Protestas

Macron confía en desactivar la violencia sin recurrir al estado de emergencia

El Ejecutivo galo cree que su estrategia de seguridad está dando sus frutos tras cinco noches de disturbios

Paris (France), 30/06/2023.- French President Emmanuel Macron (L) and Interior and Overseas Minister Gerald Darmanin attend a government emergency meeting after riots erupted for the third night in a row across the country following the death of Nahel, a 17-year-old teenager killed during a traffic stop in Nanterre by a French police officer, at the emergency crisis center of the Interior Ministry in Paris, France, 30 June 2023. (Disturbios, Francia) EFE/EPA/YVES HERMAN / POOL MAXPPP OUT
French President Macron holds a new crisis meeting after third night of riots, in ParisYVES HERMAN / POOLAgencia EFE

La crisis que vive Francia está lejos de cerrarse pero el Gobierno de Macron confía en un descenso de la intensidad de la violencia que ya viene produciéndose en las últimas horas. La cifra de detenidos de la noche del sábado aún sigue siendo muy alta, 719 personas en toda Francia, pero el Ministerio del Interior la califica de “más calmada” que las anteriores. Macron sigue apostando por no precipitarse a activar el estado de emergencia como le pide la oposición de derecha y extrema derecha y ahora, con la intensidad a la baja, con más motivo.

El Ejecutivo galo piensa que la estrategia que está desplegando va dando sus frutos atacando a varios flancos. Por un lado la seguridad, manteniendo el dispositivo de 45.000 gendarmes en las próximas horas e incorporando unidades de élite especializadas en violencia urbana en el trío de ciudades más afectadas de este fin de semana: Marsella, Lyon y Grenoble. Por otro, la estrategia de comunicación subrayando dos corresponsables de la crisis y explicando las consecuencias legales que tendrán que asumir: los padres de los violentos, ya que su media de edad es de 15 a 17 años, y las redes sociales, específicamente TikTok y Snapchat que nutren de contenido que incita a pasar a la acción en esta espiral de violencia. Fuentes policiales han llegado a denunciar que en algunas de estas redes se han llegado a establecer concursos entre adolescentes por publicar el vídeo que provoca mayores destrozos a una comisaría o un edificio público.

Son ingredientes que comienzan a perfilar otras dimensiones de esta crisis: la muerte de Nahel el pasado martes fue el detonante para sacar a la superficie un conglomerado de males sociales que afectan a los chavales del extrarradio. Según pasan los días, la policía va perfilando tres grupos de perfiles distintos que acometen los actos violentos. Por un lado están los adolescentes que suponen una buena parte de los detenidos pero también han detectado a grupos antisistema de extrema izquierda que aprovechan cualquier crisis en Francia para atacar símbolos de la República. A estos dos grupos se uniría un tercero, más minoritario e inclasificable pero que existe, el de los oportunistas del saqueo, que no atienden a ninguna realidad política y que simplemente intentan sacar beneficio del pillaje en el caos. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha explicado que estos días se “ha llegado a arrestar a chavales de 13 años”. “Espero que no haya impunidad y que los jóvenes se den cuenta de que no se pueden esconder detrás del teléfono para no ser procesados”, decía el sábado el ministro de Justicia.

Macron convocaba a última hora de este domingo a su primera ministra, Élisabeth Borne y a los titulares de Interior y Justicia, Gérald Darmanin y Éric Dupond-Moretti. Son las dos caras que están evidenciando la doble estrategia para apaciguar la crisis sin llegar al estado de emergencoa: dispositivo de seguridad incorporando especialización en violencia urbana y visualización de la corresponsabilidad de padres y redes sociales. El Elíseo no quiere dar pasos en falso activando medidas de más alto calado que coarten las libertades y supongan un alto coste político y social pese a la presión de parte de la oposición y de muchos alcaldes del país que han tenido que implementar toques de queda entre las 21.00 y 06.00 horas de la mañana en sus municipios, como los casos de Clamart o Meudon en la periferia de París. También han mostrado vivamente su preocupación por la situación varios sindicatos de policía que han explicado que los equipos sobre terreno están exhaustos y la perspectiva de los próximos días es negra. El Gobierno cree firmemente que la violencia irá remitiendo a lo largo de la próxima semana.

Vista la gravedad de la situación, Macron ha suspendido la visita que tenía programada para este domingo a Alemania. El presidente ha estado en contacto permanente con representantes de diferentes administraciones, especialmente alcaldes. Especial preocupación ha despertado el caso del alcalde de L'Haÿ-les-Roses (una localidad de la periferia sur de París) Vincent Jeanbrun y de su familia, que han sufrido un intento de asesinato. Según ha explicado el propio Jeanbrun en un comunicado, el incidente se produjo alrededor de la 01.30 de la madrugada del sábado mientras él se encontraba en el Ayuntamiento trabajando, “como desde hacía tres noches” a consecuencia de la oleada de disturbios que atraviesa Francia. Los atacantes usaron un coche para forzar la entrada en la residencia, donde se encontraban la esposa y los dos hijos del primer edil, y luego prendieron fuego para intentar incendiar la casa. Al intentar escapar y protegerse de los criminales, la mujer y uno de los hijos resultaron heridos, comunicó Jeanbrun. “No tengo palabras lo bastante fuertes para describir mi conmoción ante el horror de esta noche. Pero la única forma de hacer aceptable lo inaceptable es que no sea para nada”, manifestó el alcalde, tras asegurar que su determinación de servir a la República es más grande que nunca.

La duda que ahora mismo hay en Francia es si esta grave crisis abierta va a superar en su dimensión a la de 2005, un precedente con muchas similitudes. En aquella ocasión las muertes de Bouna Traoré, de 15 años, y Zyed Benna, de 17, tras una fuga con la policía provocaron tres semanas de disturbios en toda Francia, poniendo de manifiesto la rabia y el resentimiento en unos suburbios abandonados y plagados de delincuencia. En el gobierno francés no creen que la cosa vaya a llegar a tanto tras dos noches de menor intensidad.