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Visita de Estado

Londres y París, unidas tras el choque del Brexit

La visita de de Emmanuel Macron a Londres inicia una nueva etapa de cooperación mutua entre Francia y Reino Unido

Carlos III y Emmanuel Macron en Londres ASSOCIATED PRESSAP

El Tapiz de Bayeux, la obra más grande y mejor conservada de este tipo de la Edad Media con la representación épica de la derrota de Guillermo el Conquistador en 1066, será prestado por Francia al Reino Unido para su exhibición por primera vez en nueve siglos. Es un gesto de lo más simbólico con el que ambos países marcan una nueva era de cooperación tras las disputas del Brexit. El anuncio lo realizó ayer el propio Emmanuel Macron en un discurso ante las cámaras del Parlamento de Westminster en el inicio de una visita de Estado muy significativa en el actual contexto geopolítico.

El divorcio europeo llevó a las relaciones bilaterales entre Londres y París a su peor crisis desde los acuerdos de la «entente cordiale» de 1904. Pero el jaque a la OTAN de Trump, la amenaza de Putin en Europa del Este, la inestabilidad en Oriente Medio y el auge de China, fuerzan al Reino Unido atlantista y la Francia gaullista a enterrar el hacha de guerra.

«Debemos demostrar una vez más que nuestra alianza puede marcar las diferencias. Tenemos que trabajar para defender y proteger el orden internacional», proclamó Macron ante el Parlamento, donde quiso «renovar el mensaje del pueblo francés de amistad y fraternidad». «Estamos unidos por nuestra geografía y nuestro pasado, pero también por nuestro futuro», sentenció.

La última vez que un presidente galo había protagonizado una visita de Estado fue en 2008. Macron se convierte en el primer líder europeo en recibir tales honores desde el Brexit, evidenciando el deseo del premier laborista Keir Starmer de reparar relaciones a ambos lados del Canal de la Mancha en su acercamiento al bloque.

En 2023, Carlos III ya viajó a París en su primera gira internacional tras asumir el trono, y ahora es el presidente galo quien se convierte en el invitado especial del monarca. Macron y su esposa disfrutaron de paseo en carroza y cena de gala en el Castillo de Windsor. Pero más allá de la pompa y boato, ambos países celebrarán una cumbre política este miércoles y jueves que se centrará en defensa y seguridad.

El masivo aumento previsto del gasto en defensa por parte de Alemania y el poder emergente de Polonia están marcando un nuevo equilibrio en el Viejo Continente. Pero Londres y París siguen siendo las dos únicas potencias nucleares de Europa y ambas son también miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. El tratado bilateral de defensa de Lancaster House, firmado en 2008, establece que una amenaza a los «intereses vitales» de uno es una amenaza a los del otro; y ahora se espera que se actualicen con la posibilidad de añadir una dimensión europea.

Tras la decepción suscitada en la reciente cumbre de la OTAN, donde apenas se mencionó Ucrania, el objetivo de Starmer y Macron es reafirmar su apoyo. Si se consigue un alto el fuego, ambos mandatarios han propuesto desplegar una «fuerza de paz» a fin de garantizar que Moscú no vuelva actuar. Downing Street quiere conseguir garantías de seguridad de EE UU, que hasta la fecha no se han materializado. «Los europeos nunca abandonarán a Ucrania, jamás», matizó Macron durante su discurso. Para el francés, «el orden mundial está bajo ataque a diario», así como las democracias liberales, debido al resurgimiento de los «impulsos imperialistas», por lo que pidió a Londres luchar con París por defender el multilateralismo. Respecto a Oriente Medio, Macron reclamó un alto el fuego en Gaza incondicional, para «de decir al resto del mundo que para los europeos no hay un doble rasero». Pidió al Gobierno británico trabajar juntos para reconocer el Estado de Palestina, como «único camino hacia la paz».

La cumbre se centrará además en la industria de defensa tras el restablecimiento de las relaciones entre el Reino Unido y la UE, que permite a las empresas británicas participar en el fondo de defensa de la UE, Safe, de 150. 000 millones de libras. Ya existen fuertes vínculos, incluyendo la empresa francesa de defensa Thales, que emplea a más de 7000 trabajadores en 16 plantas del Reino Unido.

Desde el referéndum del Brexit en 2016, las relaciones entre ambos lados del Canal de la Mancha habían oscilado entre la frialdad y la inestabilidad. Los británicos estaban convencidos de que Macron pretendía castigarlos por abandonar la UE. Los franceses, desairados en 2021 por el acuerdo sobre los submarinos AUKUS entre Australia, EE UU y Reino Unido, que canceló un contrato franco-australiano, concluyeron que Londres no era de fiar.

Macron veía al entonces premier Boris Johnson como «un payaso», un socio engañoso y poco confiable. A Boris le divertía, en cierto grado, provocarle. «Donnez-moi un break» (Dame un respiro), recalcó tras la disputa creada con la firma del pacto de defensa Aukus. Con la fugaz Liz Truss, las cosas tampoco fueron a mejor, negándose a decir si Macron era «amigo o enemigo». Con Rishi Sunak el camino comenzó a allanarse y finalmente el acercamiento se consolidó con la llegada del laborista Starmer al Número 10.