Venezuela sin Chávez
El polvorín venezolano
Antes de adentrarse en la bacheada ruta de la lucha contra la inseguridad y las sacudidas que se esperan a raíz de los problemas económicos de Venezuela, Nicolás Maduro tendrá que atravesar la empinada carretera de la auditoría de los sufragios exigida por Henrique Capriles, por quien en las pasadas elecciones votó la otra mitad de los venezolanos. Maduro tomó posesión del cargo de presidente con un fondo de cacerolazos en muchas partes del país. La oposición sigue sin reconocer su victoria. Aunque el Consejo Electoral Nacional anunció una auditoría de los votos, no mostrará los cuadernos de votación, algo que Capriles considera esencial para cotejar los resultados. A juzgar por el tono discursivo adoptado desde que ganó las elecciones, el presidente Maduro piensa «radicalizar la revolución», lo que para muchos equivaldría a cerrarle la puerta al diálogo político. Giorgio Cicarello, profesor de la Universidad de Drexell, explica a LA RAZÓN que una posible estrategia gubernamental sería la de agudizar el conflicto, aunque reconoce que puede ser fatal para un proyecto político y pone el caso de 2002, cuando Chávez se enzarzó con la oposición que terminó en su breve derrocamiento. «Y además hay una crisis de conducción dentro del Gobierno de Maduro», afirma Capriles, reflejando la opinión de algunos de que la ajustada victoria electoral tuvo un impacto dentro del PSUV acostumbrado a gobernar con cómodas ventajas. Esa coyuntura única en la historia del chavismo para debilitar la gestión de Maduro podría ser aprovechada por la oposición. Ciudad Caribia, el último sueño del fallecido comandante, es una urbanización construida solo con materiales provenientes del petróleo. Algunos ya muestran un estado decadente. Como cada jueves, Francisco Farruco Sesto, ministro para la Transformación de la Gran Caracas, repartió 332 viviendas. Mientras entrega las llaves, recuerda a este diario que «en España, con tres millones de casas desocupadas, sí que haría falta una Misión Vivienda como la nuestra». Aunque viven una paradoja: «Sólo se las dan a los enchufados», aclara un ciudadano, preguntándose cómo era posible que Capriles hubiera obtenido cerca de un centenar de votos en una urbanización entregada por Chávez. La respuesta es sin duda una de las claves para entender el declive del chavismo.
Maduro pide ayuda a los castro
Mientras los cimientos del actual Gobierno se tambalean, el presidente Nicolás Maduro ha viajado a Cuba,para definir con los hermanos Castro cuáles son los próximos pasos a seguir en Venezuela. Y es que lo que hasta hace poco era la apisonadora electoral que pilotaba el mandatario Hugo Chávez, con dos tercios de los venezolanos como entusiastas pasajeros, es ahora el autobús del 50,7% que se dispone a manejar Maduro.
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