Andalucía
La Costa del Sol teme al Brexit
La situación de los más de 55.000 británicos que viven en Málaga se vería muy comprometida por la salida de la UE
La situación de los más de 55.000 británicos que viven en Málaga se vería muy comprometida por la salida de la UE
Desde Rincón de la Victoria, al este de Málaga, hasta el municipio gaditano de San Roque, pegado al Peñón de Gibraltar y orgulloso del desarrollo urbanístico logrado gracias al lujoso asentamiento de Sotogrande, se extiende la Costa del Sol. Este extremo occidental del Mediterráneo fascina desde tiempo inmemorial a los ingleses, cuya huella imprimieron en la comarca los viajeros románticos del siglo XIX y aun antes los corsarios que hostigaban a las flotillas comerciales. Luego vinieron los turistas y el ingreso, en 1986, de España en la Unión Europea (entonces la CEE) y atrajo a los primeros residentes británicos, que se convirtieron en una oleada a partir de la firma del Tratado de Schengen, que bendice la libre circulación de personas en territorio comunitario.
Los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística aseguran que más de 55.000 británicos residen en la provincia de Málaga, un contingente importante a pesar del descenso propiciado por la crisis, pues llegaron a ser cerca de 80.000 en el segundo lustro del presente siglo. No todos viven en la Costa del Sol, pero es necesario sumar a los habitantes de municipios limítrofes gaditanos (sólo en San Roque hay censados más de 1.500), por lo que la cifra aumentaría. El consulado de Reino Unido en Málaga también informa de «una estimable cifra de población flotante» que pasa en la zona «muchos meses al año sin necesidad de empadronarse ni fijar oficialmente su residencia».
Conviene hacer en este punto un inciso: ¿no mosquea que David Cameron previera un mitin el pasado jueves en Gibraltar, donde viven apenas 20.000 votantes, cuando tenía tan cerca un electorado potencial mucho mayor? Evidentemente, la visita del «premier» tenía un componente de provocación que iba más allá del referéndum del día 23. También triplican a la población llanita los británicos expatriados en el litoral levantino, la otra bolsa de votos «olvidada» por el primer ministro.
El Brexit, de producirse, comprometería la situación de esta numerosa colonia, compuesta no sólo por jubilados sino también por trabajadores y empresarios que han contribuido decisivamente al despegue económico de la región. Las trabas a la libre circulación de capitales gravarían el cobro del dinero procedente del sistema de pensiones británico, tanto del público como de los privados y, sobre todo, lastrarían al sector inmobiliario porque las tasas por operaciones financieras en el extranjero resultarían disuasorias para los potenciales compradores ingleses.
Desde la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía también se advierte sobre una posible merma de los visitantes británicos, quienes se decantarían por naciones con las que Gran Bretaña mantiene lazos históricos como Malta o Chipre, e incluso destinos más lejanos pero donde los precios sean más competitivos. En 2015, la comunidad andaluza recibió 2,16 millones de turistas británicos, el 24,9% del turismo extranjero de la región. «Simplemente por la incomodidad que al viajero le supone la reinstauración de una frontera, la cifra disminuiría sensiblemente», admite una fuente oficial. «El Brexit es lo que menos nos conviene ahora que volvemos a acercarnos a los registros anteriores a la crisis».
«Reino Unido está partido, nadie va a ganar con esto»
Jacqueline McIntyre. Economista 42 años, Mijas
«Mi corazón decía fuera y mi cabeza, dentro». Así resume Jacqueline McIntyre todas las dudas que ha tenido hasta tomar la decisión de votar «no» al Brexit. «En un principio me pareció absurdo, estamos mejor juntos, somos más fuertes pero luego empecé a pensar en que a Gran Bretaña económicamente le favorecía estar fuera de la UE, como lo está Islandia o Suecia. Al final, se ha impuesto la razón». Esta economista de Glasgow llegó a España hace 13 años de la mano de su marido, un madrileño al que conoció en tierras escocesas. Pensaron que su futuro estaba en España y recalaron en la localidad malagueña de Mijas. Actualmente, Jacqueline trabaja como responsable de administración de una empresa británica en la capital malagueña. El día 23 estará pegada al televisor para seguir los resultados. «Me preocupa la falta de información sobre este tema. La manipulación por parte de los partidos políticos y medios de comunicación es tremenda, y están apelando al miedo con mensajes contradictorios». En este sentido, cree que los ciudadanos no están preparados para tomar una decisión de este tipo y que tendrían que ser los propios políticos los que votaran a favor o en contra. «Gran Bretaña está partida, nadie va a ganar con esto. Que tome Cameron la decisión, que haga su trabajo, que para eso son políticos». Preguntada por si el Brexit pudiera desencadenar un segundo referéndum en Escocia, se muestra contundente. «No van a conseguir otro referéndum, es demasiado complicado y las familias ya estuvieron enfrentadas por esta cuestión».
