gracias a un mecanismo de carga semiautomático que agiliza las misiones de fuego.

El sistema incorpora tecnología de puntería avanzada, navegación satelital y comunicaciones digitales, mejorando la precisión y reduciendo el personal. Su capacidad para reposicionarse y disparar en menos de tres minutos dificulta su detección y neutralización enemiga.

Informes indican que el PCL-181 ya se despliega en Xinjiang y el Tíbet. Refleja el interés de Pekín en reforzar su preparación militar en la frontera india, especialmente tras los enfrentamientos de Galwan en 2020. Su agilidad es una ventaja sobre la artillería remolcada.

La integración del PCL-181 se enmarca en una estrategia china de modernizar y digitalizar sus fuerzas armadas, buscando despliegue rápido, ataques de precisión y coordinación con drones. Estas pruebas validan el sistema y envían una señal política sobre las aspiraciones militares chinas en entornos complejos.