Colombia
“El proceso de paz en Colombia no está muerto, pero se reabrirá la espiral de violencia”
Entrevista a Néstor Rosanía
Después de queel vídeo en el que Iván Márquez manifestaba su intención de volver a la lucha armadallegase a todas las redacciones del mundo; la pregunta susiguiente es si el proceso de paz en Colombia se había roto. Néstor Rosanía, director ejecutivo del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, defiende que no, que la facción de las FARC que se ha levantado en armas no es representativa del grueso de “desmovilizados” de esta guerrilla. Que hay muchos que tratan de volver a reincorporarse en la sociedad. Pero, ¿por qué volver a las armas si es posible volver a la paz?
¿Qué es lo que ha provocado el llamamiento a las armas?
Hay tres variables: en primer lugar, hay que decir que se debe a una reestructuración de lo que en Colombia se conoce como las “disidencias”, que son pequeños grupos que no se acogieron al Proceso de Paz y que dejaron atrás una lógica político-ideológica y entraron en la lógica de las economías ilegales (para lo que ya tenían experiencia e infraestructuras). Estas disidencias se están peleando por cuatro mercados económicos: el narcotráfico (el más grande), la minería ilegal, el tráfico ilegal de combustible y, por último, la extorsión y el secuestro.
En segundo lugar, Jesús Santrich e Iván Márquez venían con un proceso penal por un caso de narcotráfico, que estaba muy bien documentado por parte de EE UU. Terminaron los dos huyendo de la Jurisdicción Especial para la Paz (institución que juzga a los involucrados en el conflicto armado). Por lo que ellos mismos perdieron el mismo espacio político que habían ganado con las negociaciones del proceso de paz. Hacen una repliegue estratégico, vuelven a las armas, y yo creo que más adelante intentarán buscar otra vez la posibilidad de negociación.
Y lo tercero, que también es cierto, es que el Gobierno no ha cumplido al 100% lo firmado. Y no solo el Gobierno de Duque, desde el mismo Gobierno de Santos que puso en marcha el proceso de paz, la implementación ya venía muy débil, y Duque no avanzó mucho en la implementación de las medidas. De hecho, empezó a poner en duda puntos estructurales del acuerdo, como fue la Jurisdicción Especial para la Paz. Eso creo una inseguridad jurídica para muchos ex guerrilleros y afecto también a la estabilidad.
Con estas tres variables, finalmente tomaron la decisión de reestructurar, unificar las disidencias que estaban ya en las regiones, y formar una especie de plataforma política para rearmar de nuevo a la guerrilla en Colombia.
¿El proceso de paz puede considerarse roto?
No, gran parte de la guerrilla se desmovilizó y en este momento están en los proceso de reincorporación. Las FARC tuvieron fractura interna, y se dividió en dos: por un lado, el ala moderada, liderada por Timochenko y por Carlos Antonio Lozada. Y por otro está el ala radical, que lideran Iván Márquez y Santrich. Ésta es la facción que vuelve a las armas. Pero el grueso de las FARC hoy está en proceso de desmovilización. Entonces, el acuerdo de paz no está roto, pero sí que vamos a ver cómo se reabre otra espiral de violencia en Colombia.
¿Qué papel juega Venezuela?
Esta nueva estructura criminal está ubicada en la zona fronteriza. Utilizan las fronteras como un espacio para la huida estratégica en la retaguardia. Pudiendo hacer una estrategia de visagra, es decir, actuando tanto en Colombia, como en Venezuela, donde el ELN tiene acceso a mercados ilegales como la minería o el narcotráfico.
¿Es posible una alianza entre las FARC y ELN?
Sí, de hecho ya hay un comunicado del comandante de la zona occidental de ELN, que opera en la zona del Chocó, a orillas del Pacífico. En el audio que empezó a recorrer redes sociales, dijo que había empatía hacia el nuevo grupo, y que iban a buscar la coordinación para poder operar de forma conjunta.
¿Cuál será la respuesta del Gobierno colombiano?
Por un lado la política, y por otra la militar: En la primera se tratará de cerrar espacios para que no tengan el estatus de grupo beligerante o insurgente, y hacer que sigan con la categoría de organización de crimen organizado. Y en la militar, la respuesta será comenzar la lucha. Va a ser un conflicto de punto muerto, que quiere decir que Colombia no tiene poder para destruir a las guerrillas, pero que las guerrillas tampoco tienen poder para tomar el control del Gobierno colombiano por la vía de las armas. Es un círculo vicioso sin fin, donde se darán capturas, bajas (...) Es el mismo círculo vicioso del que no se ha podido salir con las FARC ni con el ELN.
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