Guerra en Europa

Grietas en el apoyo militar de los aliados a Ucrania

La crisis del grano entre Zelenski y sus vecinos amenaza una ayuda imprescindible para que Kyiv gane la guerra. Putin aguarda a que la fatiga occidental allane una victoria rusa

FILE - President Joe Biden meets with Ukrainian President Volodymyr Zelenskyy in the Oval Office of the White House, Thursday, Sept. 21, 2023, in Washington. (AP Photo/Evan Vucci, File)
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibe por tercera vez en la Casa Blanca a su homólogo ucraniano, Volodimir Zelenski.ASSOCIATED PRESSAgencia AP

Sin la ayuda de Occidente, es posible que Ucrania deje de existir. La lucha entre Kyiv y Moscú es una como la David y Goliat, solo que la onda y la piedra necesarias para tumbar al gigante encarnado en la figura del pseudo zar, Vladimir Putin, dependen de las relaciones del Gobierno del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, con sus aliados. Tras una semana de reproches entre los países vecinos, sobre todo Polonia, Hungría y Eslovaquia, por la crisis del grano, se ha hecho patente que las desavenencias comerciales pueden hacer peligrar la alianza europea contra el Kremlin.

Afortunadamente para el Gobierno de Kyiv, las tensiones empiezan a diluirse gracias a iniciativas como la de la ministra de Defensa de la República Checa, Jana Cernochova, que el viernes instó a Ucrania y Polonia a «que se pidan disculpas mutuamente», a pesar de que dejó claro que la queja de Zelenski ante la Organización Mundial del Comercio contra los tres Estados europeos discrepantes, que anunciaron una restricción unilateral del cereal ucraniano, así como sus declaraciones en la Asamblea de la ONU contra Polonia fueron «realmente contraproducentes». Por ello, Cernochova insistió en que «las partes dejen el orgullo a un lado, se sienten a la mesa de negociaciones, tomen aire y sigan adelante. En caso contrario, todos perderemos».

La postura checa es la misma que comparte Lituania, uno de los países limítrofes con Rusia y su aliada Bielorrusia que pueden sentir el aliento de la bestia de la guerra que se sienta en el trono del Kremlin. «Ucrania y Polonia tienen que resolver sus diferencias», escribió en sus redes sociales el presidente lituano, Gitanas Nauseda. Además, dijo que su país está dispuesto a «facilitar» el diálogo entre las partes.

En este sentido, la Unión Europea anunció esta semana que se está preparando para recomendar que se inicien las conversaciones de adhesión con Ucrania, ofreciendo así un impulso a Kyiv en su intento por garantizar que los aliados continúen con su apoyo militar y financiero. No obstante, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, que anunció el miércoles que su país dejaría de armar a Ucrania, continúa con su tono amenazador: «Quiero decirle a Zelenski que nunca vuelva a insultar a los polacos», afirmó durante un mitin electoral de su partido, el ultraderechista PiS.

Al igual que sucede en la campaña para los comicios polacos, donde «las relaciones entre ambos países se han convertido en rehenes», según indicó Piotr Buras, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores con sede en Varsovia, Eslovaquia está sumida en un proceso electoral que tampoco beneficia a Ucrania. El dos veces primer ministro de dicho país, Robert Fico, vuelve a ser el favorito para hacerse con el Parlamento con su partido populista de izquierdas Smer, el cual ha adoptado una postura prorusa prometiendo «revertir el apoyo militar y político de Eslovaquia si es elegido en las elecciones del 30 de septiembre», según Associated Press.

Por su parte, el presidente polaco, Andrzej Duda, ha puesto toda la carne en el asador para rebajar la tensión entre ambos países: «No creo que la disputa política conduzca a un colapso de las relaciones. Este es un asunto que debemos resolver entre nosotros». Una posición que también comparte su ministro de Asuntos Exteriores, Zbigniew Rau, que aseguró el sábado que, como consecuencia del conflicto con Rusia, «quiere ver emerger un Estado ucraniano fuerte y con una economía vibrante». Asimismo, insistió en que Varsovia «seguirá respaldando los esfuerzos de Ucrania para unirse a la OTAN y la UE».

No obstante, Rau admitió que la disputa ha producido «un cambio radical en la percepción de la opinión pública polaca», motivo por el que se está realizando un esfuerzo diplomático «titánico». Mientras, Rusia se frota las manos ante cualquier resquicio de tensión que perjudique a Ucrania. «Predecimos que las fricciones entre Varsovia y Kyiv», a los que describió como los principales centros de rusofobia, «aumentarán y, con el tiempo, lo mismo pasará con otras capitales europeas. Esto es inevitable», según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. Además, el vocero de Putin aseguró que, «por supuesto, estamos observando los acontecimientos de cerca».

A propósito de los beneficios para Moscú, el presidente Zelenski hizo hincapié durante su visita a Canadá que «o ayudas a Ucrania, o a Rusia. En esta guerra no hay medias tintas. Al debilitar la ayuda a Ucrania, fortalecerás a Rusia. Y, visto lo visto, ¿qué se puede esperar de una Rusia poderosa?». Por ello, el líder ucraniano insistió en que «si alguien quiere correr ese riesgo, adelante, pero, para ser franco, hay que luchar por la libertad, la democracia y los derechos humanos». Zelenski mostró su agradecimiento a los países socios que ayudan a Ucrania con armas y financiación, aunque recordó que en esa pelea ellos pagan «el precio más alto», refiriéndose a las bajas civiles y militares.

Las discrepancias y tensiones derivadas de la crisis del grano han hecho evidente que, a largo plazo, si Ucrania quiere disponer del armamento necesario para ganar la guerra, tiene que dejar de depender exclusivamente del apoyo militar de Occidente y desarrollar su propia industria armamentística. Algo fundamental después de casi veinte meses de un conflicto con un frente de combate de más de 1.000 kilómetros, donde la capacidad económica e industrial ucranianas ha sido arrasada.

Ucrania y EE UU acordaron el viernes lanzar «una producción conjunta de armas que permitirá a Kyiv desarrollar sus propios sistemas de defensa aérea», entre otros productos, según indicó Zelenski al finalizar su periplo estadounidense. Para que este plan sea efectivo, la principal empresa de producción de armas del país, Ukroboronprom, tendrá que llevar a cabo cambios fundamentales para aumentar su transparencia y capacidad de producción.

Sin embargo, tanto este plan de cooperación, como cualquier acuerdo futuro no están garantizados al cien por cien. De momento, la Administración de Joe Biden, el Partido Demócrata y la mayoría de los líderes del Congreso todavía apoyan la ayuda a Ucrania. De hecho, el viernes la Casa Blanca aprobó un nuevo paquete de ayudas de 325 millones de dólares, así como confirmó el envío de misiles de largo alcance (ATACMS), capaces de recorrer una distancia de 300 kilómetros, que Kyiv considera esenciales para defenderse de los lanzamisiles rusos.

¿Pero, qué pasará si en las elecciones de noviembre de 2024 ganan los Republicanos? Teniendo en cuenta la opinión de Donald Trump y Ron DeSantis, quien han afirmado públicamente que quieren que EE UU deje de enviar armas a Ucrania, su victoria no depararía nada bueno para las necesidades militares y económicas de Kyiv.