G-7

Obama promete reforzar el Ejército iraquí frente al EI

El G-7 no descarta ampliar el castigo a Rusia si no se implanta el acuerdo de Minsk

La canciller Merkel conversa con Barack Obama en el palacio de Elmau (Baviera) durante la cumbre del G-7
La canciller Merkel conversa con Barack Obama en el palacio de Elmau (Baviera) durante la cumbre del G-7larazon

Los dirigentes del G-7 están dispuestos a ampliar las sanciones y a tomar medidas adicionales contra Rusia si resultara necesario. Es la conclusión más importante respecto a este conflicto recogida de las palabras de la canciller Angela Merkel al cierre de la cumbre. «El levantamiento de las sanciones está vinculado al respeto de los Acuerdos de Minsk», añadió Merkel, señalando que los representantes de los países más industrializados del mundo mostraban «unanimidad» ante la cuestión rusa. Un mensaje claro de las principales potencias al líder ruso, Vladimir Putin, en un contexto de urgencia para que se cumplan los acuerdos de paz.

La política de no reconocimiento a Rusia fue confirmada por el comunicado final conjunto del G-7 y por las posteriores declaraciones del presidente de EE UU, Barack Obama. Los máximos mandatarios de Alemania, Francia, Italia, Japón, Canadá, Reino Unido y EE UU, inflexibles con Moscú, reconocieron que estaban «preocupados por la reciente intensificación de los combates» en el este de Ucrania y volvían a pedir a Rusia el cumplimiento de sus compromisos, especialmente el alto el fuego en el este del país.

Aunque Merkel no descarta una «cooperación con Rusia» para solventar otras crisis, como la de Siria e Irak, confirmó que Moscú seguiría fuera de «la comunidad de valores» del G-7 mientras continúen violándose los acuerdos firmados en Bielorrusia en febrero. A este respecto, Obama advirtió de que «la economía rusa se está debilitando seriamente», por lo que llamó a Putin a «tomar una decisión» para evitar consecuencias perjudiciales para Rusia.

El avance del terrorismo islamista en países como Irak y Siria fue otro de los temas que ocuparon la agenda de la cumbre en Alemania. El presidente de EE UU admitió «retrocesos» en la lucha contra los extremistas y prometió que Washington aumentará la «asistencia» a las fuerzas iraquíes para combatir al Estado Islámico. Una de las principales medidas, según Obama, es formar al Ejército de Irak e impedir el acceso a las armas a quienes «están dispuestos a luchar» por el EI. En la misma línea, el primer ministro británico, David Cameron, apostó por redoblar la lucha contra una ideología que definió como «venenosa».

La preocupación por este problema fue respaldada por el resto de dirigentes del G-7, que se mostraron unidos en hacer frente al yihadismo. En el último día de la cumbre, los mandatarios se reunieron con el primer ministro iraquí, Haider al Abadi. Un año después del comienzo de la ofensiva de EI, el conflicto en Irak está viviendo su etapa más dura.