Conflicto IsraelPalestina
Comienzan las conversaciones entre palestinos e israelíes
Tras aproximadamente cuatro años de estancamiento en el proceso de paz, representantes israelíes y palestinos retomaron ayer el diálogo dándose cita en Washington. Antes de partir hacia EE UU, la ministra de Justicia israelí, Tzipi Livni –encargada en el Gobierno de los contactos con los palestinos–, declaró que acudía a esta nueva etapa «cautelosamente, pero al mismo tiempo con esperanza». Ella misma tuvo a su cargo gran parte del diálogo con los palestinos antes de las elecciones que llevaron a Benjamin Netanyahu nuevamente al poder, cuando era la ministra de Exteriores del entonces primer ministro, Ehud Olmert. Hanan Ashrawi, una de las más conocidas portavoces palestinas, dijo por su parte que esta vez las conversaciones tendrán lugar en condiciones «más difíciles» que en rondas anteriores. Si bien no entró en detalles, es evidente que en los últimos años ha aumentado considerablemente la desconfianza entre las partes, en una atmósfera de constantes acusaciones.
Observadores de ambas partes recuerdan que las presiones norteamericanas para volver a negociar pueden lograr que los representantes se sienten en una misma mesa, pero no necesariamente aumentan las probabilidades de éxito de los contactos. Los representantes oficiales hablan de lo importante de no perder más tiempo, pero cada una de las partes lidia con no pocas dificultades. Del lado israelí, hay fuertes presiones contra la excarcelación de terroristas responsables de atentados, 104 de los cuales serán puestos en libertad, tal cual fue aprobado el domingo por el gabinete. Pero más allá de este punto concreto, dentro del propio Gobierno de Netanyahu hay serias reservas respecto a un proceso que conduzca a un Estado palestino independiente. «Netanyahu comete un error al apoyar un Estado palestino y esto lo está dañando dentro de su propio partido, el Likud», declaró el número dos de Exteriores, Zeev Elkin, uno de los exponentes de la línea dura dentro del partido, en una entrevista concedida a «The Times of Israel».
Del lado palestino, las advertencias tienen otro cariz, al venir de parte de quienes desafiaron por las armas el liderazgo del presidente Abas, desafío que culminó con la organización islámica Hamas arrebantando el control de Gaza a la Autoridad Palestina hace seis años. Por ahora, las reservas son sólo verbales, al igual que las de los israelíes que consideran peligroso hacer concesiones a los palestinos. Pero el trasfondo incide en la evaluación general. «Volver a negociar es un paso peligroso, que beneficia únicamente a la ocupación», declaró el portavoz de Hamas Sami Abu Zuhri, en referencia al Estado de Israel.
Antes de sentarse nuevamente a negociar, israelíes y palestinos recibieron la noticia sobre la decisión del secretario de Estado, John Kerry, de nombrar al ex embajador Martin Indyk como enviado especial a las negociaciones en nom bre de la Administración Obama. Indyk, que conoce a fondo la región, tiene buenos contactos con ambas partes. «No es un secreto que para avanzar se requiere un proceso difícil», declaró Kerry, explicando que, «si fuera fácil, esto habría sucedido hace tiempo». «Lo que se busca son términos medios razonables», señaló. Por su parte, el presidente Obama, que se juega su crédito internacional en las negociaciones, calificó de «prometedora» la reanudación de los diálogos y dijo que durante su visita a la zona en marzo «experimenté el profundo deseo de paz entre israelíes y palestinos, lo que reforzó mi convicción de que la paz es posible y necesaria».
Indyk, que ya participó en intensos contactos en la región en el marco de la presidencia de Clinton, se refirió a su nombramiento como a «un desafío que me da humildad, un desafío del que no puedo desistir». «He estado convencido durante 40 años de que la paz es posible», aseguró Indyk, elogiando a Kerry por haber insistido en el intento de reanudar el proceso de paz «mientras la mayor parte de la gente creía que usted estaba realizando una misión imposible». Por delante quedan al menos nueve meses de duras negociaciones para intentar el acuerdo, según informaron ayer fuentes del Departamento de Estado estadounidense.
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