Embajador de Israel
Dan Poraz: "El objetivo de Israel es impedir que Irán se convierta en una teocracia radical con una bomba nuclear"
El embajador israelí en funciones en Madrid asegura que "Israel atacó en el último momento a Irán, tras haber agotado todas las vías"
Dan Poraz (Tel Aviv, 1982) está al frente de la embajada de Isral en España desde finales de 2023, cuando la embajadora hebrea en Madrid fue llamada a consultas en su país. El Gobierno de Benjamin Netanyahu decidió no sustituirla cuando en mayo de 2024 el Ejecutivo de Pedro Sánchez reconoció al estado palestino. Dice que nadie más que Israel desea el final de la guerra en Gaza y asegura que en Europa ha renacido el viejo odio hacia el judío.
¿Cree que este ataque de Israel a Irán animará a Teherán a tener un arma nuclear obviando a partir de ahora cualquier posible acuerdo de su programa nuclear con EEUU?
Había una negociación en curso entre Irán y Estados Unidos, e Irán aprovechó esta negociación para acelerar en secreto su programa nuclear, que llevaba años en marcha. Había una negociación en curso entre Irán y Estados Unidos, e Irán aprovechó esta negociación para acelerar en secreto su programa nuclear, que llevaba años en marcha. Israel atacó en el último momento, tras haber agotado todas las vías, antes de que fuera demasiado tarde. Esperar habría allanado el camino para que Irán se convirtiese en una potencia nuclear, una amenaza no solo para Israel, sino para toda la región, para Europa y para el mundo.. Esperar habría allanado el camino para que Irán se convirtiese en una potencia nuclear, una amenaza no solo para Israel, sino para toda la región, para Europa y para el mundo.
¿Israel puede derrotar a Irán en una guerra abierta sin la ayuda militar de EEUU?
El objetivo de Israel es impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear. Una teocracia radical, liderada por un régimen fundamentalista con una bomba nuclear, es una realidad que el mundo no puede permitirse. Estados Unidos es el mayor aliado de Israel y estamos plenamente coordinados con ellos. Estados Unidos no solo comparte con nosotros valores e intereses, sino que también comprende plenamente que Irán no puede tener armas nucleares. Israel está luchando contra una dictadura cruel y malvada para que no pueda amenazarnos con la aniquilación ni desestabilizar la seguridad global.
Desde hace unas semanas, países occidentales aliados de Israel se están movilizando y están planteando políticas con medidas más duras contra su país, algo no visto en todos estos meses de guerra. ¿A qué se debe esta ofensiva diplomática internacional contra Israel?
Es muy evidente que se debe a la duración de la guerra. Esta es, de hecho, la guerra más larga en la historia de Israel. Es increíble pensar que en la guerra de 1967 Israel derrotó a tres ejércitos árabes en solo seis días, y no ha podido derrotar a una organización terrorista en casi 19 meses. Muchos de nuestros aliados, como Reino Unido, Australia, Canadá y otros creen que con presión sobre Israel pueden lograr el final de la guerra. Pero la realidad es que no hay nadie que quiera más el fin de la guerra que Israel. La diferencia es que entendemos que solo hay una forma de terminarla: con la liberación de nuestros rehenes —todavía hay 55 en manos de Hamás—, y con la garantía de que lo que ocurrió el 7 de octubre no vuelva a suceder jamás. Y la única forma de asegurar eso es poniendo fin al dominio de Hamás en Gaza.
¿Cree que las sanciones de países occidentales contra ministros israelíes fortalecen a Hamás?
Los países aliados deberían hacer presión sobre Hamás, no sobre Israel. Con esas medidas, están reforzando a Hamás. El objetivo de Hamás ahora es sobrevivir, mantenerse como potencia, como gobierno. El objetivo de Israel es justamente lo contrario: acabar con el dominio de Hamás. Pero estas medidas de presión internacional hacen que Hamás piense que no necesita rendirse, que no necesita liberar a los rehenes, porque la presión sobre Israel va a funcionar y garantizará su supervivencia. Eso es fatal. Y lo es especialmente porque, si Hamás sobrevive y se mantiene en Gaza, solo es cuestión de tiempo hasta que ocurra otro 7 de octubre. Eso lo tengo claro.
¿Cómo podría evitar Israel la muerte de civiles en Gaza?
Si existiera otra manera, la tomaríamos. Pero no la conocemos. No hubo otra forma de acabar con el Estado Islámico sin una guerra, que también causó miles de muertos civiles y un enorme sufrimiento. Lo mismo ocurrió para poner fin al dominio nazi en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. ¿Existía otra forma? Probablemente no. ¿Cuántos civiles murieron en Alemania? Muchísimos. Para nosotros, no hay otra manera. Y es importante decir, como mencioné, que Israel quiere terminar esta guerra. Estamos pagando un precio altísimo. Desde que comenzó, casi 900 soldados israelíes han muerto en el campo de batalla.
¿El apoyo de Estados Unidos a Israel sigue siendo igual de firme que al principio?
