Política

Elecciones en Israel

Isaac Herzog, entre la agridulce victoria personal y la derrota partidista

Isaac Herzog se debate hoy entre la agridulce sensación de haber obtenido una victoria personal con los 24 escaños que ha logrado para su coalición de centro izquierda Campo Sionista, el mejor resultado desde 1999, y la imposibilidad de de desbancar a su rival Benjamín Netanyahu del Gobierno israelí. "Desde luego no son unos resultados fáciles, hay un logro en los 24 escaños y una natural decepción por no poder formar gobierno", reconoció hoy la diputada Meirav Mijaeli en una entrevista con el Canal 10 de la televisión israelí en la que analizó la dramática victoria de sus rivales del Likud.

Anoche, con el cierre de las urnas y la publicación de los sondeos a pie de urna, que daban un empate técnico entre el Likud y el Campo Sionista, las esperanzas de cambio de Herzog y su socia Tzipi Livni, seguían latentes en el acto de cierre de jornada electoral, donde declinó reconocer su derrota y pidió "tiempo".

"Este resultado nos permite regresar al gobierno, llamo a todas los partidos a unirse a un gobierno bajo mi mando, a un gobierno de conciliación social", dijo el dirigente, que sin destacar por su carisma ni por un glorioso pasado militar, ha sabido insuflar vida en el alicaído Partido Laborista, que encabeza desde 2013.

Y es que después de más de una década de caída libre, Herzog ha reconducido la formación hasta situarla en la primera posición en intención de voto antes de las elecciones del 17 de marzo, en unos sondeos que han probado ser erróneos ante el arrollador Benjamín Netanyahu.

Durante la campaña, los sectores más radicales lo caricaturizaron luciendo "kufiya"por sus declaraciones a favor del diálogo con los palestinos, y solía aparecer en un popular programa televisivo como un niño que se arropa detrás de Livni, parodiado con su característica voz algo nasal.

Sus detractores lo tacharon de pusilánime y de no gozar de experiencia en materia de seguridad, por lo que no habría que fiarse de él -ni de Livni- en situación de guerra.

No obstante, Herzog, de 54 años, sacó a relucir unas credenciales familiares sin las cuales nunca habría llegado a estar tan cerca de saborear el triunfo.

Y es que este abogado, que ahora deberá plantearse su futuro político, pertenece a un linaje que aglutina aristocracia política, religiosa y militar, lo que le convertía en un "príncipe"que, pese a su discreción, por primera vez tenía posibilidades reales de alcanzar el trono.

Nacido en Tel Aviv en 1960, Herzog es nieto del primer gran rabino de Israel, Isaac Halevi Herzog; hijo de Haim Herzog, general y jefe en dos ocasiones de la inteligencia militar además de sexto presidente del Estado, y sobrino del mítico ministro de Exteriores Abba Eban.

Consciente de que su liderazgo en el seno del laborismo ha sido una carrera de fondo y de que, pese a su hartazgo el electorado seguía viendo a Netanyahu como mejor candidato a primer ministro, Herzog pidió que se le diera algo de crédito.

Y aunque así ha ocurrido, como lo demuestran los resultados, no ha sido suficiente para desbancar al todopoderoso Netanyahu.