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Flota Dorada

Estados Unidos quiere crear la 'Flota Dorada' que recuperará el poder marítimo ante otras potencias

La administración Trump diseña una nueva 'Flota Dorada' de buques colosales para plantar cara al poderío naval de China, un proyecto que busca también satisfacer la preferencia del presidente por los barcos de aspecto imponente

Estados Unidos quiere crear la 'Flota Dorada' que recuperará el poder marítimo ante otras potencias Wikimedia Commons

La Armada de los Estados Unidos tiene sobre la mesa un proyecto a muy largo plazo, casi una declaración de intenciones para la década de 2030, con el que busca redefinir su poderío naval. Se trata de la denominada "Golden Fleet", una nueva generación de buques de guerra cuyo desarrollo conceptual, aún en una fase muy embrionaria, no vería aprobada su financiación hasta, como pronto, el año fiscal 2027. Este esfuerzo por redefinir su flota llega en un momento en que la pieza central de su poder, el próximo superportaaviones de la Armada, sigue su propio calendario de desarrollo.

De hecho, la iniciativa no solo responde a la necesidad geoestratégica de contener la creciente flota de China en el Pacífico, sino también a una preferencia personal del presidente Donald Trump. El mandatario estadounidense ha manifestado en repetidas ocasiones su gusto por navíos de guerra con una apariencia más imponente y un claro perfil disuasorio, un concepto que encaja a la perfección con la nueva propuesta. Esta visión de una flota imponente es coherente con otras de sus propuestas en política exterior, como la intención de recuperar bases estratégicas en Oriente Medio para proyectar una imagen de fuerza a nivel global.

En este sentido, la idea es diseñar una nueva clase de buques capitales de gran envergadura, con un desplazamiento que rondaría entre las 15.000 y las 20.000 toneladas. Tal y como han publicado en Interesting Engineering, estas naves estarían dotadas de un armamento pesado y de largo alcance, que incluiría desde misiles de crucero avanzados hasta la codiciada tecnología hipersónica, uno de los grandes retos tecnológicos militares de la actualidad. Este enfoque en la tecnología punta es una constante en la modernización de las fuerzas armadas estadounidenses, aunque también se exploran opciones en el desarrollo de nuevos vehículos autónomos que complementarán a estas grandes naves.

Una visión imponente frente a obstáculos de envergadura

Sin embargo, el principal escollo para que este sueño naval se haga realidad es su coste. Las estimaciones iniciales son abrumadoras y sitúan el precio por cada buque principal en una horquilla de entre 4.000 y 6.000 millones de dólares. Una cifra que pone a prueba la capacidad de cualquier presupuesto de defensa y que supone un desafío mayúsculo para su futura aprobación.

Además, al obstáculo económico se suman serias dudas logísticas y tecnológicas. Por un lado, la capacidad de los astilleros estadounidenses para construir barcos de semejante tamaño es limitada, lo que podría derivar en retrasos y sobrecostes. Por otro, la tecnología de misiles hipersónicos, una de las claves del proyecto, todavía no está lista para ser producida en serie, lo que añade un notable factor de incertidumbre.

Con todo, el objetivo final de esta doctrina naval es configurar una "flota de ataque distribuida, resiliente y de largo alcance". La estrategia busca diversificar las capacidades ofensivas para restar protagonismo a los portaaviones, que han sido la columna vertebral del poder naval norteamericano durante décadas. Para ello, estos nuevos buques insignia estarían apoyados por una red coordinada de naves más pequeñas y ágiles, como corbetas y plataformas no tripuladas.