Sí. Esta semana, por ejemplo, el secretario de Estado Marco Rubio condenó con firmeza la decisión de Reino Unido y otros países de imponer sanciones a ministros israelíes. Y lo hizo precisamente por las razones que mencioné: ahora mismo hay negociaciones entre Israel y Hamás para alcanzar una tregua y liberar a los rehenes. Tomar decisiones como estas durante esas negociaciones es 100% reforzar a Hamás.
¿Cree que el gobierno de Pedro Sánchez ha tomado medidas o ha hecho declaraciones antisemitas?
Debemos ser muy cuidadosos con el uso del término "antisemitismo". Por desgracia, es un concepto muy polémico. Muchas veces se utiliza de forma exagerada para calificar cualquier crítica a Israel. Pero también es cierto que el concepto de antisemitismo ha evolucionado a lo largo de los siglos. En la antigüedad tenía raíces religiosas. El odio se justificaba diciendo que los judíos mataron a Jesús. En el siglo XIX, ya no se basaba en la religión, sino en teorías raciales. Los nazis eran antisemitas, pero no religiosos: su antisemitismo se basaba en la idea de que el judaísmo era una raza inferior que debía ser exterminada. Después de la Segunda Guerra Mundial, ya no era políticamente correcto odiar a los judíos por religión o raza. Pero hoy en día, el Estado de Israel se ha convertido en "el nuevo judío". Todo el odio que se dirigía antes a los judíos como pueblo, ahora se dirige al Estado de Israel. Es el nuevo chivo expiatorio. Y eso está muy presente en la política española.
¿Por ejemplo?
Hay partidos y políticos en España cuyo odio hacia Israel no es racional, es salvaje, visceral. Esa demonización y deslegitimación del Estado de Israel es una forma moderna de antisemitismo, y estamos viendo niveles que no se veían desde los años 40, tanto en España como en otras partes del mundo occidental. Hemos escuchado a la vicepresidenta del gobierno español corea el lema "del río al mar. Ese no es un lema de paz. Es un llamamiento al genocidio y a la destrucción del Estado de Israel. Es un lema usado por Hamás durante años. Así que es muy grave que lo repita una vicepresidenta.
¿La ofensiva diplomática española en UE contra Israel logrará convencer a otros países de endurecer sus medidas?
En Europa hay un espectro muy amplio de posiciones respecto a Israel. Desgraciadamente, España está en el extremo más hostil. Pero hay países como Alemania, la República Checa, Hungría o Austria que tienen posturas muy diferentes, y no comparten ese tipo de medidas ni declaraciones.
¿Será posible una mejora de las relaciones diplomáticas entre Israel y España pronto, o habrá que esperar a que termine la guerra?
Esperamos sinceramente que las relaciones mejoren. Israel y España tienen muchos valores en común. A los israelíes les encanta España. Lo vemos, por ejemplo, en la cantidad de banderas españolas durante el Mundial o en el alto número de turistas israelíes que visitan el país. Además, compartimos una historia muy rica: España albergó una de las comunidades judías más grandes y antiguas del mundo. No creo que las relaciones se rompan. Las puertas están abiertas. Pero también es cierto que la política española hacia Israel nos obliga a actuar en consecuencia. La esperanza es que termine la guerra, termine el sufrimiento, y con ello podamos recuperar y mejorar las relaciones bilaterales.
El Ministerio de Exteriores español le llamó para protestar por la detención de un español que navegaba en la flotilla que iba a Gaza con ayuda humanitaria. ¿Qué les dijo usted en su descargo?
Les dije que rechazamos completamente esa convocatoria porque el intento de romper el bloqueo naval a Gaza fue contrario al derecho internacional. Este bloqueo es legal, conforme al derecho internacional. Gaza está gobernada por una organización terrorista que ha intentado rearmarse desde el mar en muchas ocasiones. Incluso con el bloqueo, Hamás se convirtió en un ejército poderoso. Así que romper ese bloqueo fue un acto de provocación. Los activistas dijeron que llevaban ayuda humanitaria. Eso es absurdo. La ayuda que llevaban era menos que un camión. Mientras tanto, Israel gestiona más de 100 camiones diarios. Hay un mecanismo internacional, el Gaza Humanitarian Fund, que ya ha distribuido más de 13 millones de paquetes de comida. Quien quiera ayudar, tiene canales reales y legales para hacerlo. Este barco no fue más que una provocación.
¿Israel sigue creyendo en la solución de los dos Estados?
Creo que antes del 7 de octubre, la mayoría de los israelíes apoyaban la solución de dos Estados. Pero después de lo que ocurrió, eso ha cambiado. La gente vio que Gaza era, en la práctica, un Estado palestino gobernado por palestinos, y desde allí se cometió la peor masacre de judíos desde el Holocausto. El miedo ahora es que un futuro Estado palestino en Cisjordania se convierta en una amenaza similar. Un Estado con ejército propio, con armas... Israel no puede permitirse ese riesgo. Aun así, creo que la solución de los dos Estados es la única solución posible. Es la que la ONU propuso hace 77 años. Entonces, los judíos la aceptaron. Los árabes la rechazaron. Desde entonces, no ha habido otra alternativa viable. Israel sabe que los palestinos no van a desaparecer. Pero los palestinos también deben entender que Israel tampoco va a desaparecer. Mientras no lo comprendan, la solución de dos Estados seguirá siendo una utopía.