Presidenciales

La inmigración ilegal centra la campaña electoral en EE UU

Biden y Trump viajan a la frontera con México para exponer sus opuestas políticas para frenar la crisis migratoria

El presidente de EE UU, visita la localidad fronteriza de Brownsville (Texas)
BidenASSOCIATED PRESSAgencia AP

Joe Biden y Donald Trump, quien se perfila como su futuro contrincante en las elecciones presidenciales de noviembre, han coincidido en un campa de batalla electoral clave en los próximos comicios: la frontera entre México y EE UU. Mientras ambos se dirigían a Texas, un juez federal en Austin suspendía la posibilidad de una ley impulsada por el Gobierno estatal que permitiría a los agentes del territorio arrestar y detener a personas sospechosas de ingresar ilegalmente en el país porque podría ¨abrir la puerta a que cada estado apruebe su propia versión de las leyes de inmigración¨.

Trump fue el primero en llegar en medio de una gran afluencia de admiradores. El exmandatario se dirigió a sus seguidores muy cerca del conocido Río Grande o Río Bravo, el mismo que atraviesan cientos de miles de migrantes para llegar a suelo norteamericano desde México. Todo estaba perfectamente planeado, incluso un escenario para una entrevista que con la cadena Foz News desde el lugar. El republicano ya tenía planeada una visita a Eagle Pass, a 500 km de donde estaba Biden. Un lugar que se ha convertido en el campo de batalla de interminables disputas entre Texas y las autoridades federales por la cuestión migratoria. Al cierre de esta edición, allí se esperaba que se reuniera con su fiel compañero de partido, Greg Abbott, gobernador de Texas y azote de los miles de inmigrantes que cruzan cada día a su estado desde México.

En los últimos dos años, Abbott ha enviado decenas de autobuses con cientos de miles de solicitantes de asilo a otros estados demócratas del país, como Nueva York o Massachussets, saturando los servicios sociales de ayuda en las principales ciudades de esos territorios y contribuyendo a crear una crisis migratoria sin precedentes. Abbott también decidió instalar un enorme cercado acabado en puntas de alambre en la frontera para impedir la entada de indocumentados a su territorio que el Gobierno ha tratado de retirar sin éxito apelando a la peligrosidad de la estrategia. El pasado 12 de enero una madre y un niño perdieron la vida cerca de esa valla de alambres improvisada, ahogados en el Río Bravo. Donald Trump ha prometido que si es reelegido presidente impondrá un plan mucho más agresivo que en el 2020 que será ¨ la operación de deportación nacional más grande de la historia¨.

Pasado el mediodía del jueves, llegaba Joe Biden a la frontera con ganas de conversar sobre un nuevo acuerdo fronterizo que permita solucionar una crisis que aumenta por momentos. Según las encuestas, Biden ha perdido una considerable popularidad por culpa de su gestión migratoria. Quizá por eso aumentan los rumores de que el mandatario estaría considerando una acción ejecutiva que restrinja la capacidad de migrantes de buscar asilo en este país tan pronto como tocan suelo norteamericano.

Según las últimas cifras, durante el mandato de Joe Biden se ha registrado un récord de entradas en frontera sur, y esto ha sido carnaza para los republicanos. Por eso se esperaba que el demócrata se reuniera con agentes de la patrulla fronteriza, autoridades policiales y líderes locales en Brownville (Texas) con el fin de buscar una solución, garantizar la seguridad en esa zona y crear una estrategia para financiar agentes adicionales y nuevas herramientas para la detección del fentanilo que llega a EE. UU. por ese paso fronterizo.

Los principales medios de comunicación estadounidense llevan días hablando de una ¨visita inusual¨, porque este es el segundo viaje del presidente desde que llegó a la Casa Blanca en 2020. En enero del 2023 visitó El Paso, una visita que se organizó justo después de que Trump informara de su viaje a la frontera. Lo que da una idea del importante telón de fondo que supone este escenario para las próximas elecciones presidenciales.

La inmigración es una cuestión clave en la campaña electoral de ambos políticos, de ahí que sus anunciantes hayan invertido alrededor de $52 millones de dólares en anuncios solo en esta cuestión. Aunque les afecta de forma muy distinta. Para Biden se ha convertido en un talón de Aquiles que podría dificultar su permanencia en la Casa Blanca. Sobre todo, porque la estrategia de algunos gobernadores republicanos de llenar las principales ciudades demócratas de solicitantes de asilo ha decepcionado a varios alcaldes y gobernadores de esos territorios, que se sienten abandonados por el gobierno federal en este sentido y que le reclaman apoyo logístico y económico que no acaba de llegar. De hecho, la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, escribió junto con 8 gobernadores más de territorios demócratas una carta a la Casa Blanca solicitando una ayuda de $1.400 millones de dólares y de momento no ha habido una respuesta clara de apoyo. El alcalde de la Gran Manzana, Eric Adams, se ha quejado en multitud de ocasiones que desde Washington la ayuda que llega es mínima, mientras que la ciudad invirtió, solo en el año fiscal 2023, más de $1.500 millones en ayudar a los inmigrantes.

Para Trump los recién llegados son munición electoral. El republicano está recogiendo la frustración y descontento de algunos independientes que están viendo afectadas sus rutinas. La portavoz de la campaña del exmandatario aseguró en un comunicado que ¨los estadounidenses pueden esperar inmediatamente después del regreso de Trump a la oficina oval, restaurará todas las políticas anteriores, implementará nuevas medidas represivas que causarán conmoción a todos los contrabandistas criminales del mundo y reunirá todos los poderes federales y estatales para instituir¨. Un mensaje que ha enfatizado aún más después de que la semana pasada un migrante indocumentado venezolano de 26 años que hacía 12 meses que había llegado al país, asesinara en el campus de la Universidad de Georgia a la estudiante Laken Riley. El sospechoso, José Antonio Ibarra, ya había sido detenido antes en Nueva York por agredir a un menor y por peligrosidad en la conducción. Poco después de salir en libertad vigilada huyó al pequeño pueblo de Athens (Georgia), donde ocurrieron los hechos. Trump no perdió la oportunidad y lo llamó ¨monstruo¨, además de culpar a Biden de una ¨invasión¨ que está ¨matando a nuestros ciudadanos¨.