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EE UU

Parecen números aleatorios, pero es un mapa a un tesoro de 60 millones de dólares que tras dos siglos no ha sido descifrado

Investigadores y aficionados han intentado resolver, sin éxito, el misterio de los llamados "documentos Beale"

Números en un papel PIXABAY

El origen del enigma se remonta a 1885, cuando se publicó un panfleto con tres mensajes en clave atribuidos a Thomas J. Beale, un comerciante de Virginia que supuestamente enterró un fabuloso botín compuesto por oro, plata y joyas valorado hoy en unos 60 millones de dólares. Antes de desaparecer sin dejar rastro, Beale confió a un posadero local, Robert Morriss, una caja con documentos relacionados con el tesoro. Décadas después, al abrirla, Morriss descubrió tres textos llenos de cifras imposibles de entender.

Uno de sus amigos trató de descifrarlos durante más de veinte años. Solo consiguió interpretar el segundo, y lo logró empleando la Declaración de Independencia como clave. Este texto explicaba con detalle la composición del tesoro, mencionando depósitos de oro y plata ocultos en Bedford County, Virginia. Sin embargo, los otros dos cifrados resultaron mucho más esquivos: el primero supuestamente indica el lugar exacto del enterramiento y el tercero, los nombres de los copropietarios. Ninguno de los dos ha podido resolverse hasta hoy.

Con el paso del tiempo, los textos cifrados se han ganado la reputación de ser el “código indescifrable de EE UU”. Su persistente resistencia a ser resuelto ha hecho que algunos vean en ellos una oportunidad única de cambiar la historia de la criptografía, mientras que otros los consideran un simple engaño literario para despertar la imaginación colectiva. Sea como fuere, lo cierto es que esos números impresos en un panfleto de 1885 siguen generando entusiasmo entre investigadores y aventureros que, generación tras generación, han dedicado incontables horas a intentar abrir la puerta al tesoro escondido.

Entre la criptografía y la leyenda

El misterio de los Beale Papers ha inspirado a generaciones de investigadores. Desde criptógrafos profesionales hasta curiosos o cazadores de tesoros, todos han intentado sin éxito completarlos. Para algunos, como el especialista británico Nick Pelling, no hay duda de que los códigos terminarán resolviéndose. Según afirma, “es probable que al menos uno de ellos pueda descifrarse con ingenio, usando la misma lógica que con la Declaración de Independencia”. Otros, sin embargo, creen que lo que nació como un método de cifrado pudo transformarse en una leyenda que alimenta mitos al estilo de los tesoros piratas.

El enigma también ha atrapado a aficionados como John Piper, un estadounidense que se topó con los cifrados durante un viaje y quedó fascinado. En 2014 aseguró haber encontrado nuevas claves interpretando los textos como un “cifrado en capas”, aunque reconoció no haber resuelto el tercero. Tal y como admiten los propios entusiastas, dedicarse a este rompecabezas puede convertirse en un desafío de por vida.

En paralelo, los especialistas advierten del riesgo de magnificar el relato más allá de los números del panfleto original. Pelling sostiene que a lo largo del tiempo se han introducido interpretaciones y añadidos que alimentan el mito en lugar de aclararlo. Sin embargo, sigue defendiendo que los cifrados son auténticos y que la verdadera pregunta no es si la historia de Beale es cien por cien cierta, sino si llegará el día en que los códigos puedan resolverse.

Mientras tanto, el misterio persiste como uno de los mayores enigmas sin respuesta en el mundo de la criptografía. Un tesoro legendario, tal vez enterrado en alguna colina de Virginia sigue esperando, si existe, a que alguien desvele las claves que durante 180 años han desconcertado a investigadores de todo el mundo.