Investigación
Desaparece un testigo clave del caso Madeleine McCann: "Necesitamos hablar con él urgentemente"
Los servicios secretos alemanes tratan de localizar a un ex socio de Christian Brueckner, en paradero desconocido desde hace una semana
Mientras Christian Brueckner, principal sospechoso del secuestro y asesinato de Madeleine McCann se enfrenta a varias acusaciones de abusos sexuales cometidos en el Algarve, los investigadores del caso continúan trabajando para tratar de completar el complejo puzzle del caso más mediático de la historia. Desde que el pedófilo convicto, de 48 años, fuera declarado oficialmente principal sospechoso en junio de 2020 el caso ha sufrido numerosos altibajos.
El fiscal de Braunschweig y principal responsable de la investigación, Hans Christian Wolters, anunció que el caso estaba resuelto al 90 por ciento, pero lo cierto es que no ha presentado ninguna prueba de ello ni ha sentado en el banquillo a Brueckner. Su discurso siempre ha sido pausado y ha indicado que los investigadores siguen tratando de atar cabos para poder armar el caso para llevarlo a los tribunales. Wolters es consciente de que el principal acusado no saldrá de prisión porque está cumpliendo una condena de seis años por violar a una septuagenaria norteamericana en un apartamento cerca de Praia da Luz, pero tiene pendientes varios juicios más por abusos sexuales.
Sin embargo, las autoridades alemanas están comenzando a perder la paciencia porque se están destinando muchos recursos y los avances no son significativos.
Su principal arma contra el acusado era Helge Busching, ex amigo de Brueckner. Si testimonio era clave para poder desarrollar el juicio pero su inestabilidad y sus antecedentes, lo descartan como testigo fiable. Por ello, el fiscal y su equipo se centraron en tratar de conocer si Brueckner actuó sólo o tuvo colaboración de alguien. Esta hipótesis está abierta desde el principio pero no había ningún indicio que sirviera para desarrollar esta vía de investigación.
Sin embargo, los fiscales responsables del caso averiguaron que Brueckner tenía un amigo que le había ayudado a realizar varios robos en apartamentos en Portugal y encontrarlo se ha convertido en su principal objetivo. ¿Su nombre?: Ralph H, de 56 años.
Por ello, una decena de agentes armados entraron la semana pasada en su propiedad de Kennelblick en Braunschweig (Alemania), donde permanecieron durante una hora. Ralph H y Brueckner alquilaron dos casas con huerto, una al lado de la otra después de haber trabajado juntos en asaltos a apartamentos en Portugal. Los investigadores están muy interesados en su testimonio, que podría ser clave para resolver las muchas incógnitas que rodean al caso.
De hecho, Wolters pidió ayuda a los servicios secretos alemanes para localizarlo. Los agentes de la BKA (el FBI alemán) afirmaron que necesitan hablar con Ralph "urgentemente", según publica el británico "The Sun". Pero nadie sabe nada de él. Tras irrumpir en su casa y llamar varias veces a la puerta, nadie contestó. Al no tener una orden judicial, no pudieron entrar en la casa.
Una de las cosas que más sorprendió a los agentes fue el sofisticado sistema de seguridad de la casa, que tenía detectores de movimiento y cuatro cámaras de vigilancia colocadas en el exterior. Brueckner vivió en la parcela de al lado durante tres años y dividía su tiempo entre el huerto y un quiosco en la ciudad.
Hans Christian Wolters pidió la colaboración ciudadana porque "es un vecino con el que sería interesante hablar, pero no podemos dar detalles sobre cuestiones operativas".
Los vecinos no le ven desde hace una semana. “No está en casa, no contesta el teléfono, aparentemente ha desaparecido”, añadió el agente de la BKA. Una vecina explicó a The Sun cómo vio llegar sigilosamente a los agentes: "Eran entre ocho y diez. La situación daba miedo porque iban armados, con chalecos antibalas y cascos y saltaron su valla". Después, continuó, “rodearon su casa y gritaron su nombre, pero no tuvieron suerte. Más tarde, me preguntaron si tenía alguna idea de dónde podría estar Ralph. Era mediodía y pensé que estaba trabajando. Pero resulta que no lo han visto desde hace casi una semana".
