Édouard Philippe
Édouard Philippe, el guiño de Macron a la derecha moderada
A la espera de dar a conocer mañana su Ejecutivo, el nuevo primer ministro sabe que Macron no tiene intención de inmiscuirse en sus asuntos del día a día
El nuevo primer ministro de Francia, Édouard Philippe, que comparte con el presidente, Emmanuel Macron, la creencia de que la nueva política supera las divisiones entre derecha e izquierda, es el guiño que el jefe de Estado lanza al electorado conservador de cara a las legislativas de junio.
Nacido en Ruán (norte) en 1970, hijo de dos profesores de francés, la mano derecha del nuevo presidente francés ejercía hasta ahora como diputado por el partido Los Republicanos y como alcalde de la ciudad portuaria de Le Havre.
En esa localidad normanda de larga tradición comunista, Philippe recogió en 2010 el testigo del alcalde Antoine Rufenacht para dejar, a juicio de vecinos consultados por Efe, una impronta positiva en la calidad de vida de la ciudad y una imagen de regidor cercano.
Philippe militó durante dos años en el Partido Socialista antes de unirse a la Unión por un Movimiento Popular (UMP), embrión de Los Republicanos, donde ha hecho carrera bajo el ala protectora del ex primer ministro Alain Juppé, el primero en reaccionar a su designación.
Diplomado en la Universidad Sciences Po, el nuevo jefe de Gobierno ingresó después en la Escuela Nacional de Administración (ENA), de la que procede la élite política del país -como el propio Macron- y en la que acabó entre los primeros de su promoción.
Definido como “un auténtico centrista” por su entorno, con su nominación Macron se aproxima a la derecha moderada, a la que Philippe llegó después de que el ex primer ministro Michel Rocard fuera excluido del Partido Socialista.
En 1997, a su salida de la ENA, Philippe, abogado especializado en Derecho Público, pasó primero por el Consejo de Estado, la máxima instancia administrativa de Francia, antes de lanzarse a la política.
Fue Juppé quien en 2002 lo apadrinó tras una entrevista de apenas “ocho minutos y medio”. Con él participó en la creación de la UMP y dos años después, cuando su tutor fue condenado a 18 meses de prisión exentos de cumplimiento por un caso de empleos ficticios, cambió de rumbo hacia la empresa privada.
La trayectoria profesional de Philippe oscila entre lo público y lo privado, a imagen de quien será su jefe en el Palacio del Elíseo: en 2007, cuando Juppé fue nombrado ministro de Ecología en el Gobierno de François Fillon, fue parte de su gabinete.
Director de Asuntos Públicos del grupo nuclear Areva cuando Juppé dejó esa cartera en 2008, la confianza entre ambos volvió a unir sus caminos en 2016, año en el que fue su portavoz en las primarias del centro-derecha.
Derrotado su candidato, Philippe apoyó a Fillon, hasta que la investigación judicial en la que se vio envuelto este último por los supuestos empleos ficticios para su mujer y dos hijos le hizo apearse de su campaña.
El diputado de Los Republicanos escribió en 2007 la novela “L’heure de la vérité” (”La hora de la verdad”) junto con su amigo Gilles Boyer, exdirector de gabinete de Juppé en la alcaldía de Burdeos, con quien en 2011 también firmó a cuatro manos la obra de política-ficción “Dans l’ombre”.
Pese a su concordancia política con Macron, Philippe no siempre creyó en el antiguo ministro de Economía y actual jefe del Estado.
“Hay dos Macron. El de los discursos, con el que estoy a menudo de acuerdo, y el de los hechos, del que no se puede decir que haya hecho cosas considerables”, decía cuando todavía estaba convencido de las posibilidades de victoria de Juppé en las primarias.
Aunque las críticas fueron matizadas posteriormente, al alabar de él públicamente su simpatía e inteligencia, las distancias entre uno y otro quedaron en evidencia también en una crónica que Philippe publicó en el diario “Libération” el pasado enero.
“Para algunos, impresionados por su poder de seducción y su retórica reformista, sería el hijo natural de Kennedy y de Mendès France. Es cuestionable. El primero tenía más carisma y el segundo más principios”, escribió en un perfil sobre Macron el entonces alcalde de Le Havre.
Sobre Philippe se ha cernido también la sombra de su rechazo a proporcionar ciertas informaciones sobre su declaración patrimonial de 2014, según el diario digital francés “Médiapart”.
El diputado escribió “ni idea” al responder sobre el valor de sus bienes inmobiliarios, por lo que fue amonestado por la Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública.
Philippe, que confiesa tener pánico al dentista y a los tiburones, hasta el punto de no sentirse a gusto al nadar en el mar, es un fan declarado de Bruce Springsteen y de la saga de “El Padrino”, que dice haber visto “al menos cincuenta veces”.
A la espera de dar a conocer mañana a los integrantes de su Ejecutivo, el nuevo primer ministro sabe de antemano que el presidente no tiene intención de inmiscuirse en sus asuntos del día a día, ni de tratarle, como hizo Nicolas Sarkozy con Fillon, como un mero “colaborador”.
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