Grecia
Más de 62.000 refugiados llegaron a Grecia en enero
El primer mes del año da un atisbo de lo que será 2016 en cuanto a la crisis de los refugiados se refiere. En enero de 2015, fueron 1.472 las personas que lograron acceder a territorio griego.
El primer mes del año da un atisbo de lo que será 2016 en cuanto a la crisis de los refugiados se refiere. En enero de 2015, fueron 1.472 las personas que lograron acceder a territorio griego.
No importa que la ruta sea peligrosa o el viaje un riesgo continuo, cualquier atisbo de esperanza en el futuro es mejor que la vida bajo el yugo de Bachar al Asad, los yihadistas del Estado Islámico o los talibanes. A pesar de las cifras de 2015 (muy superiores a las de 2014), los conflictos en Oriente Medio, Afganistán y el norte de África no se han resuelto, al contrario, por lo que los datos del primer mes de 2016 son sólo un reflejo del estado del mundo. Más de 62.000 personas han llegado a Grecia por vía marítima en enero, según las cifras de la Organización Internacional del Migrante (IOM) .
De acuerdo a su portavoz, Joel Millman, “el número se multiplica muchísimas, muchísimas veces más a lo que vimos hace un año, en el enero pasado”. Y es que en el mismo periodo de tiempo de 2015, a las costas griegas llegaron 1.472 personas. Es decir, se ha multiplicado por 42. El año pasado se cerró con una cifra récord de 1.011.712 llegadas a territorio europeo, por lo que se augura que en 2016, se volverá a rebasar la ya de por sí enorme cantidad.
Pero los números se tornan aún más dramáticos si se tiene en cuenta a los fallecidos. En el primer mes del año, los migrantes y refugiados que han muerto en el Mediterráneo son 368. El último fin de semana del año ha sido particularmente mortífero, pues más de 100 hombres, mujeres y niños perecieron en aguas griegas, turcas e italianas. Según la IOM, los 70 muertos, que habían partido de Libia hacia Italia, se reportaron el sábado y ese mismo día, se dio aviso de que 39 personas estaban desaparecidas, presumiblemente, ahogadas en Grecia. A pesar de los intentos de las ONG y de la opinión pública por salvar sus vidas, en enero ya han perdido la vida más de 360 personas (comparado con las 82 del mismo periodo de 2015). El año pasado se localizaron los cadáveres de 3.772 personas tan sólo en aguas del Mediterráneo.
Mientras en la Unión Europea nos avergonzamos ante la denuncia de Europol de que al menos 10.000 niños refugiados han desaparecido en Europa y las ONG denuncian las atrocidades a las que son sometidos los menores aprovechando que no están acompañados de mayores la IOM informa de que en el cuarto año de la emergencia migratoria en el Mediterráneo los menores han sido especialmente vulnerables este enero: 60 niños han fallecido en la “ruta este” (desde Turquía hasta Grecia). En los cuatro meses anteriores, en total, murieron 270 menores.
Por mucho que los partidos de ultraderecha y algunos gobernantes europeos aseguren, la mayoría de las personas que intenta llegar a suelo europeo viene en busca de refugio. En el pasado mes de enero, 62.193 migrantes y refugiados han entrado a la Unión Europea a través de Grecia. Según datos de las autoridades griegas, el 91% viene de tres países: Siria, Afganistán e Irak.
Teniendo en cuenta la exponencial cifra, se entiende que las autoridades helenas estén desbordadas. En este contexto, la UE ha amenazado a Grecia con expulsarla de Schengen. Sietse Blom, investigador principal del “think tank” European Student, con base en Países Bajos, indica a LA RAZÓN que “últimamente la UE ha reprochado a los griegos, pero también a muchos políticos europeos, por no “proteger” su frontera de manera suficientemente efectiva”. Para Blom, “sólo la UE en su conjunto podría asegurar una entrada segura a los refugiados que vienen a Europa. Grecia tiene un gran fuerza marítima pero no puede hacer frente sola a los traficantes y a los cientos de miles de refugiados que intentan cruzar sin más ayuda”. De ahí que, en opinión del investigador y secretario de European Student, “otros países europeos deberían ayudar a Grecia en el registro en las fronteras para gestionar de manera eficiente el flujo”.
Blom explica que la presión de la UE aumenta por lo que si el primer ministro Alexis Tsipras quiere permanecer en la zona Schengen, deberá aceptar algunas de las (dolorosas) medidas de la UE. “Dar más de tres mil millones de euros a Turquía, más ayuda a la región, o un fondo a África de 1,8 mil millones de euros, no serán suficientes para contener a la gente de huir de sus países tomados por la guerra”. El investigador está en lo cierto al resaltar que “incluso durante el invierno, el número de refugiados ha aumentado en lugar de disminuir”. Por tanto, “Grecia tendrá que aceptar algunas de las medidas de la UE, como un registro más estricto de los refugiados a su llegada y permitir un rol más extenso a Frontex si quiere seguir contando con el beneplácito de la UE y los beneficios de Schengen”.
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