Uno de los vecinos confirmó que hacía una semana que no veía el Volkswagen Golf naranja de Ralph y avisó a los investigadores: “No tiene ninguna intención de ayudar a la policía. No tengo idea si tiene pensado volver o no".
Otros de los testimonios obtenidos por los agentes es que Ralph y Brueckner "idearon varios planes juntos", que "la pareja cultivaba, vendía marihuana y robaban mucho juntos" y también les llamó la atención la descripción que hicieron de ellos: "eran muy sórdidos". "Ralph sabe todo sobre la vida de Brueckner, por eso la policía está tan interesada en hablar con él", añadieron.
Embalse de Arade
Es la primera noticia relevante del caso después de que el año pasado un equipo de investigadores de Alemania, Reino Unido y Portugal trabajaran durante dos días en una zona de acampada del embalse de Arade (Portugal), que llamaba "mi pequeño paraíso, una zona que fue limpiada de rastrojos y en la que hicieron al menos 10 catas en el terreno (de unos 15 a 20 centímetros de profundidad) , en busca de pistas relacionadas con Madeleine como su pijama rosa, o incluso el arma que utilizó para acabar con su vida. A pesar de que sacaron varias bolsas de la zona con pruebas, las autoridades informaron que comparecerían en el caso de haber encontrado algo relevante, pero a día de hoy se desconoce el resultado de esa búsqueda.
Madeleine McCann desapareció en mayo de 2007 mientras dormía en un apartamento junto a sus hermanos gemelos. Sus padres cenaban con unos amigos en un restaurante cercano y en una de las guardias que hacían para comprobar que todos estaban bien, fue su propia madre Kate la que descubrió que Maddie no estaba en su cama, que la puerta no había sido forzada y que la ventana estaba ligeramente abierta. Durante las primeras horas, la investigación fue un auténtico desastre. NO se acordonó el escenario y en trasiego de personas por el apartamento eliminó muchas pruebas y dificultó mucho las labores de los responsables del caso. Esa misma noche, una de las amigas de la familia vio como un hombre se alejaba con un niño dormido en brazos pero estaba en una zona de penumbra y no pudo identificarlo.
Después de muchos errores en el caso, las luchas internas entre los investigadores británicos y alemanes, e incluso la imputación de los propios padres, Hans Christian Wolters puso el nombre de Brueckner encima de la mesa. Había sido condenado por abusar de un menor de edad cuando tan sólo tenía 17 años y después de cumplir la condena se instaló en El Algarve portugués. Sobrevivía del trapicheo con drogas, de la venta de combustible ilegal, pero sobre todo, de asaltar los apartamentos de los turistas. Era un auténtico experto. Lograba entrar y salir de ellos sin ser detectado, incluso cuando los inquilinos estaban durmiendo.
Pero a Brueckner no le bastaba con robar y en ocasiones aprovechaba para dar rienda a sus instintos más oscuros y llegó a abusar de algunas turistas. En 2005 agredió brutalmente y violó a una mujer de 72 años, caso que le llevó a la cárcel, pero tiene pendientes varios casos. Actualmente está siendo juzgado en Braunschweig por tres violaciones y dos agresiones sexuales presuntamente cometidas en Portugal entre 2000 y 2017.
La policía alemana está convencida de que secuestró y mató a Madeleine en Portugal. El sospechoso conocía bien el complejo porque había trabajado durante unos meses en tareas de mantenimiento, lo que habría facilitado su entrada en el apartamento sin forzar la cerradura. Además, el teléfono móvil le sitúa a pocos metros de los apartamentos en los que se alojaban los McCann y en el intervalo de tiempo que se produjo el secuestro. Una ex novia declaró que el día anterior le había dicho que tenía un encargo importante y que estaría desaparecido durante un tiempo. Y así fue. Varios testigos han indicado que fantaseaba con poder secuestrar a un menor y abusar de él y que habría hablado del caso como si tuviera conocimiento de datos que nadie conocía.
Pero Brueckner niega tener relación con el caso y afirma que todo este caso es una caza de brujas contra él, que había sido condenado antes del juicio y que estaba siendo tratado peor que los judíos durante la alemania nazi.
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