Elecciones en Estados Unidos
«Es un momento crucial en la historia de mi país»
Trump se enfrentó ayer a las primeras elecciones tras su llegada a la Casa Blanca hace dos años. Los norteamericanos se volcaron en esta cita en la que se decidía el control del Congreso y que el propio presidente presentó como un plebiscito sobre su figura.
Trump se enfrentó ayer a las primeras elecciones tras su llegada a la Casa Blanca hace dos años. Los norteamericanos se volcaron en esta cita en la que se decidía el control del Congreso y que el propio presidente presentó como un plebiscito sobre su figura.
Ni la lluvia torrencial desde primera hora en la capital del país, ni que la votación fuera un martes en día laboral impidieron que millones de estadounidenses ejercieran su derecho al voto. Las ganas de depositar granitos de arena en las urnas sembraron un hito en unas históricas elecciones de mitad de mandato.
Ancianos, familias, jóvenes estudiantes, políticos, militares, niños acompañando a sus padres, jubilados, empleados públicos, profesores y un interminable y variado perfil de votantes dentro y fuera de los colegios electorales. Largas filas de personas que votaban por primera vez o que, como John, con tan solo diez años, acompañó a su madre y fue él mismo quien la ayudó a introducir la papeleta en la urna; o como Christian, que vota desde los 18 años y ahora tiene 38: «Creo que hay más gente motivada que nunca en estas elecciones por la Administración actual de la Casa Blanca. Personalmente, no me gusta el presidente Trump y voy a apoyar a todos los demócratas que se presenten hasta las próximas elecciones».
Colas interminables de ciudadanos, camuflados bajo sus paraguas, esperaban con paciencia e ilusión, desde primera hora de la mañana, a que les llegara el turno. Las Iglesias, escuelas y centros deportivos del país sirvieron de punto de encuentro para todos aquellos que no quisieron perder la oportunidad de vivir en primera persona esta significativa cita electoral. «Definitivamente, hay más gente este año. He votado en otras 'midterm' donde pude entrar y salir rápidamente antes de entrar a trabajar sin tener que esperar. Pero me alegro de haber tenido que hacerlo esta vez, es muy buena señal haber permanecido aquí tanto tiempo», asegura Joanne, residente en Washington desde hace tres décadas.
Mary, por su parte, lleva toda la vida en la capital y tampoco quiso perdérselo en esta ocasión: «Tengo 90 años y nunca falto a esta cita. Sean las elecciones que sean, siempre voto. Creo que es muy importante votar», dijo la anciana. Entre fieles votantes, y esporádicos, también se colaron muchos voluntarios. Kevin Lineberger, un jubilado afroamericano, fue observador electoral en Haití, pero ésta era su primera vez trabajando como voluntario en unos comicios de su propio país: «Es una experiencia única para mí. Deposité mi voto anticipado la semana pasada y ahora ayudo a que otros ciudadanos puedan ejercer el derecho al suyo», explica a LA RAZÓN.
De 7 de la mañana a 7 de la tarde, doce horas ininterrumpidas de participación ciudadana con vistas a renovar el Congreso de Estados Unidos. «Estoy muy sorprendido, ha sido increíble. No me esperaba tanta gente que desde tan temprano hiciera cola para votar», aseguraba Kevin. «No solo por lo que vemos en la capital, sino también por lo que me consta que está pasando en otros estados del país», añade. Estados como la vecina Virginia y Maryland, muy cercanos a la capital, donde la tónica fue exactamente la misma en términos de participación. Lo nunca antes visto en unas elecciones de estas características, según los que participaron en anteriores ocasiones. Y es que «éste es un momento crucial en la historia de Estados Unidos y creo que la motivación ha sido la clave del cambio», declaraba Kevin para este periódico, añadiendo: «Las cosas, sin duda, son diferentes esta vez».
Ejército de voluntarios
Una motivación que también ha llevado a otros ciudadanos voluntarios a recorrer las calles de la ciudad, en un intento de pescar el voto de los más indecisos y llamar a la responsabilidad de sus vecinos. Bill es un claro ejemplo de cómo un folleto informativo, una frase convincente y una sonrisa pueden llamar a la acción de los que no se habían decidido a votar en estas elecciones de mitad de mandato. «Les digo que si no votan, después no podrán quejarse de los resultados», comparte entre risas. «No miento cuando digo que han sido ya unos cuantos a los que creo que he convencido de entrar a votar», aseguraba, señalando la entrada principal de la iglesia episcopal St. Luke de Washington.
Y es que no eran unos comicios cualesquiera. Más allá de renovar un tercio del Senado y la totalidad de los 435 diputados de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, los estadounidenses tenían una cita con el presidente Donald Trump y su actual gestión de Gobierno. La agenda del mandatario más divisivo del país estaba en juego. 235 millones de estadounidenses que estaban llamados a las urnas en unas elecciones de mitad de mandato, que han mantenido al país más dividido que nunca y, al mismo tiempo y tal vez por la misma razón, han sembrado un hito en términos de la participación. Y de motivación a ejercer su derecho al voto.
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