Entrevista

Ian Paisley Jr: "El IRA real no ha desaparecido"

El hijo del reverendo protestante que firmó la paz con los católicos en 1998 avisa “a los que plantean cambiar ahora el Acuerdo de Belfast: 'cuidado con lo que desean'"

Ian Paisley Jr., diputado del Partido Unionista Democrático (DUP)
Ian Paisley Jr., diputado del Partido Unionista Democrático (DUP)Nikki Powell

Ian Paisley Jr. (Belfast, 1966), actual diputado del DUP en Westminster, es una de las voces más influyentes del unionismo en Irlanda del Norte. Nació y se crió en plenos `Troubles´, el sangriento conflicto de tres décadas entre católicos y protestantes. Los primeros quieren una reunificación de la isla de Irlanda. Los segundos, abogan por seguir siendo parte del Reino Unido. Ambas comunidades sellaron la paz en 1998 con un histórico acuerdo que cumple ahora 25 años. Él fue testigo directo de las negociaciones y vivió en casa un complejo proceso para poner a un lado las diferencias. El Gobierno de coalición formado por su padre, el reverendo Ian Paisey, y Martin McGuinnes, antiguo miembro del IRA reconvertido luego en político del Sinn Fein, trajo a la provincia británica una de las épocas de máxima estabilidad. En conversación con LA RAZÓN hace balance de este cuarto de siglo y explica por qué su formación mantiene a día de hoy bloqueado el Ejecutivo norirlandés.

El Acuerdo de Viernes Santo (también llamado Acuerdo de Belfast) del 10 de abril de 1998 fue histórico. Pero no cambiaron las cosas de la noche a la mañana porque no contó con el respaldo unánime de ambas comunidades. Tuvieron que pasar años para que protestantes y católicos accedieron a colaborar de nuevo. No fue hasta 2007 cuando se consiguió cierta estabilidad política con el Gobierno de coalición en el que estuvo su padre, el reverendo Ian Paisley (DUP) y Martin McGuinness (Sinn Fein). Se habla poco de esta época. ¿Por qué inicialmente el DUP no aceptó el pacto?

Fue una época importante y también muy traumática. La historia muestra que teníamos razón al decir entonces que el Acuerdo de Belfast fue un primer paso, pero había muchas otras cosas que necesitaban completarse. El IRA dejó de matar, pero no entregó sus armas. Eso no tenía sentido si estaban participando en unas negociaciones en las que todas las partes declararon que se podían utilizar medios exclusivamente pacíficos. Por otra parte, se dejó libre a las personas que habían sido condenadas por delitos relacionados con el terrorismo. Nos parecía un insulto. Con el Acuerdo de St. Andrews de 2006, cuando se había producido un desarme del IRA y el Sinn Fein aceptó la autoridad de la Policía norirlandesa, entendimos que se daban las condiciones para poder establecer un Gobierno de coalición.

El Acuerdo de Viernes Santo obliga a católicos y protestantes a gobernar en coalición. Pero esto ha contribuido a muchas etapas de parálisis política porque partidos de ambas comunidades se han negado a formar un ejecutivo en los últimos años por diferentes motivos. Ahora, de hecho, nos encontramos ante un bloqueo por parte de su formación. Se niegan a mover ficha hasta que no haya cambios significativos con los nuevos controles aduaneros que hay que ejecutar tras el Brexit en la provincia británica. Londres y Bruselas han firmado recientemente un nuevo marco, el Acuerdo de Windsor, que limita los chequeos e incluye una herramienta que permitirá a la Asamblea de Belfast objetar ante la futura legislación comunitaria que se deberá seguir aplicando en Irlanda del Norte a fin de proteger el mercado único. ¿Por qué sigue sin ser suficiente esto para el DUP?

Se han hecho avances respecto al Protocolo de Irlanda [fórmula inicial pactada entre Londres y Bruselas]. El Gobierno central aceptó que había un problema que arreglar porque no era normal todos los controles que se requerían para mandar cualquier producto desde Gran Bretaña a Irlanda del Norte con la excusa de proteger el mercado único cuando en realidad sólo el 6% del comercio norirlandés está destinado a la UE. El Acuerdo de Windsor trae avances, pero no se ha arreglado el problema de fondo porque sigue habiendo barreras en el mercado interno del Reino Unido. Para nosotros eso es inaceptable. No podemos formar Gobierno en Belfast hasta que se solucionen las cosas. Es nuestra herramienta para hacer presión.

