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EE UU e Irán abren un nuevo orden

(De izq a der) los ministros de Exteriores chino, Wang Yi; francés, Fabius Laurent; y alemán, Franck-Walter Steinmeier; la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini; el minisro de Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif;el jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), Ali Akbar Salehi; los ministros de Exteriores rusos, Serguéi Lavrov, británico, Philip Hammond, y estadounidense, John Kerry.
(De izq a der) los ministros de Exteriores chino, Wang Yi; francés, Fabius Laurent; y alemán, Franck-Walter Steinmeier; la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini; el minisro de Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif;el jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán (OEAI), Ali Akbar Salehi; los ministros de Exteriores rusos, Serguéi Lavrov, británico, Philip Hammond, y estadounidense, John Kerry.larazon

Occidente firma con Teherán un acuerdo histórico que aleja al régimen persa de la bomba nuclear. El régimen de los ayatolás acepta destruir el 98% de su uranio y dos tercios de sus centrifugadoras.

Durante 18 largas jornadas, el mundo asistió a un impetuoso tira y afloja que amenazaba con romper la cuerda, pero no lo hizo, y el acuerdo completo sobre el programa nuclear iraní es ya un hecho. La euforia de un momento calificado de histórico podía leerse sin esfuerzos en el semblante de los ministros de Exteriores del G5+1 (formado por Estados Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania), quienes recibieron un baño de flashes durante su comparecencia ante la Prensa en Viena, acompañados del también sonriente canciller persa, Javad Zarif y de la líder de la diplomacia europea Federica Mogherini. El pacto, encaminado a certificar el objetivo exclusivamente pacífico de las actividades atómicas de la República Islámica, constituye la piedra angular de un proceso que se dilatará en el tiempo y cuyo éxito dependerá de la capacidad de las partes para construir una mutua confianza.

De acuerdo a lo firmado, Irán se compromete a eliminar dos tercios de sus centrifugadoras en los próximos diez años y las que permanezcan en funcionamiento sólo podrán producir combustible para la única central eléctrica que posee el país. Las limitaciones impuestas le obligarán a deshacerse del 98% de sus reservas de uranio y no se le permitirá enriquecer la cantidad restante por encima del 3,67%, porcentaje muy alejado del que requeriría la fabricación de una bomba atómica. Teherán ha cedido, además, en uno de los puntos más conflictivos durante las conversaciones. Como exigían las grandes potencias, el embargo de armas decretado por las Naciones Unidas se mantendrá durante cinco años y las restricciones a la transferencia de tecnología de misiles balísticos se dilatará por un periodo de ocho. Ahora bien, los tiempos estipulados serán susceptibles de una reducción, cuando el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) se halle en disposición de atestiguar que Irán no está avanzando en su programa atómico de espaldas al mundo. La República Islámica siempre ha mantenido, desde el comienzo de la crisis, hace 12 años, que no tenía intención de actuar en contra del Tratado de No Proliferación, y que sus investigaciones se fundamentaban en su legítimo derecho a proveerse de energía y material médico, pero las limitaciones con que se han encontrado los agentes de la OIEA durante las inspecciones efectuadas en el pasado hicieron florecer las suspicacias de Estados Unidos y sus aliados. Buscando un complejo equilibrio que apacigüe los temores del G5+1 sin comprometer la seguridad nacional persa, el acuerdo detalla el procedimiento que seguirá el organismo de control de la ONU.

Los inspectores tendrán acceso a cualquier enclave que sea sospechoso de albergar actividades no pacíficas, incluidas instalaciones militares, aunque las visitas no serán, en ningún caso, por sorpresa, e irán precedidas de una solicitud que podrá ser rechazada. En caso de conflicto, una junta de arbitraje con representantes de todas las partes será la responsable de dirimir las diferencias.

Yukita Amano, director general del OIEA, reveló que ya se ha consensuado el calendario de inspecciones y que, si Irán cumple con su parte del trato, el organismo publicará un informe a finales de año constatando las intenciones pacíficas del programa nuclear persa. Sería entonces, y sólo entonces, cuando la República Islámica comenzaría a recibir una contrapartida en forma de levantamiento de gran parte de las sanciones que han estrangulado su economía durante alrededor de una década. Se calcula que el país recibiría una inyección de 100.000 millones de dólares tras ver descongelados sus fondos en el extranjero. También se suspendería el embargo europeo sobre su petróleo y desaparecerían importantes restricciones a su sector bancario. En caso de violación del acuerdo y pese a las reticencias de Teherán, las sanciones que se hayan invalidado entrarían de nuevo en vigor en un periodo de 65 días.

Terminadas las arduas negociaciones, los artífices del pacto manifestaron su regocijo y su buena disposición en lo que se vislumbra como un nuevo horizonte. El canciller iraní, Mohammad Yavad Zarif, afirmó: «Creo que estamos ante un momento histórico. Hemos alcanzado un acuerdo que no es perfecto para nadie pero que supone un importante logro para todos nosotros. Hoy podría haber sido el final de la esperanza, pero ahora estamos comenzando un nuevo capítulo». Le acompañaba en su comparecencia Federica Mogherini, quien se pronunció en similares términos: «Estamos ante una decisión que puede abrir la puerta a un nuevo capítulo en las relaciones internacionales y que evidencia que la diplomacia, la coordinación y la cooperación pueden superar décadas de tensiones y confrontación. Creo que se trata de un signo de esperanza para todo el mundo y todos sabemos que es algo muy necesario en estos tiempos», precisó la alta representante europea. El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, insistió en que el texto recién rubricado sentará las bases del cambio en las relaciones entre su país y la República Islámica, aunque recordó que todavía queda por delante un duro trabajo. En respuesta a las críticas, Kerry defendió el documento y en un claro mensaje a los congresistas norteamericanos que deberán estudiar su contenido en los próximos 60 días Kerry afirmó: “Hay quienes alegarán que podríamos haber hecho más; que, al final, Irán habría ondeado la bandera blanca y habría abandonado su programa nuclear. La comunidad internacional ha intentado dicho enfoque y, mientras tanto, ¿adivinen qué pasó? El programa iraní continuó desarrollándose». Desde Teherán, el presidente Hasan Rohani insistió en que su país nunca perseguirá la obtención de la bomba atómica, un compromiso cuya veracidad les corresponde examinar a los inspectores del OIEA. Barack Obama defendió ayer en una conversación con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, el «compromiso leal» de su Gobierno con la seguridad de Israel y la importancia del acuerdo nuclear firmado con Irán, en el que Netanyahu ve «peligros» implícitos.