«Mi país tendrá que estar en Europa le guste o no»
Michael Cox. Profesor de inglés, 63 años, Marbella
Michael dejó su Londres natal por amor. Con 23 años conoció a una española que estudiaba inglés en la capital londinense y dio un giro a su vida. «Su madre quería que volviéramos casados a España y así lo hicimos». Desde entonces vive en Marbella y regenta su propia academia de inglés. De ese matrimonio quedan dos hijas, una viviendo en Coín y con nacionalidad británica y otra en Texas y con pasaporte español. Actualmente Michael vive con su nueva pareja, también española, y no tiene ninguna intención de volver. «Soy feliz aquí. Marbella tiene todo lo que necesito: el mar, la montaña, la amabilidad de los vecinos... Es una ciudad preciosa». Aficionado a la música –compone sinfonías–, a la fotografía, la tecnología, el arte y el teatro, Michael se encuentra completamente integrado en la forma de vida de los españoles. Tanto es así, que el Brexit le queda muy lejano y por eso ha decidido no votar. «No siento el tema como mío, aunque tengo mi opinión al respecto. Creo que esto es algo que tienen que decidir los que viven allí». Lo que sí tiene claro es que «sería un error enorme salir de la UE». Intenta entender a sus paisanos, puede ponerse en su piel, pero sentencia que «el futuro es Europa. Gran Bretaña es una isla, tiene una moneda distinta, y Europa se ve como algo aparte. Vivo en esa Europa continental, lo veo todo más cercano y tengo claro que los países europeos no pueden arreglar sus problemas solos, nos necesitamos unos a otros. ¿Cómo arregla un país en solitario el problema de la inmigración? Gran Bretaña no va así hacia el futuro».
«La mayoría ignora que el referéndum no es vinculante»
Graham Hawker. Matemático y físco jubilado, 70 años, Ojén
A juicio de Graham Hawker, la única certeza en torno al Brexit es una enorme suma de incógnitas. «La mayoría de los ingleses ignora incluso que el referéndum de permanencia en la UE no es vinculante», destaca este británico afincado en la Costa del Sol desde hace casi dos décadas. Matemático, físico, informático y empresario de reconocido prestigio en su país, Hawker, ya jubilado, otea la campaña desde la distancia, mientras trabaja en un libro sobre las soluciones a los problemas de matemáticas y lógica que planteó el autor de «Alicia en el país de las maravillas», Lewis Carroll. En cuanto a la consulta, propone que sus compatriotas abandonen la UE ante su «incapacidad para sentirse europeos». El hecho de residir fuera desde hace más de 15 años le impide participar en el referéndum. «Es absurdo, porque, ¿cuál es la diferencia entre vivir en el extranjero desde hace 14 años o desde hace 15?», apunta Hawker, a quien «le gustaría que se quedaran en la UE, pero los ingleses no se sienten europeos». Para el matemático, los británicos «no han hecho nada por adaptarse, todo lo contrario». En este sentido, resalta que Reino Unido se mantiene al margen del resto de la alianza comunitaria, no solamente en su moneda, sino también en las medidas o en el sentido de la circulación. En cuanto a las consecuencias de que se imponga el «sí» en la consulta, Hawker subraya que «existe mucha desinformación. Algunos ingleses creen que el 24 de junio por la mañana ya no serían europeos, pero habrá que esperar a qué resolución adopta entonces el Parlamento».
