Cuba

El fin de los Castro

Raúl Castro
Raúl Castrolarazon

La despedida de Raúl Castro se ha retrasado dos meses como consecuencia del terrible daño que infringió el huracán Irma sobre Cuba. La dictadura totalitaria más longeva del continente americano podría abrirle las puertas a un nuevo modelo a partir del año que viene. Miguel Diaz-Canel, primer vicepresidente de los consejos de Estado y de ministros de la isla, será con toda seguridad el sucesor de una dinastía que por seis décadas encarnaron los Castro en el país.

Con un liderazgo en apariencia renovado, pero con el discurso sombrío y acostumbrado del manual comunista, Diaz-Canel tendrá que enfrentarse al núcleo duro del castrismo, que maneja y ocupa grandes cuotas de poder. En este sentido, el ex ministro de Educación cubano y segundo a bordo en la línea de sucesión al poder asumirá un país sumido en el retraso económico y político. No solamente debido a la hiper participación del Estado en la economía, no sólo por la ausencia de independencia de poderes en él sino también por el irrespeto al carácter libérrimo e individual de la persona humana y la violación a los derechos fundamentales de todos sus ciudadanos.

Todo parece indicar que la evolución y una posible apertura del modelo marxista será a través de un proceso paulatino, mesurado y cauteloso. El hermano menor del difunto Fidel y actual comandante de la revolución ha dado los primeros pasos de un posible cambio para recoger frutos en el mediano y largo plazo, a través de medidas políticas en lo internacional y económicas en lo doméstico, que hacen pensar que la disposición a un viraje de modelo existe en la hoja de ruta de esta nueva etapa «revolucionaria»

Sin duda, es una medida indispensable la posibilidad de que fuerzas políticas opositoras logren participar en unas elecciones libres y justas, que sean un espejo verdadero de lo que desean los cubanos para su futuro. Mientras esto no cambie, no hay duda de que el movimiento de actores serán actos protocolarios. Si Diaz-Canel no aplica un «golpe de timón», lo cierto es que los cubanos seguirán siendo presos de un modelo atrasado y la mayoría del mundo occidental seguirá indignado y mal acostumbrado por la existencia de un régimen con estas características en el siglo XXI. En este sentido, en las manos del actual vicepresidente y futuro Comandante se deposita una esperanza, no solamente en los cubanos que viven en el exilio, sino también, en buena parte del hemisferio que anhela un nuevo gobierno para mantener relaciones diplomáticas y comerciales con absoluta normalidad.

La revolución cubana bajo el manto del marxismo leninismo fracasó y una nueva generación política tendrá la responsabilidad de hacerlo patente. Queda esperar hasta el mes de abril si la sindéresis y la obviedad política comienzan a enmarcar un nuevo sistema político en la sometida y humillada isla del guaguancó y el son cubano.