Roma
El Supremo italiano confirma la pena de cárcel a Berlusconi
No irá a prisión pese a ser condenado por el «caso Mediaset» a cuatro años. El tribunal no resuelve sobre su inhabilitación
El Tribunal Supremo de Italia hizo ayer realidad uno de los escenarios políticos más difíciles para Silvio Berlusconi al confirmar su condena por el «caso Mediaset», en el que estaba imputado por un delito de evasión fiscal.
El Tribunal Supremo de Italia hizo ayer realidad uno de los escenarios políticos más difíciles para Silvio Berlusconi al confirmar su condena por el «caso Mediaset», en el que estaba imputado por un delito de evasión fiscal. Por fortuna para el ex primer ministro, el fallo de la Corte retrasa la aplicación de la parte más peligrosa de la sentencia, la inhabilitación para ejercer cargos públicos. El tribunal de apelación de Milán, en una sección distinta de la que ya condenó al magnate el pasado mes de mayo, deberá ahora redefinir esta parte de la pena, que probablemente se verá reducida. Los magistrados de la capital lombarda, que se reunirán en septiembre, tendrán que actuar con celeridad si no quieren que prescriban los delitos de los que se acusa a Berlusconi.
La decisión del Supremo llegó después de que en primera y segunda instancia «Il Cavaliere» fuera condenado a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación para ejercer cargos públicos por haber organizado un sistema de compra venta de derechos televisivos en Mediaset, su conglomerado audiovisual, destinado a burlar el fisco. Aunque el fallo confirma la condena a prisión, es casi imposible que Berlusconi vaya a la cárcel, pues tiene 76 años de edad y tres de los cuatro años de reclusión quedan anulados al beneficiarse de la llamada «ley del indulto», una normativa aprobada en 2006 para reducir el número de presos. El líder del derechista Pueblo de la Libertad (PDL) será ahora sometido a arresto domiciliario o deberá hacer una prestación social.
La confirmación de la condena a Berlusconi en el «caso Mediaset» debilita la situación del Gobierno italiano, pero no va a propiciar su caída inmediata. Sostenido por una coalición de la que forman parte el izquierdista Partido Democrático (PD), el PDL y la coalición centrista liderada por Mario Monti, el Ejecutivo seguirá con vida porque le interesa a «Il Cavaliere». Para defender sus intereses políticos y empresariales, le resulta más útil que su partido esté dentro que fuera del poder. Además, si propiciara la caída del Gobierno y hubiera además que disolver el Parlamento, perdería la protección que le brinda su escaño de senador. El primer ministro, Enrico Letta, es bien consciente de esta situación, por lo que en los días precedentes ha comentado que fuera cual fuera la decisión de la Alta Corte, la continuidad del Ejecutivo estaba garantizada.
La cuestión de fondo que mantiene unidos a los distintos cuerpos de la coalición gubernativa es la polémica ley electoral, calificada de «cerdada» por su propio autor, el senador de la Liga Norte Roberto Calderoli. Los partidos reconocen la necesidad de reformarla, pero no se ponen de acuerdo en cómo. Todos temen que si el actual pacto salta por los aires, no se puede formar un nuevo Ejecutivo y hay que convocar de nuevo elecciones, el resultado de las urnas podría ser tan endiablado como el de los comicios del pasado mes de febrero. Las encuestas vaticinan que ninguna formación lograría la mayoría en el Senado, donde está la llave de la gobernabilidad.
Berlusconi convocó a los coroneles del PDL en Palacio Grazioli, su residencia romana, después de conocer la sentencia, que llegó tras siete horas de deliberación por parte de los magistrados del Supremo. En la reunión participó su hija mayor, Marina, quien según algunas especulaciones podría convertirse en su heredera política. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, trató de calmar los ánimos pidiendo que se respetara la decisión de la magistratura y subrayando la autonomía e independencia de los jueces. Sus palabras eran una respuesta a los que acusan a la Justicia italiana de estar politizada.
«Con repercusiones para España»
Mientras el llamado «Ejército de Silvio» hacía guardia frente a la residencia de Berlusconi en Roma lanzando proclamas a favor de su líder, delante del Tribunal Supremo se congregaron anoche decenas de personas que celebraron la condena. Uno de los manifestantes advertía de que la sentencia no sólo tiene implicaciones para Italia. «Es algo histórico para Europa y debe tener repercusiones para España, donde el magnate tiene intereses a través de sus televisiones», comentaba el militante anti-Berlusconi.
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