América
Mujer, indígena y candidata a presidir México
El indigenismo participa en el sistema político por primera vez tras pactar con los zapatistas.
El indigenismo participa en el sistema político por primera vez tras pactar con los zapatistas.
El 27 de mayo María de Jesús Patricio, conocida popularmente como «Marichuy», hizo historia al convertirse en la primera candidata indígena que se presenta a las elecciones presidenciales en México. Lo hace respaldada por el Consejo Nacional Indígena, que agrupa a más de 40 pueblos originarios, y por el Movimiento Zapatista de Liberación Nacional. «Ya es tiempo de que los pueblos hablen y se manifiesten», con estas palabras iniciaba su discurso de aceptación «Marichuy» ante la atenta mirada de cientos de representantes indígenas de todas las regiones del país y de un nutrido grupo de hombres y mujeres ocultos bajo un pasamontañas negro. Y es que a pesar de que su estrategia ahora pase por las urnas, hay ciertos hábitos que nunca cambian.
La localidad de San Cristóbal de las Casas, cuna del indigenismo mexicano, fue el escenario elegido para la comunión de estos dos movimientos cuyo objetivo en ningún caso pasa por alcanzar la presidencia. Va más allá como cuenta a LA RAZÓN Martha Singer, doctora en Ciencias Políticas de la UNAM especializada en indigenismo: «No están buscando la presidencia, no es el objetivo. su propósito es visibilizar a la población indígena que vive en las peores condiciones. Es una oportunidad de legitimar sus causas y promover también su movimiento en zonas donde hay indígenas pero no están movilizados».
En México hay más de 15 millones de indígenas (15% de la población) y el 70% de ellos vive en la pobreza, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía Mexicano. Las circunstancias que les rodean (alta migración y falta de elementos básicos como acceso a agua, electricidad o una vivienda digna) les convierten en un sector muy vulnerable frente a las desigualdades. Un círculo vicioso en el que también tienen mucho que ver los altos índices de analfabetismo (30%), y de abandono escolar (el 54% no ha terminado la educación primaria).
Bettina Cruz es defensora de la tierra y del territorio del pueblo binni’zaa del Estado de Oaxaca. Además, es doctora en Ciencias Agrícolas y ahora también integrante de la candidatura indígena. Ella conoce mejor que nadie las dificultades que enfrenta la población originaria, especialmente en su región, el istmo de Tehuantepec, donde, como cuenta a LA RAZÓN, «cada año llegan nuevos megaproyectos que pretenden usufructuar nuestras tierras, desplazando puestos de trabajo, desplazando nuestra vida, provocando conflictos, hostigándonos, asesinándonos... Un auténtico genocidio».
No obstante, la lucha de zapatistas e indígenas no pasa sólo por combatir la desigualdad. La batalla real es contra el capitalismo, al que culpan de que se haya llegado a esta situación. «El capitalismo neoliberal es un sistema mundial que en este momento requiere de espacios, territorios y bienes para poder seguir haciendo dinero. Y el presidente Peña Nieto ha recrudecido esta situación, este sistema corrupto requiere de nuestros territorios y nuestra sangre para poder revitalizarse», asevera la candidata Bettina Cruz.
«[El presidente Peña Nieto]Ha hecho mucho por reducir la desigualdad acabando con nosotros, si ya no estamos no hay desigualdad. Nos quieren asesinar con todos esos macroproyectosíticas neoliberales», se lamenta Cruz del sistema.
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