El DUP fue un gran defensor del Brexit. Pero ¿no cree que el Brexit ha contribuido a generar más tensiones en Irlanda del Norte? El Acuerdo de Viernes Santo establece que no puede haber frontera dura entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte. Pero ahora que Reino Unido no es parte de la UE esto se complica sobremanera.

El Brexit fue la voluntad del pueblo del Reino Unido. Pero ha sido utilizado por los enemigos de Irlanda del Norte, por personas que desean castigar al Reino Unido, para vengarse por atrevernos a haber abandonado cierto club económico y político llamado Unión Europea. Creo que esta gente debería avergonzarse por utilizarlo ahora de esta manera. Lo que tenemos que hacer es tratar de solucionar estos problemas y seguir trabajando. De eso se trata la política. La idea de que íbamos a ser parte de una Unión Europea fija para siempre era una fantasía y no estaba funcionando. Si después de 40 años, cuando se nos preguntó si queríamos quedarnos o irnos, decidimos salir es que las cosas no iban bien. Nuestra decisión debe ser respetada y se nos debe permitir seguir adelante.

Volviendo al bloqueo que están ejerciendo en Belfast. Sus críticos aseguran que la verdadera razón por la que el DUP no quiere formar Gobierno de coalición es porque no aceptan que el Sinn Féin ocupe ahora el puesto de ministro principal tras hacer historia el año pasado al quedar, por primera vez, como formación más votada.

Eso no es cierto. Desde 2007 tenemos con el Sinn Fein un relación de Gobierno compartido. Aparte de en Belfast, hay 11 autoridades locales y muchas veces el Sinn Féin ha ocupado el puesto de alcalde y el DUP el de vicealcalde y no ha habido ningún problema. Trabajamos sobre la base de que aceptamos un proceso democrático. Antes de las últimas elecciones, ya dejamos claro que si los problemas con los controles aduaneros no estaban solucionados no formaríamos gobierno porque esta es la herramienta que tenemos para ejercer presión sobre el Ejecutivo central. Si cambian las cosas con controles aduaneros, formaremos Gobierno mañana mismo, sin importar si el Sinn Fein está en primera, segunda o tercera posición.

Desde el Acuerdo de Viernes Santo, el Gobierno de coalición en Belfast sólo ha estado funcionando el 40% del tiempo. Los partidos de ambas comunidades han estado utilizando el bloqueo como medida de presión constantemente por diferentes motivos. Ya hay un debate sobre si es necesario cambiar las reglas. ¿Cree también usted que ha llegado el momento de cambiar el Acuerdo de Viernes Santo?

Si se quiere impugnar un acuerdo internacional, eso significa que el proceso político actual se detiene por completo y comenzamos un proceso de negociación. Pero no puedes cambiar solo puntos concretos. Si se negocia, se negocia todo de nuevo. Si unos quieren cambiar la cláusula de poder compartido, yo planteo que un voto de mayoría simple ya no sea suficiente en un referéndum para la reunificación con Irlanda. Si realmente se quiere reabrir esta negociación podríamos estar hablando de un periodo de dos o tres años en el que no habría Gobierno en Belfast. Pero, por favor, los que plantean ahora cambios con la excusa de desbloquear la parálisis política, que no sean tan ingenuos o infantiles planteando que sólo serían los puntos que a ellos les conviene. A los que quieren cambiar el Acuerdo de Belfast les digo que tenga cuidado con lo que desean. Porque si se negocia, se negocia todo.

El 25º aniversario del Acuerdo de Paz coincide con el incremento del nivel de amenaza terrorista, que ha pasado de ser “sustancial” a “grave”, el segundo más alto en una escala de cinco.

Creo que es una clara indicación de que el IRA Real no ha desaparecido. Los agentes de policía saben que están en el punto de mira. Es una situación muy seria. Creo que hay una terrible enfermedad sectaria por la que algunos quieren participar en el crimen organizado escudándose en una falsa capota pidiendo cambios del Acuerdo de Belfast.

