Curiosidades

El polémico motivo por el que Dinamarca guarda 10.000 cerebros en un sótano

La salud mental, indudablemente, es tan importante como la física, y el país danés dio un paso hacia adelante de lo más controvertido

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Cerebro eléctrico, representación artística TheDigitalArtistPixabay

La salud mental, indudablemente, es tan importante como la física. Casi mil millones de personas en el mundo se vieron afectadas por trastornos mentales en 2019, cifras que ascendieron a raíz de la pandemia mundial del 2020, y los problemas que refieren a este tipo de salud serán la principal causa de discapacidad en el mundo en 2030. Los datos cada vez son más demoledores, y los distintos países tratan de invertir en prácticas para poder revertir la situación. En algunos casos, los diferentes estados son más o menos ortodoxos, aunque en otros, los casos son algo más controvertidos. Es el caso de Dinamarca, que guarda 10.000 cerebros en un sótano y su objetivo ha llevado a numerosas polémicas.

En el año 1945, la paz llegó al territorio danés tras la desastrosa y horrible Segunda Guerra Mundial, el evento global más catastrófico hasta la fecha. En aquel entonces, dos médicos tuvieron una idea algo dantesca, incomprendida y de lo más llamativa. En sus mentes, solo había una cosa: coleccionar mentes, valga la redundancia.

Ellos querían saber qué pasaría si se extrajeran los cerebros de aquellos que mueren en los hospitales psiquiátricos y se conservaran. Así, fundaron el Instituto de Patología Cerebral en Risskov. en la región de Midtjylland. Su esperanza era que los médicos venideros fueran examinándolos a la vez que la ciencia avanzaba. De este modo, un sinfín de estantes con contenedores blancos numerados, en el que en cada uno de ellos hay un cerebro humano preservado en mármol, forman la colección más grande de cerebros del mundo, guardada bajo llave en un sótano de la Universidad del Sur de Dinamarca.

Los primeros fueron extraídos en 1940. A los pacientes que iban muriendo se les extraía el cerebro durante sus respectivas autopsias. Los clínicos lo examinaban y anotaban los hallazgos de sus investigaciones, para después ser depositados en cajas durante semanas para, posteriormente, ser cortados en pedazos y puestos en una solución de formaldehído para su conservación. Casos con demencia, esquizofrenia o depresión, entre otros, componen un total de 9.479 cerebros que representan parte de la historia mental danesa.

Un debate sobre la ética de la ciencia y una colección cubierta de polémicas

Problemas económicos obligaron a detenerla en 1982 y acabó trasladándose a la ciudad danesa de Odense, lo que hizo que se conociera su existencia, tras la mudanza en 2017. Y con ello, llegaron las primeras críticas y debates acerca de la ciencia ética en Dinamarca, ya que los cerebros habían sido almacenados sin el consentimiento previo de sus dueños, pero tampoco de sus parientes cercanos, según explica BBC. Una polémica que se alargó durante años, e incluso hizo que algunos propusieran destruir la colección, un entierro masivo de todos los cerebros en un solo lugar -algo así como si se tratara de un cementerio de cerebros- o ser devueltos a sus respectivos cuerpos, es decir, que estuvieran enterrados con ellos.

“Los pacientes no eran vistos como iguales a otros daneses en ese momento. Se podía recibir tratamiento, sin decir que sí a ese en particular”, explica Jesper Vaczy Kragh, investigador principal en el Centro de Copenhague para la Investigación de la Salud en Humanidades (CoRe), a Euronews.

No obstante, no son pocos los que sí han defendido la colección. Diferentes expertos aseguran que ofrece muchas ventajas a los investigadores, así como puede dar información y muestras de casos de diferentes grupos demográficos, estudiar los efectos del tratamiento psiquiátrico moderno o comprobar la evolución de los propios trastornos. El Consejo de Ética de Dinamarca, por su parte, afirmó que era “éticamente aceptable” que se usaran para investigación científica, mientras que la Universidad del Sur de Dinamarca está trabajando para digitalizar esos registros para mejorar su acceso al público.