Nuno Santos, el «enfant terrible» del socialismo luso

Desde joven, Pedro Nuno Santos, de 48 años, sueña con llegar a lo más alto de la política portuguesa. La política le llegó de forma natural. Hijo de un industrial y nieto de un zapatero, Pedro Nuno Santos llegó a poseer un Porsche 911 en su juventud, coche que terminó vendiendo por considerarlo «incompatible» con sus ideales socialistas. Aun así, el respeto por los empresarios es una constante en su discurso. La Juventud Socialista fue su trampolín. Licenciado en Economía por el Instituto Superior de Economía y Gestión, en 2015, António Costa lo nombró secretario de Estado de Asuntos Parlamentarios. Durante el primer mandato de la llamada «geringonça» (término que describe el gobierno minoritario del Partido Socialista apoyado por fuerzas a su izquierda tras las elecciones de 2015), fue el encargado de mantener el diálogo y bajo su liderazgo negociador logró aprobar cuatro presupuestos consecutivos. Esa labor le valió una promoción, pero siete años después de entrar al Gobierno, presentó su dimisión tras el escándalo por una indemnización de 500 mil euros concedida a la entonces secretaria de Estado del Tesoro para que abandonara su puesto en la administración de TAP.

Éstas fueron solo algunas de las controversias que protagonizó en aquella época. Sin embargo, su paso por el sector de los transportes también le dio una rápida notoriedad mediática. Dentro del Partido Socialista y del Gobierno, Santos se ganó la fama de «enfant terrible». No es un político discreto y nunca intentó pasar desapercibido. Su estilo directo y frontal le ha generado críticas y elogios por igual, y mantiene su imagen de político «duro».

Identificado con el ala más a la izquierda del Partido Socialista, Pedro Nuno Santos apuesta ahora por demostrar que su partido sigue siendo «la única alternativa» y que, bajo su liderazgo, un gobierno socialista será de «diálogo y estabilidad».