¿Le preocupa que el censo muestre por primera vez en la historia una mayoría católica en Irlanda del Norte? ¿Puede ser esto un paso más para un futuro referéndum de reunificación de Irlanda?

Para mí, independientemente de su origen religioso o social, la clave es si la gente quiere seguir siendo parte del Reino Unido, la sexta economía del mundo, con toda su influencia. Mi impresión es que la gran mayoría de las personas se sienten cómodas con la situación actual.

Hablemos de su vida personal. Cuando se firmó el Acuerdo de Paz usted tenía 31 años, lo que quiere decir que nació y se crio durante los `Troubles´. Y aun así asegura que tuvo una infancia muy feliz.

Mi infancia fue maravillosa. Me crie con un hermano mellizo y tres hermanas mayores. Fui a un colegio integrado, con católicos y protestantes juntos. Mis padres consideraban que eso era importante. Saber estar con gente que no piensa como tú. Nos criaron y nos educaron muy, muy bien. No siempre fue fácil. Mis padres de ninguna manera eran ricos. Tuvieron que trabajar muy duro. Y por cuestiones políticas mi padre estuvo algunas temporadas en la cárcel. Vi la ira que sus enemigos descargaron contra él, pero también el cariño que le mostraron sus amigos. Crecí asistiendo a una clase magistral de liderazgo político. Nuestra casa fue atacada en varias ocasiones, teníamos que tener policía en la puerta, pero cuando creces siendo amado esas cosas pierden importancia. Es más, fue solo mucho más tarde en la vida cuando realmente me di cuenta de lo anormal que había sido todo.

¿Cómo vivió en casa cuando su padre Ian Paisley decidió formar Gobierno de coalición con Martin McGuinnes, antiguo miembro del IRA reconvertido en político del Sinn Fein? Eran enemigos acérrimos y luego la prensa les bautizó como “Hermanos risitas” por la complicidad que mostraron en el Ejecutivo.

Aquel fue uno de los periodos de más estabilidad en Irlanda del Norte. Hicieron un muy, muy buen trabajo. Mi padre era un personaje muy grande, respetado, y eso le dio autoridad para tomar decisiones sísmicas y vivir con las consecuencias. Nunca leyó un periódico para crear en base a eso sus opiniones políticas. Al contrario, los periódicos informaban sobre sus ideas. Hoy tenemos una generación política que va formando su discurso conforme a lo que lee en las redes sociales porque tienen demasiado miedo de decir lo que realmente piensan. Para ser justos, tanto él como Martin McGuinness, John Hume, David Trimble pertenecieron a una generación política excepcional que consiguieron el cambio. Ahora no tenemos líderes así.

¿Llegaron a ser amigos? ¿Recuerda alguna anécdota entre ellos?

Se respetaban. Decir que eran mejores amigos sería una exageración. Pero reconozco cuán simbólico fue para mi padre formar gobierno de coalición con Martin McGuinness. Estoy tremendamente orgulloso de mi padre. Porque sé lo difícil que fue. Y lo arriesgado. Hubo muchos amigos que perdió en el proceso. Pero también vi con esa determinación férrea que estaba haciendo lo correcto.

¿Cómo ve la Irlanda del Norte de hoy en día?

Irlanda del Norte ha mejorado, pero no es una utopía. Hay una sociedad dividida. Pero estamos logrando dejar atrás un pasado problemático. Creo que es un lugar de esperanza. Es un lugar que genera empleo. Es un lugar donde generalmente hay estabilidad política y social. Hay problemas políticos, religiosos, sociales, económicos como la mayoría de las otras partes del Reino Unido y otras partes de Europa. Pero es un lugar de esperanza. Es un lugar donde puedes tener una buena calidad de vida y criar a tus hijos. Pero hay que seguir trabajando para mejorar las cosas. Recuerdo cuando mi hija, cuando era pequeña, tuvo que hacer un trabajo sobre los `Troubles´ para la clase de historia. Me pareció muy significativo. Era algo que se le estaba enseñando a los niños como pasado, no como presente. Para los jóvenes, los `Troubles´ les parecen algo de otra era. Y eso es bueno. Pero deben saber nuestra historia porque eso ayuda a no cometer los errores del pasado.