Dilema

La invasión de Rafah también divide a los israelíes: operación estratégica o un tiro en el pie para la imagen exterior

La población se debate entre quienes defienden la incursión para destruir los últimos batallones de Hamás y quienes creen que no tiene importancia estratégica y que sólo deteriorará la imagen del país en el exterior

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lleva meses amenazando con entrar en Rafah, la ciudad en la que se agolpan más de un millón de palestinos, muchos huidos de otras partes de Gaza, y también los últimos cuatro batallones de Hamás, afirmando repetidamente que una invasión es inminente.

Y mientras se aguarda la respuesta de Israel a la aceptación de Hamás de la última propuesta de alto el fuego negociada por Egipto y Qatar, en Tel Aviv no hay un consenso sobre la pertinencia de invadir la ciudad más meridional del enclave palestino.

En las protestas que no cesan, las voces de los manifestantes gritan sobre todo por el retorno de los rehenes a través de negociaciones, en contra del Gobierno y también a favor de un alto el fuego.

Pragmatismo, no pacifismo

El general retirado y exjefe de operaciones del Ejército dijo en el informativo del canal 12 el viernes que los batallones restantes de Hamás en Rafah no representan una amenaza existencial para Israel, mientras que el acuerdo para la liberación de rehenes que Israel corre el riesgo de sabotear si entra en Rafah efectivamente es una amenaza existencial para las vidas de los secuestrados.

Ziv lamentó que Netanyahu esté a punto de tomar la peor decisión desde el inicio de la guerra y argumentó que teme que tal cosa suceda porque el primer ministro está en deuda con sus socios de extrema derecha de la coalición quienes exigen esa ofensiva.

El exgeneral no cree que una “victoria total”, como promete el mandatario, sea posible, incluso si Israel logra matar al líder de Hamás, Yahya Sinwar, y recuperar a los rehenes, puesto que sería una invasión muy sangrienta y aislaría diplomáticamente aún más al país.

El ex primer ministro Ehud Olmert es de la misma opinión que Ziv. El veterano político escribió un artículo de opinión en el diario "Haaretz" en el que señalaba que, tras seis meses de guerra en el aire, en la tierra y bajo la tierra, se puede concluir que la mayor parte del poder militar de Hamás ha sido desmantelado.

“La mayoría de sus cohetes y sitios de lanzamiento han sido destruidos y apenas ha habido lanzamientos de cohetes desde la Franja de Gaza durante más de cuatro meses”, escribió, señalando que el Ejército israelí controla la mayoría de las áreas desde donde se podrían disparar proyectiles contra Israel.

Olmert también señala, como lo hacen también los militares, que una parte considerable de los combatientes de Hamás han muerto, no solo los de la vanguardia sino también miembros del nivel de mando.

Sin embargo, cuando las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) estiman que Hamás tenía unos 40.000 combatientes y que desde el 7 O han matado a unos 13.000, las cuentas indican que aún quedan muchos... Y el analista Shalom Yerushalmi argumenta que este hecho indica, junto con otros, que Netanyahu prevé y espera que esta guerra dure años.

Volviendo a Olmert, el mandatario israelí que ofreció el mejor plan de paz a los palestinos en 2008 (un 94% de Cisjordania) y que el presidente palestino, Mahmud Abás, rechazó, indica que si bien la muerte de los dirigentes de Hamás Sinwar y Mohamed Deif sería lo deseable, lograrlo obligaría a Israel a pagar un precio que no debería pagar:la vida de los rehenes.

Olmert dice que Netanyahu busca matar a los dirigentes de Hamás para presentar una victoria que distraiga del enorme fracaso que fue el 7O.

En las últimas semanas se oyen más voces que dicen que Rafah no es un objetivo crucial que decidirá el resultado de la guerra.

“Aunque es emocionalmente difícil, casi imposible de aceptar, es importante comprender que Israel no saldrá victorioso de esta confrontación”, escribió Olmert. “La jactancia de la ‘victoria total’ refleja estupidez, arrogancia y, sobre todo, un esfuerzo por distanciarse de una imagen de no victoria y evadir el inevitable juicio público que probablemente seguirá”.

Sin importancia estratégica

Según el ex primer ministro, la toma de Rafah no tiene importancia estratégica en lo concerniente a los intereses vitales de Israel. “Netanyahu entiende esto, al igual que algunos altos oficiales militares y oficiales retirados. Destruir cuatro batallones adicionales de Hamás podría haber sido la medida correcta si se hubiera desconectado del contexto más amplio de los acontecimientos”. Sin embargo, argumenta Olmert, esas operaciones llevarían meses e implicarían muchas muertes, tanto de soldados como de de palestinos no involucrados, y acabarían con lo que queda de la reputación internacional del país.

En Israel el público mira con espanto las manifestaciones en los campus universitarios del mundo que exigen un alto el fuego en Gaza y en el mismo aliento esgrimen eslóganes antijudíos y antiisraelíes, las posibles órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional también pueden ser el principio de una tendencia peligrosa para muchos ciudadanos y una invasión en Rafah, con seguridad, solo agudizará este clima.