Estados Unidos
Obama declara la guerra al carbón
«El cambio climático es la mayor amenaza para el futuro», advierte el líder norteamericano. Presenta un histórico plan para reducir las emisiones de CO2 un 32% en 2030 y plantar cara a las empresas tóxicas
«El cambio climático es la mayor amenaza para el futuro», advierte el líder norteamericano. Presenta un histórico plan para reducir las emisiones de CO2 un 32% en 2030 y plantar cara a las empresas tóxicas
Se trata de un paso histórico a nivel medioambiental y también un éxito indiscutible para Barack Obama, quien ahora sumará un nuevo capítulo a su legado como presidente de Estados Unidos. Ayer, Obama anució su ambicioso Plan de Energia Limpia para combatir el cambio climático y se comprometió a que EE UU reduzca las emisiones de dióxido de carbono un 32% en 15 años. De hecho, el documento definitivo supera las exigencias de la Agencia de Protección Medioambiental estadounideses (EPA), que fijó esta reduccuón en un 30%. Se trata de un plan progresivo que exige el compromiso de los cincuenta Estados, que irán adaptando sus fuentes de suministro energético. Estados Unidos es el segundo país que más dióxido de carbono emite después de China, por lo que este texto fue recibido con entusiasmo por los ecologistas. No tuvo el mismo impacto entre los empresarios del carbón ni los republicanos, quienes aseguraron que darán la batalla para bloquear esta ley, ya que, según ellos, será un lastre para la economía estadounidense.
En un acto celebrado en la Sala Este la Casa Blanca, el presidente, acompañado por la directora de de la Agencia de Protección Mediomabiental, Gina McCarthy, y por padres de niños enfermos de asma, enfatizó que, según el Pentágono, los efectos del cambio climático ponen «en riesgo» la seguridad nacional de Estados Unidos. «Solamente tenemos un hogar, un planeta. No hay un ‘plan B’. Si queremos proteger nuestra economía, nuestra seguridad y la salud de los niños, tenemos que hacer más para luchar contra el cambio climático», afirmó Obama, quien aseveró que las plantas termoeléctricas emiten «aproximadamente un tercio» de la contaminación total por carbono del país. Por este motivo, según el presidente, es el momento de actuar, para que las nuevas generaciones no hereden este perjuicio. Según el documento que ayer se hizo oficial, Estados Unidos reducirá para 2025 sus emisiones de gases que favorecen el efecto invernadero –en total, no sólo las procedentes de centrales termoeléctricas– entre un 26% y un 28% respecto a los niveles de 2005.
Según los expertos, el texto final, endurece los objetivos a largo plazo para conseguir la reducción del 32% de las emisiones, y relaja en cierta medida los plazos intermedios para alcanzar la meta. Un guiño a los Estados más dependientes del carbón, que han mostrado un fuerte rechazo a plan. Así, se permitirá a los Estados conseguir sus objetivos en 2022, en vez de 2020, como indicaba el borrador del año pasado. Además, se les dará dos años más de margen también para presentar sus planes al Gobierno federal, que tendrá que comprobar que se ajustan a lo que se les ha pedido. La fecha límite para este requisito será 2018, en vez de 2017.
El «ObamaGreen», como ya han empezado a denominar al Plan de Energia Limpia del presidente, ha suscitado la ira de diferentes compañías energéticas, que critican a la Administración Obama por haberse excedido en sus competencias y por haber declarado la guerra al carbón. A las críticas de los magnates del carbón, se suman también las de los republicanos, que harán de este texto un argumento clave en la carrera presidencial de 2016. Curiosamente, cuando Obama abandone la Casa Blanca, se empezarán a desarrollar los primeros requisitos de su ley medioambiental.
El Plan Energía Limpia presenta objetivos específicos para cada Estado en función pecularidades de cada zona. Además, incluirá un programa de incentivos para la energía limpia con el objetivo de promover «el desarrollo de energía renovable y energía eficiente», afirmó el presidente. Para la Administración Obama es fundamental evitar que el uso del carbón como fuente de energía se convierta en un trasvase de la industria hacia el gas natural. La energía solar y la eólica se sitúan potencialmente como las principales apuestas. De hecho, los propietarios de las principales empresas de energías renovables felicitaron al presidente por dar este paso «histórico y necesario». Se espera que en 2030 el uso de las energías limpias crezcan por encima del 30%.
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