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Farid, un joven afgano que busca su lugar en Europa

Familias de afganos viven en tiendas de campaña en la Plaza Victoria de Atenas
Familias de afganos viven en tiendas de campaña en la Plaza Victoria de Atenaslarazon

"¿Sabe si ya abrieron las fronteras de Macedonia, Serbia y Hungría?", pregunta Farid, un joven afgano, a uno de los transeúntes que pasa por la Plaza de Victoria, en el centro de Atenas, donde duermen más de medio millar de refugiados.

Este lugar se ha transformado en el punto de encuentro de quienes, en su mayoría naturales de Afganistán, que llegan desde Turquía y desean descansar para emprender de nuevo la travesía hacia Alemania. La mayoría, sin embargo, no tiene suficientes recursos.

Cuando comenzaron las lluvias, muchos refugiados se vieron obligados a reducir al mínimo el gasto de alimentación para poder comprar tiendas de campaña donde resguardecerse.

Farid duerme con sus padres y sus cinco hermanas en una sola carpa. Dice que les costó 20 euros. El chico es curioso y le gusta hablar con desconocidos.

Tiene la apariencia de cualquier adolescente: gorra, camisa estampada, pantalones ajustados y zapatillas deportivas.

"Soy seguidor del Real Madrid y del Chelsea", cuenta este joven en un perfecto inglés, que se emocionada al hablar de fútbol, pues sueña con convertirse en un jugador profesional.

Casi la mitad de su vida -tiene 16 años- la ha dedicado a jugar en una liga juvenil de Kabul, su ciudad natal.

Hace un tiempo, su padre le pagó unas clases privadas para que aprendiera esa lengua que tanto le gusta.

Tras un largo viaje que duró 20 días -desde Afganistán, pasando por Irán, Turquía, hasta Grecia- Farid y su familia llevan ahora cuatro jornadas en la Plaza de Victoria, esperando poder continuar el viaje y siguiendo las noticias que llegan de la tensa situación que viven los refugiados en Croacia y Hungría.

Hasta ahora la parte más arriesgada de su travesía, revela el joven, fue cruzar a pie la frontera entre Irán y Turquía.

Farid cuenta que es una zona montañosa en donde la policía de ambos países apresa a quienes pasan de manera ilegal. "Tuvimos miedo de ser encarcelados, pero logramos escondernos", dice.

El sollozo de su hermana roba su atención. Dice que tiene hambre, pero no hay mucho que darle. Ni él ni sus padres han probado alimento desde que se levantaron. "Lo que tenemos -cuenta- lo reservamos para las niñas".

"Estos días he visto gente de muy mal humor. El hambre a veces saca lo peor de ti", reflexiona Farid a raíz de la situación tensa que se está viviendo en las islas griegas, en las fronteras y también en Atenas entre los distintos grupos de migrantes, con la policía y con la población.

Su único deseo ahora es encontrar un lugar que le garantice a él y su familia poder vivir en seguridad y con dignidad.

A pocos pasos Amena, una mujer afgana de 24 años, aguarda en otra tienda de campaña junto a su esposo, sus hijos y dos familias más. En total son trece, cinco de ellos niños.

Uno de los pequeños duerme en el asfalto al lado de un extractor de humo de un restaurante; el aire le pega directamente en la cara.

"Anoche tenía fiebre. Lo llevamos a la clínica donde nos atendieron muy bien y nos regalaron medicina", explica Amena.

Dina Valdaramatu, responsable de la clínica de la ONG Praksis, explica a Efe que muchos de los niños que duermen en la Plaza de Victoria empiezan a tener problemas de salud, "padecen de gastroenteritis y están deshidratados".

La especialista critica la falta de organización del Gobierno griego pero también de la Unión Europea, que no ha ofrecido ayuda concreta como, por ejemplo, enviando contenedores con medicinas y alimentos.

Desde el departamento de Migración, una portavoz reconoce que ha habido retrasos en la organización de los centros de acogida, a causa de la celebración de las elecciones anticipadas, pero asegura que ahora podrá resolverse este problema.

Mientras tanto y ante el empeoramiento del tiempo, las autoridades locales han puesto a disposición de los migrantes y refugiados el estadio de Tae Kwo Do, en las afueras de Atenas, pero muchos de los afectados no están informados y continúan, por tanto, en la Plaza de Victoria.

El único centro que existe hasta ahora en Atenas está repleto desde el día en que abrió, en agosto pasado.

EFE