Bruselas
Empezar de cero tras el 22-M
La autora de las fotos de los atentados de Bruselas, Ketevan Kardava, comparte con LA RAZÓN su encuentro en el hospital con los «héroes» de sus icónicas imágenes
La autora de las fotos de los atentados de Bruselas, Ketevan Kardava, comparte con LA RAZÓN su encuentro en el hospital con los «héroes» de sus icónicas imágenes
La vida continúa a pesar de que los recuerdos de aquel fatídico 22 de marzo siguen muy presentes en la memoria de los supervivientes de los atentados de Bruselas. Las más de 300 personas que resultaron heridas en el doble ataque en el aeropuerto y metro de la capital europea intentan retomar la normalidad de sus vidas, aunque el dolor que provocan sus recuerdos es más fuerte que el que ha dejado la metralla en su cuerpo. La mayoría ya han sido dados de alta, pero casi un centenar siguen recuperándose en el hospital. Ketevan Kardava, víctima de los atentados y autora de las fotografías del interior del aeropuerto tomadas segundos después de la explosión, se reencuentra ahora con dos de los protagonistas o «héroes», como ella prefiere llamarles, de sus instantáneas y hace partícipe a LA RAZÓN de este emotivo momento. En el hospital militar de Erasme continúa ingresado el ex jugador de la selección belga de baloncesto Sebastien Bellin. Su imagen, tendido en el suelo completamente ensangrentado e inmóvil, dio la vuelta al mundo.
Nada más entrar en la habitación, Kardava se abraza a «Sebas». «¿Cómo estás?», le pregunta la periodista georgiana, que todavía no sabe si al ex baloncestista le habrá molestado que le fotografiara. «Mejor, muchas gracias», responde él con los ojos llorosos. «No te preocupes por nada, tus fotografías fueron de gran utilidad para mostrar al mundo lo ocurrido, la magnitud de la tragedia. No te arrepientas de haberlo hecho, ahora eres de mi equipo, eres del #Bellinteam», añade. Ambos vuelven a fundirse en un abrazo ante Sarah, la mujer del deportista, que no se separa ni un momento de su lado. «He vuelto a nacer. Sé que esto será muy difícil de superar, porque las imágenes de aquel día siguen muy presentes en mi mente», afirma Bellin. Pese a haberse sometido ya a cuatro operaciones en sus piernas y a la espera de pasar por quinta vez por el quirófano esta semana, el deportista se muestra animado y con fuerza, «es un luchador», dice Ketevan. «En mi vida hay un antes y un después del 22-M. Pero no se puede vivir con miedo, yo seguiré luchando para seguir adelante, tendré que aprender a convivir con lo ocurrido y con esas imágenes en mi mente: fue una auténtica carnicería», explica.
«Tras visitarle me encuentro mejor, más tranquila. Hemos podido hablar de todo lo que sentimos, de lo que vivimos. Sinceramente es una liberación para nosotros poder hablar de ello. Cuando lo haces con la familia o amigos está bien, pero entre nosotros, que lo vivimos y sabemos lo que allí ocurrió, es diferente. Desde el 22-M nos une algo. Juntarnos, hablar de ello nos ayuda a superarlo física y mentalmente», explica Kardava, que se ha convertido en una auténtica celebridad en el mundo.
Tanto es así, que un hombre la reconoció en la calle y le agradeció el haber realizado esas fotografías. Según este señor, gracias a las instantáneas, uno de sus mejores amigos pudo reconocer a su hijo en las imágenes y comprobar que estaba a salvo. El joven en cuestión es Laurence, un estudiante veinteañero belga que se encontraba aquella mañana de marzo en el aeropuerto cuando se dirigía a Suecia para vistiar a su novia. «Fue Laurence quien se puso en contacto conmigo a través de Facebook. Él sabía que quería reunirme con los héroes de mis fotos cuando estuvieran mejor. Así que enseguida fui a verle. Lo primero que me preguntó fue: ‘‘¿Has podido ver a Sebas?’’», recuerda. Y es que ambos, el ex jugador de baloncesto y este joven, estaban tendidos a pocos metros en el suelo del aeródromo. «Laurence se encontraba justo detrás de Sebas. Es increiblé cómo todas las personas que salen en las fotos que hice están interconetadas», dice asobrada Ketevan.
«Estos días en el hospital he estado luchando duro por mi vida», dice Laurence. El joven tiene ahora tiene el pelo rapado, ya que también se ha sometido a varias intervenciones por el destrozo que la metralla causó en su cuerpo y fue dado de alta ante ayer. «Está mejor, pero debe ir cada dos días al hospital para hacerse revisiones», explica la periodista georgiana, que destaca la valentía de este joven al que deja sobre la mesilla de su habitación del hospital una botella de cava para que brinde cuando se haya recuperado del todo.
Mientras, Kardava espera poder reunirse pronto con Nidhi Chaphekar, la azafata india que también retrató y que sigue hospitalizada en un centro sanitario de Charleroi, recuperándose de las graves heridas.
Laurence: «He luchado duro por mi vida»
Lo primero que hace al encontrarse con Ketevan es darle un fuerte abrazo. «Hiciste un buen trabajo, no estoy enfadado por que me retrataras», dice Laurence, que fue portada de varios periódicos con la imagen que la periodista georgiana sacó de él envuelto en sangre en el aeropuerto belga de Zaventem. Este joven estudiante belga muestra orgulloso en un bote toda la metralla que le han sacado del cuerpo, al tiempo que recuerda cómo la vida puede cambiar en cuestión de segundos. Aquel 22 de marzo él estaba en el aeródromo facturando sus maletas para viajar a Suecia, donde reside su novia. Sin embargo, fue ella la que finalmente tuvo que viajar a Bruselas para visitarle en el hospital.
Bellin: «No se puede vivir con miedo»
Se convirtió en uno de los rostros más significativos de los atentados de Bruselas. Este ex baloncestista de 37 años se recupera ahora en el Hospital militar Erasme, en la capital belga (en la imagen junto a Ketevan Kardava), después de haber sido sometido a cuatro operaciones en sus piernas. Ahora va a por la quinta. La metralla se las destrozaron. Lo primero en lo que pensó al descubrir que estaba vivo fue en su esposa Sarah y en sus hijos. Se le saltan las lágrimas al recordarlo. Ahora, pide ayuda a Ketevan para localizar a un hombre negro que aparece en una de sus fotos y que le ayudó a resguardarse tras la segunda explosión. «Sin su ayuda, seguramente, no estaría vivo, él me puso a salvo», explica.
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