«Los británicos quieren salir para volver al pasado»
James John Riley. Historiador, 46 años, Málaga
Hace 15 años que James y su mujer pusieron rumbo a Málaga desde Manchester para cambiar su vida. Prácticamente inauguró el St George’s British School de la capital malagueña, un colegio privado en el que imparte clases de Historia. Su hijo de 9 años es «boquerón» y los dos van juntos a La Rosaleda a ver los partidos del Málaga, equipo de fútbol al que están abonados. James también es aficionado al surf, el buceo y, como buen inglés, al cricket. Aunque a veces ha pensado en volver a su país, aún lo ve como algo lejano. James ya ha ejercido su derecho al voto para el referéndum del 23-J. Lo ha hecho por poderes, delegando en su madre. Lo tiene claro: no quiere que Gran Bretaña salga de la Unión Europea «porque sería un paso atrás». «El país fuera de Europa tendría un futuro incierto, todo el continente lo tendría. Estoy convencido que para salir adelante hay que estar en Europa», recalca. James cree que el paso natural de la UE es llegar a «un sistema federal como en Estados Unidos», pero reconoce que es complicado, pesa mucho la historia y la cultura de cada país, así como las diferencias económicas. «El progreso de Europa está en la unión de los países, desde la II Guerra Mundial vivimos en un periodo de paz en el que Europa ha crecido económica y políticamente, con hechos tan importantes como la caída del Muro». También resalta la desconexión entre Gran Bretaña y la Europa continental, «siempre ha sido una isla», un hecho que se agravaría si los británicos deciden salir de la UE «quieren salir para volver al pasado».
«Afectaría a los que nos dedicamos a la importación»
Nicole King. Analista de mercados, 54 años, San Pedro
Votará en contra de que Reino Unido abandone la UE, pero no lo hará por los efectos que una hipotética salida podría tener en su mercado laboral, sino «por la convicción personal de que los británicos deberían jugar un papel fundamental en materia de integración en la comunidad internacional». Nicole King nació en Windsor, pero pasó toda su infancia en Walton-on-Thames, en el condado de Surrey. A excepción de las vacaciones estivales, que sus padres disfrutaban cada año en Marbella. En los 80, cambió la orilla del Támesis por las playas de la Costa del Sol. Vivió después en Brasil y Argentina, antes de regresar a Inglaterra, primero, y afincarse de nuevo en España. Sus dos hijos nacieron en Madrid y hace cuatro años se reencontró con Marbella. «Mi felicidad está ligada a esta ciudad», asegura esta economista especializada en análisis de mercado a la que recurren desde hace décadas para introducir sus productos. «No sólo quiero que mantenga su estatus como miembro de la UE, sino que además sea un país más implicado, más activo en las políticas europeas», defiende King, que explica que «la salida de la UE afectaría a aquellos que nos dedicamos a la importación de productos británicos, especialmente en el ámbito fiscal, aunque habría que saber también qué ocurriría con cuestiones como los derechos de aduana o aranceles». King considera que «lo están pintando todo muy dramático y se fomenta mucho el miedo, aunque es evidente que si Reino Unido abandonara la UE afectaría a todos los ámbitos: los bancos, las pensiones...».
«El brexit daría alas al populismo en otors países»
James Stewart. Empresario inmobiliario, 66 años, Sotogrande
Este homónimo del legendario actor lleva 34 años en España y antes vivió en el Sureste asiático. Le parece que «el Brexit es muy mala idea. Me puede afectar porque aquí los británicos son los principales compradores, suponen alrededor del 35% de las adquisiciones inmobiliarias en la Costa del Sol». Además, cree que la salida de la UE significará «una caída fuerte de la libra. La bajada respecto al euro el año pasado ya fue del 12%, así que ya es más caro para ellos comprar una casa aquí en libras. Si hay Brexit, puede costar un 25% más». James Stewart también opina que «hay gente que vive aquí, se convierten en residentes de España y pagan impuestos, pero desde aquí pueden controlar el trabajo en Londres. Ese derecho desaparece, pues no podrían venir sin pedir permiso de residencia». James entiende «que estén hartos de los políticos de Bruselas y no estén de acuerdo con que haya un Tribunal de Europa que tiene más poderes que el Supremo de Inglaterra». Sin embargo, no comparte que «se caliente con el tema de la inmigración porque de 380.000 inmigrantes nuevos en Reino Unido el año pasado, 180.000 eran de fuera de la UE. Muchos inmigrantes hacen el trabajo que los británicos no quieren hacer y también hay muchos sanitarios de fuera que aportan a la economía británica». Por eso cree que «el Brexit sería malo también para Europa, porque dará alas a movimientos populistas en otros países, como los nacionalistas en Francia, el Pegida alemán o Podemos en España que aprovecharán para defender su salida de la UE. Es decir, el Brexit traería incertidumbre a Europa».
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