Oriente Medio
Irak comienza a excavar una enorme fosa común con miles de víctimas del Estado Islámico
Situada junto a la ciudad de Mosul, se estima que en el sumidero de Al Jafsa puede haber huesos de varios cientos de personas, principalmente miembros de las fuerzas iraquíes y civiles yadizíes
Las autoridades iraquíes comenzaron la semana pasada el inicio de la excavación de una importante fosa común hallada en el norte del país con víctimas del Estado Islámico, organización yihadista que controló una parte del territorio iraquí entre 2014 y 2017. Las primeras estimaciones apuntan a que la fosa, situada cerca de la ciudad de Mosul -en el norte de Irak- pudiera contener restos de al menos 4.000 personas, pero los investigadores creen que el balance definitivo superará ampliamente la cifra adelantada a partir de los relatos aún no verificados de testigos y familias y otros testimonios, que recuerdan cómo muchas personas fueron trasladadas hasta el lugar en autobús para ser cruelmente asesinadas.
Entre las víctimas de la barbarie terrorista -una de las peores cometidas por el Daesh en su historia- cuyos restos comienzan a descubrirse ahora hay soldados y miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes, residentes de la ciudad y miembros de la minoría yazidí. Miles de personas pertenecientes a una de las más antiguas comunidades etno-religiosas de Irak, cuya fe está emparentada con el zoroastrismo, fueron brutalmente asesinadas -muchas de ellas decapitadas- durante el apogeo del Estado Islámico -sobre todo en el distrito iraquí de Sinyar.
El gobierno local de Mosul está trabajando con autoridades judiciales, investigadores forenses, la Fundación de Mártires de Irak y la dirección de fosas comunes para llevar a cabo la excavación en un sumidero en Al Jafsa, al sur de la citada Mosul y a unos 400 kilómetros de Bagdad, según informó el domingo pasado la estatal Agencia de Noticias Iraquí.
Los terroristas del Estado Islámico o Daesh eligieron la ciudad septentrional de Mosul -un crisol etno-religioso incluidos musulmanes suníes, cristianos, kurdos y yazidíes- como la capital del autoproclamado califato hasta su derrota a finales de 2017. En julio de aquel año, las fuerzas iraquíes tomaron la ciudad. Tres meses después a los yihadistas sufrirían un importante golpe en Raqqa, convertida en capital de facto del Daesh, cuando fue recuperada por los kurdos. La caída definitiva del califato se produciría en marzo de 2019, cuando los combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias -que a día de hoy siguen controlando una parte importante del noreste sirio- se hicieron con la ciudad de Baghuz -última zona en manos de los yihadistas- gracias al apoyo de Estados Unidos. En su momento álgido, el Estado Islámico gobernó una superficie equivalente a la del Reino Unido entre los territorios de Siria e Irak.
Según el jefe del departamento de excavación de fosas comunes de la Fundación de los Mártires, Ahmad Qusay al Asady, su equipo comenzó en el sumidero de Al Jafsa -con sus 150 metros de profundidad y 110 metros de ancho- los trabajos de la primera fase el pasado 9 de agosto a petición del gobernador de la provincia de Nínive, Abdulqadir al-Dakhil.
La operación está inicialmente limitada a la recolección de restos humanos visibles y evidencia superficial mientras se prepara para una exhumación completa que, según los funcionarios, requerirá de apoyo internacional. El procesamiento en laboratorio y una base de datos de ADN deben realizarse primero para asegurar una identificación adecuada.
Las exhumaciones completas solo pueden proceder una vez que se asegure asistencia especializada para navegar los peligros del sitio, incluyendo agua con azufre y municiones sin explotar, según explicó el jefe del departamento de excavación de fosas comunes de la Fundación de los Mártires a la agencia AP. “Al Jafsa es un sitio muy complicado”, aseguró Al Asady. Al completarse los primeros 15 días de trabajos, está previsto que los equipos de la citada Fundación elaboren una base de datos y comiencen a reunir muestras de ADN de las familias de las presuntas víctimas.
En declaraciones a AP, Rabah Nouri Attiyah, un abogado que ha trabajado en más de 70 casos de personas desaparecidas en Nínive, asevera que la información que obtuvo de la fundación y diferentes tribunales iraquíes durante sus investigaciones le permite afirmar que Al Jafsa es “la fosa común más grande en la historia moderna de Irak”, aunque los investigadores de la Fundación de los Mártires no están aún en condiciones de confirmarlo. Mientras las autoridades iraquíes trabajan en hallazgos como el de Al Jafsa continúan descubriendo otras fosas atribuidas al aparato represivo de la dictadura de Saddam Hussein, derrocado tras la invasión estadounidense de 2003.