Elecciones en Holanda
«Los inmigrantes ocupan nuestros puestos de trabajo por menos dinero»
Jan, mecánico prejubilado
Tras comprobar la práctica ausencia de carteles de Wilders en el centro de Ámsterdam, llegamos a la emblemática Plaza Dam. Rodeados por el Palacio Real y el obelisco del Monumento Nacional conocemos a Jan, que pasea a su labrador Simba antes de sentarse en un banco a conversar con LA RAZÓN. Este antiguo mecánico de 61 años, que dejó de trabajar hace quince por culpa de un accidente laboral, es el prototipo de votante del líder del Partido de la Libertad. A diferencia de otros, confiesa sin vacilar el sentido de su voto antes de advertir de «que mucha gente piensa como él. Yo le he votado otras dos veces». Pero su principal motivo no es el rechazo a los inmigrantes, sino algo que tiene más que ver con su situación personal: «Este Gobierno ha subido hasta límites insoportables las cuotas del seguro médico y ha aplicado recortes que han perjudicado a las personas mayores». En cambio, se lamenta, «siempre hay dinero para los extranjeros». Y es que, según Jan, en Países Bajos «hay demasiados inmigrantes y refugiados que han desbordado los servicios públicos».
Como votante tradicional de Wilders, este mecánico retirado forma parte de esa minoría de holandeses que se ven como perdedores de la globalización y de la potencia exportadora de su país, que tras seis años de estancamiento (2008-2014), crece a un ritmo de más del 2% anual y ha logrado cotas de pleno empleo (5,3%). A Jan no les interesan los éxitos económicos de Mark Rutte (un fiel seguidor de las políticas de austeridad alemanas), sino que prefiere recordar «que los inmigrantes vienen a ocupar los empleos de los holandeses por menos dinero». Como resultado, lamenta, «ganamos cada vez menos y disponemos de menos dinero». Sobre la identidad nacional holandesa, un tema que ha centrado la campaña electoral recién terminada, este hombre nacido en un pequeño pueblo próximo a Ámsterdam lo tiene claro: «Entre los musulmanes y Bruselas quieren acabar con lo que queda de identidad holandesa». Como Wilders, no tiene miedo al «Nexit» y cree que «si los británicos lo han hecho, nosotros podemos también abandonar la UE».
En una de la calles aledañas a la plaza, encontramos a Nora, una joven estudiante de origen marroquí que se afana en colocar el candado en su bicicleta. Con una sonrisa, nos confiesa que votará a los ecopacifistas. Nora representa la otra Holanda, la que se encuentra en las antípodas de Wilders. Sobre su discurso islamófobo, confiesa que «no se siente amenazada, pero reconoce que no entiende que le vote tanta gente».
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