Colonia
«Me acorralaron, rasgaron mi ropa mientras hacían tocamientos. Fue horrible»
Un millar de jóvenes de entre 15 y 35 años perpetraron una serie de agresiones sexuales durante la Nochevieja en Colonia. La Policía alemana cree que estaban «organizados» y Merkel pide que se actúe con «dureza» contra esta nueva dimensión de crimen
Una mezcla de estupor, indignación y consternación reina en Alemania tras la ola de agresiones sexuales ocurrida en Colonia, en el oeste del país, por parte de un millar de hombres organizados durante la noche del 31 de diciembre. A pesar de que las autoridades locales habían asegurado el viernes por la mañana que «las celebraciones habían transcurrido sin incidentes», las continuadas denuncias de agresiones, robos, acoso y, al menos, una violación, durante los festejos de Año Nuevo en el centro de la ciudad han roto el silencio y han teñido de seria preocupación al país. Sólo ayer por la mañana, las autoridades registraron 90 denuncias por este tipo de asaltos.
El jefe de Policía de Colonia, Wolfgang Albers, aseguró ayer que los asaltantes –cuyo número alcanzaría el millar– eran «grupos organizados» que atacaron de «forma masiva» a cerca de un centenar de personas, mujeres en su mayoría, entre la medianoche y las 4 de la madrugada del último día del año. Los agresores se dispusieron en grupos y encendieron explosivos y fuegos artificiales en las inmediaciones de la estación central de trenes de Colonia para llevar a cabo los ataques, que lograron ocultar tras el caos causado por el ruido y el tumulto. La Policía, que prevé que se registren más denuncias en los próximos días, manifestó su sorpresa en torno a un fenómeno desconocido que, según las palabras del ministro germano de Justicia, Heiko Maas, supone «una nueva dimensión de la criminalidad organizada».
El jefe de Policía dijo en conferencia de prensa que aún no se habían llevado a cabo detenciones oficiales y determinó que los asaltantes podían «proceder de Oriente Medio o el Norte de África», atendiendo a los testimonios de víctimas y testigos, sin abundar más en la cuestión, consciente de la sensibilidad del asunto por los crecientes ataques racistas en el país. Estos crímenes amplían la brecha que separa los dos extremos del debate en Alemania en torno a la crisis migratoria, dividiendo a quienes se manifiestan en contra de la llegada de refugiados y quienes abogan por acogerlos. Aunque Alemania ostente el récord europeo en cobijo a migrantes el año que acaba de finalizar, también ha registrado la abultada cifra de 1.610 ataques violentos a centros de inmigrantes en 2015 y parece que éstos no se detendrán en este nuevo año, pues el lunes, en la localidad germana de Dreieich, un refugiado recibió un disparo en el albergue de inmigrantes en el que vivía.
Las autoridades demandan cooperación a los ciudadanos y han pedido que les entreguen grabaciones tomadas con dispositivos móviles o pistas de otra naturaleza con ánimo de arrojar algo de luz sobre lo sucedido. Los sospechosos, hombres con edades comprendidas entre los 15 y los 35 años, según los testimonios, emplearon artefactos pirotécnicos para causar caos y confusión durante la celebración. Poco después, se dividieron en grupos pequeños que se desplegaron por la céntrica plaza de Colonia, una de las ciudades con más diversidad étnica de Alemania. Cada uno de los grupos se encargó entonces de rodear a una de las mujeres damnificadas, a quienes acosaron, robaron o rasgaron su vestimenta de forma violenta.
Una de las víctimas, una joven de 28 años de nombre Katja L., aseguró haber sido atacada en las primeras horas de la fiesta de Nochevieja. «Recuerdo que había un grupo de hombres jóvenes con rasgos extranjeros que nos acorralaron. No tuve oportunidad de defenderme mientras me tocaban y tiraban de mi ropa. Fue una pesadilla», aseguró la joven colonesa. La alcaldesa de la ciudad, Henriette Reker, quien fue gravemente apuñalada en octubre por un ciudadano que no apoyaba su actitud de bienvenida con los inmigrantes, organizó ayer una reunión de crisis para tratar el grave incidente. «El asalto es absolutamente intolerable», manifestó ante la Prensa, aunque negó que fuesen a cancelarse el tradicional carnaval de la ciudad, cuando se espera la asistencia de miles de personas disfrazadas a lo largo de diversas celebraciones y desfiles, lo que podría ser un reclamo idóneo para ataques de este tipo. «Incrementaremos la seguridad en la temporada del carnaval», prometió Reker. En las ciudades alemanas de Stuttgart y Hamburgo se informó igualmente de agresiones de naturaleza similar, aunque a a una escala mucho menor en cuanto al número de víctimas.
Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, después de haber mantenido una conversación telefónica con Reker, manifestó su «indignación» ante unos actos «repugnantes» que merecen «una respuesta contundente del Estado de Derecho». «Se debe hacer todo lo posible para identificar cuanto antes a los culpables y para castigarlos, con independencia de su origen», añadió la canciller en el comunicado.
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