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La Fiscalía acusa a Lula de dirigir la trama corrupta de Petrobras

El ex presidente de Brasil habría recibido favores por valor de un millón de euros

Lula da Silva y Marisa Leticia Lula da Silva
Lula da Silva y Marisa Leticia Lula da Silvalarazon

También se presentaron cargos contra Leo Pinheiro y Paulo Gordilho, el expresidente y un ingeniero de la constructora OAS.

La política brasileña camina hacia el abismo. La corrupción se ha apoderado de todas las esferas de la vida pública del país. Tanto es así que incluso los líderes que otrora fueron ejemplo y objeto de alabanzas ahora son denostados por la sociedad y enjuiciados a diario. Ayer, la Fiscalía presentó cargos penales contra el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, su mujer, Marica Letícia, y otras siete personas, por su presunta implicación en el escándalo de corrupción de Petrobras. Según el fiscal Deltan Dallagnol, responsable del caso Petrobras, el ex presidente brasileño, mentor de la denostada Dilma Roussef – destituida por el Senado en un juicio político por irregularidades contables–, fue el «comandante máximo» de la red de corrupción en la petrolera estatal, en la que se movieron miles de millones de dólares.

«Hoy la Fiscalía acusa a Lula de ser el comandante máximo de la red de corrupción identificado con la Lava Jato», afirmó en una rueda de prensa el fiscal, que investiga el gigantesco escándalo de corrupción en la compañía estatal Petrobras. Los cargos por corrupción activa, corrupción pasiva y lavado de dinero alcanzan tanto a Lula, como a su esposa y a las otras siete personas mencionadas.

El fiscal aseguró tener pruebas de que Lula recibió favores por 3,7 millones de reales (alrededor de un millón de euros) por parte de la constructora OAS, una de las empresas ya condenadas por su responsabilidad en los desvíos de Petrobras. De acuerdo con la acusación, la OAS pagó, reformó y amuebló un apartamento de tres pisos en la playa por el que Lula había pagado una cuota inicial para el uso de la familia del ex presidente. Igualmente, pagó los costos de un millonario contrato de arrendamiento por el depósito en el que el ex jefe de Estado guardó durante cinco años los regalos que recibió durante su Presidencia. Agregó que estos favores fueron el pago por tres contratos por 87 millones de reales (unos 23,4 millones de euros) que la OAS se adjudicó de forma irregular para obras de dos refinerías de Petrobras.

El fiscal Dallagnol negó que las acusaciones fuesen una persecución contra Lula o contra su formación, el ahora opositor Partido de los Trabajadores (PT). «No se está juzgando a Lula por quién es o quién fue como persona ni se está juzgando a su Gobierno. Sólo se le está imputando por crímenes puntuales que pueden ser comprobados por las pruebas recogidas», afirmó. «Tampoco se está juzgando la ideología del PT sino si la formación se involucró o no en crímenes específicos», aseveró. Según el fiscal, los sobornos pagados por la OAS a Lula son la punta de un iceberg de una amplia red de corrupción que involucró a varias empresas estatales y organismos del Gobierno cuyos directores fueron nombrados directamente por el entonces mandatario para recaudar recursos para diferentes partidos políticos.

Añadió, además, que las empresas que se adjudicaron ilegalmente contratos con la Petrobras pagaron propinas por un valor de 6.200 millones de reales (unos 1.670 millones de euros), pero que las pérdidas generadas por la corrupción sumaron 42.000 millones de reales (unos 11.300 millones de euros). Lula ya está inmerso en una investigación federal en Brasilia por un supuesto delito de obstrucción a la justicia. Al parecer, intentó comprar el silencio del ex director de Petrobras Nestro Cervero, uno de los delatores de «Lava Jato». También indagan en la compra de un inmueble en Atibia con la ayuda de Odebrecht, otra de las compañías señaladas.